Se trata del director con más “haters” por metro cuadrado de
México. Mismamente, esta “24 cuadros de terror” es un ejemplo de ello, a poco
que se navegue por Internet. La película
está rodada con algo parecido al 16 mm. (incluso puede que sea vídeo
falseado, no lo se), pero está rodada con total descuido, prácticamente en
interiores, con tres o cuatro actores y es de factura totalmente amateur. Logra
estrenarse en cines –recordemos que González es uno de los abanderados del
“Vídeo Home”- y solo esto es motivo para que el público se le eche encima, diciendo
que la película es un fraude y que seguro que se ha estrenado para ocultar,
váyase usted a saber que trapos sucios.
A lo que González responde rodando más películas. Todas una
fulaña, claro… pero aún así, el tipo no se da cuenta: “No por ser “Vídeo Home”,
hay que rodarlas de mala manera” dijo en una entrevista. A mí, lógicamente, me
fascina. ¿Qué es lo que pasa? Lo de siempre. Que mola mucho el individuo, el
concepto, las maneras… pero luego enfrentarse a sus películas es una ardua
taréa. Y aunque con González he tenido tragaderas digeribles, esta película, a
priori la que más atractiva pinta de su filmografía reciente, me ha costado
horrores verla entera.
La idea inicial es buena hasta para una película mainstream:
Un asesino en serie, filma sus asesinatos de manera
estética, y acumula las cintas. Un buen día contrata a una montadora de
cortometrajes –cuyo novio es director de cortos de terror ¡y la maltrata!- que
tras la oferta de este individuo, cree que va a montar un largometraje, así que
accede a este trabajo de buena gana. Pronto, al empezar a montar, se dará
cuenta de que lo que está montando es una película snuff, y cuando intenta
escapar, ya es demasiado tarde, porque el asesino quiere acabar su película y
para ello, ella es imprescindible.
No está mal el argumento. Solo que González es muy manazas,
la película muy pobre, y los actores malísimos, por lo que al final es todo un puto coñazo, aburrimiento
y desdén por los cuatro costados. Lo que es una autentica pena.
No obstante, hay que decir, que si Christian González tiene
sus detractores, también tiene
apasionados fans (Tarantino, como he dicho antes, entre ellos) y estos le
defienden, ciegamente y con mucha estupidez por su parte, llegando a decir que
esta peliculilla, este pequeño ñordo, tiene momentos de gran cine a los
Carpenter, a lo Argento, a lo Miike… vamos a la creme de la creme. Vamos, a mi
me parece bien que este señor te caiga bien, que te haga gracia ver sus
películas e incluso que te gusten por los motivos que sean, pero cojones, no me
compares esto que puede hacer cualquier retrasado con su cámara de vídeo, con
ninguno de esos. Y mira que Miike no me mola, y que hasta Argento o Carpenter
han rodado sus mierdas… pero endiosar así de esa manera, tampoco es. ¡Puto
México chingón!
Mala hasta decir basta, no obstante la recomiendo como
curiosidad, porque yo se que entre nuestros lectores hay carniceros, obreros de
la construcción y hasta algún que otro coleccionista, y ese es el público de González.
Mucho mejor –no mucho- estaba “Cabezas Rapadas”.