miércoles, 10 de septiembre de 2014

24 CUADROS DE TERROR

En “Malas pero divertidas”, ya hablé sobre Christian González, director de esto, en la reseña de la crudísima “La mataviejitas: Asesina serial”. Un director que me cae bien, que arremete (como casi cualquier director de género) contra las escuelas de cine, y que diciendo Tarantino (¡Como no!) que González es una de sus influencias, este responde cagándose en él, y en Robert Rodríguez. Dice que cuando ve “Machete” y se echa a reír, y que sus películas si son crudas, y no las de estos dos gringos cuyos fans son pijos de buena familia. Al respecto, dice, también, que sus seguidores son carniceros, obreros de la construcción y algún que otro coleccionista. Gente dura, y no como los fans de Tarantino. Ole sus cojones.
Se trata del director con más “haters” por metro cuadrado de México. Mismamente, esta “24 cuadros de terror” es un ejemplo de ello, a poco que se navegue por Internet. La película  está rodada con algo parecido al 16 mm. (incluso puede que sea vídeo falseado, no lo se), pero está rodada con total descuido, prácticamente en interiores, con tres o cuatro actores y es de factura totalmente amateur. Logra estrenarse en cines –recordemos que González es uno de los abanderados del “Vídeo Home”- y solo esto es motivo para que el público se le eche encima, diciendo que la película es un fraude y que seguro que se ha estrenado para ocultar, váyase usted a saber que trapos sucios.
A lo que González responde rodando más películas. Todas una fulaña, claro… pero aún así, el tipo no se da cuenta: “No por ser “Vídeo Home”, hay que rodarlas de mala manera” dijo en una entrevista. A mí, lógicamente, me fascina. ¿Qué es lo que pasa? Lo de siempre. Que mola mucho el individuo, el concepto, las maneras… pero luego enfrentarse a sus películas es una ardua taréa. Y aunque con González he tenido tragaderas digeribles, esta película, a priori la que más atractiva pinta de su filmografía reciente, me ha costado horrores verla entera.
La idea inicial es buena hasta para una película mainstream:
Un asesino en serie, filma sus asesinatos de manera estética, y acumula las cintas. Un buen día contrata a una montadora de cortometrajes –cuyo novio es director de cortos de terror ¡y la maltrata!- que tras la oferta de este individuo, cree que va a montar un largometraje, así que accede a este trabajo de buena gana. Pronto, al empezar a montar, se dará cuenta de que lo que está montando es una película snuff, y cuando intenta escapar, ya es demasiado tarde, porque el asesino quiere acabar su película y para ello, ella es imprescindible.
No está mal el argumento. Solo que González es muy manazas, la película muy pobre, y los actores malísimos, por lo que  al final es todo un puto coñazo, aburrimiento y desdén por los cuatro costados. Lo que es una autentica pena.
No obstante, hay que decir, que si Christian González tiene sus detractores,  también tiene apasionados fans (Tarantino, como he dicho antes, entre ellos) y estos le defienden, ciegamente y con mucha estupidez por su parte, llegando a decir que esta peliculilla, este pequeño ñordo, tiene momentos de gran cine a los Carpenter, a lo Argento, a lo Miike… vamos a la creme de la creme. Vamos, a mi me parece bien que este señor te caiga bien, que te haga gracia ver sus películas e incluso que te gusten por los motivos que sean, pero cojones, no me compares esto que puede hacer cualquier retrasado con su cámara de vídeo, con ninguno de esos. Y mira que Miike no me mola, y que hasta Argento o Carpenter han rodado sus mierdas… pero endiosar así de esa manera, tampoco es. ¡Puto México chingón!
Mala hasta decir basta, no obstante la recomiendo como curiosidad, porque yo se que entre nuestros lectores hay carniceros, obreros de la construcción y hasta algún que otro coleccionista, y ese es el público de González.
Mucho mejor –no mucho- estaba “Cabezas Rapadas”.