Absoluta y descarada “Exploitation” de “Expediente Warren”
realizada por dos veinteañeros, Aaron y Austin Keeling, que han causado
sensación en festivales de esos dónde treintentones y cuarentones cornudos por
un lado, vírgenes por otro, se congregan para flipar con el cine de terror y
calibrarlo sin más criterio que el tratarse de una película de terror.
Pues bien, estos dos muchachitos lo que hacen es servirnos
con muy buen sentido de la estética todos los clichés de las películas de casas
encantadas de las últimas décadas, y no
aportar ni un ápice de originalidad al género, ni nada que no hayamos visto con
anterioridad en otras películas. Sin embargo, si que saben filmar terror en
cuanto a que creando atmósfera, lo hacen bastante bien. Así que, sí, “The House
on Pine Street” tiene momentos del todo inquietantes y bien mamados de James Wan, con el aliciente de que todas estas escenas de terror suceden en esa casa
de día –si bien, se sirven de las sombras y las texturas oscuras para crear el
terror-. ¿Y eso es bueno? En cierto modo. Porque, verdaderamente, si por diez o
doce minutos que pasamos en tensión tenemos que tragarnos hora y media de
coñazo absoluto y tedioso aburrimiento, el conjunto de la película se resiente
convirtiéndose en una puta mierda. Y es que si quitamos esos momentos
inquietantes, el resto es un aburrido telefilme de sobremesa con muy poquito
que ofrecernos. Y además, dura dos eternas horas. Así pues ¿De qué me sirve a
mí un par de buenos momentos, si en su conjunto, no hay un dios que aguante la
película entera? Por lo que tenemos aquí, un mal plagio del “Expediente
Warren”.
Es como si hubiéramos vista esta película cien veces.
Sin embargo, son veinteañeros los directores. Si siguen en
esa linea, quizás en algún momento hagan algo potable, de momento, que se sigan
aplicando.
Aparte de unos pocos cortos, este sería el segundo
largometraje de los hermanos Keeling, quienes debutaron en la dirección en
2009, con un largometraje titulado “I.Q”.
Sinceramente, no creo que se vayan a convertir en algo
destacable dentro del cine de terror barato y festivalero.