viernes, 5 de mayo de 2017

THE HOUSE ON PINE STREET

Para que pase los últimos días de su embarazo  tranquilamente, con su marido y su madre pendientes de ella, una moza se traslada a vivir a una casa muy bonita perteneciente a un viejo amigo de su esposo, sita en una urbanización residencial. Lo que pasa es que cuando esta muchacha se queda sola, experimenta fenómenos paranormales. Como estos se suceden solo cuando ella está sola, su madre y su marido piensan que son delirios consecuencia del embarazo. Pero no, queridos amigos; resulta que la casa está encantada. Y hasta tiene que ir un médium…
Absoluta y descarada “Exploitation” de “Expediente Warren” realizada por dos veinteañeros, Aaron y Austin Keeling, que han causado sensación en festivales de esos dónde treintentones y cuarentones cornudos por un lado, vírgenes por otro, se congregan para flipar con el cine de terror y calibrarlo sin más criterio que el tratarse de una película de terror.
Pues bien, estos dos muchachitos lo que hacen es servirnos con muy buen sentido de la estética todos los clichés de las películas de casas encantadas de las últimas décadas, y  no aportar ni un ápice de originalidad al género, ni nada que no hayamos visto con anterioridad en otras películas. Sin embargo, si que saben filmar terror en cuanto a que creando atmósfera, lo hacen bastante bien. Así que, sí, “The House on Pine Street” tiene momentos del todo inquietantes y bien mamados de James Wan, con el aliciente de que todas estas escenas de terror suceden en esa casa de día –si bien, se sirven de las sombras y las texturas oscuras para crear el terror-. ¿Y eso es bueno? En cierto modo. Porque, verdaderamente, si por diez o doce minutos que pasamos en tensión tenemos que tragarnos hora y media de coñazo absoluto y tedioso aburrimiento, el conjunto de la película se resiente convirtiéndose en una puta mierda. Y es que si quitamos esos momentos inquietantes, el resto es un aburrido telefilme de sobremesa con muy poquito que ofrecernos. Y además, dura dos eternas horas. Así pues ¿De qué me sirve a mí un par de buenos momentos, si en su conjunto, no hay un dios que aguante la película entera? Por lo que tenemos aquí, un mal plagio del “Expediente Warren”.
Es como si hubiéramos vista esta película cien veces.
Sin embargo, son veinteañeros los directores. Si siguen en esa linea, quizás en algún momento hagan algo potable, de momento, que se sigan aplicando.
Aparte de unos pocos cortos, este sería el segundo largometraje de los hermanos Keeling, quienes debutaron en la dirección en 2009, con un largometraje titulado “I.Q”.
Sinceramente, no creo que se vayan a convertir en algo destacable dentro del cine de terror barato y festivalero.