En plena fiebre con la serie, Canal Nou cierra en 2013 y
deja a los espectadores Valencianos sin poder ver el final de la serie que ya
solo se podría visionar si uno compraba la última temporada de la serie en DVD.
Un éxito absoluto que sin embargo, y como es lógico, fuera
de la comunidad Valenciana, nadie sabía nada de la mentada serie televisiva.
Sin embargo, el público, tres años después de la cancelación
de la serie, seguía parando al elenco de actores por la calle, y diciéndoles lo
mucho que echaban de menos la serie. Pero la serie ya no podía volver sin una
televisión autonómica a la que acogerse. Así pues, Santiago Fumarola, director
de la misma, planeó una película para cine con el fin de que su creación no
cayera en el olvido. Entre subvenciones estatales y demás, consiguió un
presupuesto de un millón y medio de Euros.
Y así se da pie a una de las películas más raras del cine
Español de los últimos años. Porque para que se hagan una idea; la serie
“L’Alquería Blanca” era una serie al estilo de “Amar en tiempos
revueltos”, uno de esos folletines de al
medio día, que enganchan a señoras de más de 50 años de edad y ancianos, un
drama de época donde en cada episodio se muestra una intriga ligera a
resolverse en próximos capítulos, o que no llega ni ha resolverse.
Bien, pues el resultado de la película que adapta estas
premisas, cambia el tono y las maneras de la serie hasta tal punto, que le da
la vuelta a esta como a un calcetín. Amparandose en el hecho de que se trata de
una precuela de la serie, este “Benidorm Mon Amour” es una “Sex Comedy” linea
“Screwball” a la española, mucho más deudora de “Porky’s” – y quizás sin
intención de deberle nada a la película de Bob Clark- que de cualquiera de esas
rancias series, incluida la propia “L’Alquería Blanca”.
Para ello, y sin salirnos de los años 60, se traslada la
acción a los tiempos mozos de unos cuantos de los protagonistas de la serie,
haciendo que, durante el permiso de uno de ellos, que está haciendo la mili,
estos le recojan a las afueras de Alquería Blanca, para llevárselo a Benidorm
con el fin de que este eche un polvote con alguna guiri que veranee por
allí. De hecho, conocen a un grupo de
desinhibidas Francesas, y comienza la juerga, el despelote y el despiporre. Un
arsenal de chistes zafios, pedos y cagaleras se apoderan de una película que no
va a ninguna parte, a la que se le enreda el argumento más de la cuenta cuando
introducen algún chiste al estilo “Spoof” – como la película está subtitulada
al castellano porque está rodada en Valenciano, uno de los protagonistas que
solo habla Castellano, rompe la cuarta pared, agarrando con las manos los
subtítulos y leyendolos-, o cuando introducen una subtrama con un intercambio
de petates por parte del militar y un atracador de bancos, que les costará una
investigación policial por parte de dos ineptos agentes.
Mala, zafia, estúpida y con unos actores espantosos, me
imagino la cara del matrimonio seguidor
de la serie que se acercara al cine a ver algo de la serie, y se encontrara con
esta comedia desmadrada, sexista y escatológica.
Pero no se debió dar el caso porque con veintitantas salas
en las que se exhibió en la comunidad Valenciana, y otras dieciséis en el resto
de España –dónde no tenía ningún sentido su estreno-, el fin de semana de
apertura solo logró recaudar cerca de 3000.000 Euros.
Haberlos haylos, y bien descarados, pero desconozco si esta
película se benefició de alguno de los chanchullos habituales del cine español,
tales como la propia compra de lo calidades por parte de la misma productora
con el fin de llegar al mínimo de la cuota de pantalla, pero al final de su
vida comercial en cines, la película solo obtuvo 31.000 espectadores -me parecen muchos para la risión de dinero
que recaudó en su estreno- y unos
ingresos de casi 71.000 Euros. Así que ya me contarán, que negocio es este para
una película de cerca de un millón de Euros, según fuentes de Internet.
No obstante el fracaso era cantado, no solo por el cambio
general de tono de lo que era la serie y lo que es la película, sino porque,
hoy por hoy, lo que el público puede ver gratis en la tele sin desplazarse de
su domicilio, no es de su interés a la hora de salir a casa e ir al cine. Y menos
en un producto de estas características. Eso si, el público español no va al
cine, pero da su opinión en todo momento. España amigos. Cuanto la amo.
Al margen de todo esto, Santiago Pumarola, ha conseguido una
de las películas más bizarras y marcianas del cine Español, por un lado, porque
“Benidorm Mon Amour” es una buena muestra de cinematografía regional –en este
caso la Valenciana, como lo es, por ejemplo, “Amanece como puedas”- y por otro
lado, una “Secrewball Comedy” de nueva hornada, con todos los clichés y tópicos
inherentes al subgénero, y sin embargo, estoy convencido de que en ningún
momento los responsables tenían previsto hacer una comedia de esas
características. Y eso es muy grande.
De hecho, ni 10 minutos de película hacen falta para ver en
ella, que el que está de permiso de la mili se viene tirando pedos porque hace
días que no caga, y los colegas se lo llevan de juerga a Benidorm, a que se
tire a una extranjera. Casi parede un remedo de algunas de las secuelas de
“Polo de limón”.
Por lo demás, la ambientación en los sesenta es bastante
austera, el diseño de producción de lo más pobretón, el ritmo, con la facilidad
que viene se va y Benirdorm y la playa no se ve más que de lejos. Pero mola un
montón que exista una cosa de estas.
El director, Pumarola, se dedica habitualmente a la
televisión, y su única película además de esta, data de 1998 y se titula “Mi
día de suerte”. Y ahí va otra
marcianada; resulta que la película es Portorriqueña y, lógicamente, tan solo
se estrenó en Puertorico. Vamos que una carrera cinematográfica de lo más
extraña la de este Pumarola.