Aunque dudo ciertamente que los artífices de esto tengan
siquiera referencias italianas a las que imitar. Por otro lado, aquellos
plagios italianos buscaban engañar al espectador ingenuo y europeo, y un tanto desinformado, aquél
espectador que posiblemente fuera a ver el plagio italiano pensando que era el
original.
Ahora los tiempos han cambiado, el espectador sigue siendo
tonto, pero tiene más mala leche, y un vulgar exploit del éxito de turno ya no
cuela. Ahora lo que consigue que cierto exploit se venda, es el hecho de que es
un expolio descarado de un film de éxito, y su público, fandom postmoderno
dispuesto a zamparse el mayor truño porque en sus círculos eso es “Cool”. El
mismo público que endiosó en su momento “Troll 2” y que luego cuando se cansó
lo condenó al ostracismo.
Justo en ese tipo de exploit se haya “Clowntergeist”. Y su
condición de película jeta y cara dura
es el principal atractivo de cara a la galería.
“Clowntergeist” aparece en vídeo y plataformas digitales
justo la misma semana en que se estrena mundialmente en cines el remake de
“It”. Pero para rizar el rizo —consecuencia de las descabelladas propuestas de,
por ejemplo, “Sharknado”— además de ofrecernos en su poster un estupendo payaso
malo, se aprovecha también de otra franquicia con payasos en su haber como es la de
“Poltergeist”, teniendo en cuenta que recientemente Tobe Hooper ha fallecido.
Doble dosis de cara dura. El público fandom, con la fiebre de la adaptación de
Stephen King, se percata de esta nueva serie B direct-to-video, y ya que está
la compra. Negocio asegurado.
Y por supuesto, para no perder la tradición, el poster
chanante engaña vilmente al personal, porque luego el payaso que aparece en la
película no tiene nada que ver con el del poster; es un señor disfrazado de
payaso y ya está, más cercano al payaso de “Gacy” que al de “It”. Pero da lo
mismo, porque la película es guay también por esto. Y así.
Dispuesto a a enfrentarme a este pedazo de bodrio, comienzo
a verla, y la cara dura se hace patente desde el primer minuto, dónde vemos
que, al igual que en “It”, los globitos rojos hacen acto de presencia y se
prodigan como los grandes protagonistas de la cinta, si bien, ese es el único
punto en común que “Clowntergeist” pueda tener con “It”. Tampoco se parece en
nada a “Poltergeist”. A lo que voy es que el engaño esta tan solo en la forma
de venderla, porque luego la película tiene vida independiente, me refiero a que
es un film que no mama en absoluto de los dos de los que en su promo se
aprovecha.
E incluso, no es tan, tan malo como cabía esperar, es malo sin más.
Cuenta la historia de un par de chavalitas que hacen su vida
en un pueblucho cualquiera de la América profunda. Una de ellas tiene terror a
los payasos. Así que vemos el día a día de estas chicas en sus trabajos, sus
amigos, cuando un buen día, un payaso demoníaco hace acto de presencia en sus
vidas y les hará la vida imposible. Empieza así un festival de sillas que se
mueven, algo de gore, y un payaso del infierno que deglute carne humana. Luego
ya el tedio hace el resto.
Sin más, un producto que nace y muere en sus intenciones
mercantiles. No tan pestilente como pensaba.
Claro, eso es porque el director, un cortometrajista en
ciernes con aspiraciones a ganarse la vida haciendo cine, está hambriento, y en
esta, su primer película, pone toda la carne en el asador, poniendo algo de
ritmo y dignidad a un producto que se le encarga con malsanas intenciones.
Por ponerle algo, decir que me han gustado mucho las dos
actrices protagonistas, lejos de ser los bellezones característicos de este
tipo de películas, son dos “vecinitas de al lado” que hacen sus
interpretaciones lo mejor que pueden, y no lo hacen nada mal. Ellas son Britany
Belland y Monica Baker, forjadas ambas en el mundo del cortometraje de terror
independiente y la serie Z del nuevo milenio, siendo este su trabajo más
destacado.
Ver y olvidar.