Al año siguiente, y aprovechando el tironcillo tan cacareado
entre el fandom especializado del lanzamiento de la séptima película de Chucky
con “The curse of Chucky”, los responsables del engendro se adelantan en el
tiempo y lanzan la secuela de “Robert the Doll”, “The curse of Chucky”, que
todavía no he tenido la desgracia de ver.
Y en este 2017, se lanza una nueva secuela de las andanzas
del muñeco Robert titulada originariamente “The Toymaker”, más conocida en los
USA con el título de “Robert and The Toymaker”.
“The Toymaker” es una película que se ha ganado mis
simpatías por lo loco de su propuesta —aunque luego el resultado de esta no
funcione al 100%— y es que plagia y combina, sin ningún tipo de vergüenza,
elementos de películas tan dispares que uno se pregunta si de verdad estos
tipos son estúpidos, o si se creen que el espectador es subnormal profundo.
Y es que ¿Se acuerdan ustedes de los 15 minutos iniciales de
“Malditos Bastardos” de Tarantino en los
que unos granjeros esconden a un fugitivo del régimen nazi, y estos son
interrogados por un oficial que acaba descubriéndolos y matándolos, a la vez
que la hija de estos logra huir campo a través? Pues esa escena, tal cual, está
rehecha en este “The Toy Maker”. Cambian algunos diálogos, la ambientación está
resuelta como el culo, pero es la misma escena se mire por dónde se mire. Así
arranca la película, como “Malditos Bastardos”. Por otro lado, la chica huye,
pero le alcanza una bala, por lo que con mucha dificultad llega hasta el hogar
de un fabricante de juguetes, y le da al
anciano un libro que andan buscando los nazis. El contenido de este libro sirve
para que este juguetero pueda dar vida a sus muñecos, por lo que da la vida al
mentado Robert. Como en “Puppet Master”. Que curioso. Resulta que a la vez se
ha lanzado la última película de la Full Moon, nada menos que “Puppet Master
XI: Axis Termination”, la tercera entrega de la “Axi’s Trilogy”, la trilogía
ambientada en la alemania nazi con las marionetitas siendo las heroínas de la
función. Qué casualidad. Para más inri la frase promocional de “The Toymaker”
reza “Theres a new Puppet Master in town” (Hay un nuevo Puppet Master en la
ciudad), por lo que no esconden en ningún momento sus referencias.
Y para que no nos olvidemos del origen de esta franquicia
exploit, este juguetero también da vida a un muñequito con forma de payaso (que
los payasos están de moda tras la nueva adaptación de “It”), y a una muñeca
pepona que se llama… ¡Isabelle! Con lo cual tenemos una película que explota
intencionadamente películas como “Anabelle”. “Pupper Master”, “It” y “Malditos
Bastardos”. Y la película es consciente de que lo bueno que tiene es ser
precisamente esa amalgama estúpida de referencias plagiadas; ser una “Asylada”
para un público tonto que disfruta de estas imposibles mezclas.
Por otro lado sabe que su condición de serie B es lo que le
va a hacer vender DVDs, por eso, el personaje del juguetero, es un anciano
interpretado por un actor joven. Quizás con miras a hacer precuelas en las que
este personaje aparezca de joven (¡como André Toulong en Puppet Master!) se usa
un máquillaje y unas prótesis dignas de una peli amateur, solucionados a base
de una calva de mierda y algodón para hacer el pelo blanco del anciano. Un
cantazo. Pero la peli es de serie B, y con la nueva tecnología a disposición de
cualquiera hoy en día, resulta que esta tiene una fotografía excelente y digna
de una producción mainstream. Quizás la única forma de hacerla parecer de serie
B es forzando el maquillaje para que este parezca más cutre de lo podría llegar
a ser. Porque tengan en cuenta que es una peli muy, muy barata en la que,
prácticamente, los protagonistas de dedican a hablar todo el tiempo. Corre el
riesgo de parecer una película indie al uso. ¿Cómo lo solucionamos? Con un
maquillaje de mierda. Asi no cabe duda.
Y aunque al final es aburrida, me resulta curiosa,
simpática, y he de reconocer que los momentos que mejor funcionan son lo que se
está copiando de Tarantino. Mucho mejor que “Robert the Doll”.
Los responsables de esta cinta y de otras de similar índole
como “Kill Kane” (Plagio de “Kill Bill” ) “The Amityville Asylum” o “Poltegeist Activity” —manda cojones— son la
gente de North Bank Entertainment, productora capitaneada por el director
Andrew Jones, director al que le ha ido muy bien en el mercado del vídeo
produciendo y realizando este tipo de películas y al que ya muchos señalan como
el sucesor de Charles Band.
Jones, es un tipo vivaracho, fan de la Full Moon que no duda
en reconocer una obsesión enfermiza por la saga “Puppet Master” con la que se
ha criado. Quiso con esta tercera película del muñeco Robert, hacer su propia
“Venganza de los muñecos”. ¿No les resulta entrañable? A mí si. Y esas
declaraciones son los que me hacen contradecirme un poco con lo dicho al
respecto más arriba sobre la autoconsciencia de esta película. Un tipo que se
declara fan de “Puppet Master” y de Charles Band, no deja de ser un ingenuo. ¿O
tal vez un oportunista? Ya veremos.