"Memorias del ángel caído" es una producción española del año 1997 adscrita al terror. Tuvo la suerte de aparecer justo cuando el fantástico volvía a ganar adeptos en la cinematografía patria. Y tuvo la mala suerte de aparecer justo cuando el fantástico volvía a ganar adeptos en la cinematografía patria. ¿Por qué? porque la clase de películas de terror y aledaños que triunfaron en España entre principios y mediados de los 90 se acoplaban en general al irritante tonito propio del momento y que consistía en tomárselo todo a cachondeo. Fíjense cuál era la tendencia reinante: "Acción Mutante", "La lengua asesina", "El día de la bestia" o "Supernova". Todas ellas, en esencia, comedias. Tenían el humor como principal defensa ante el temor de afrontar la materia de forma seria y sin chascarrillos. Sin auto-guasa. Por eso mismo "Memorias del ángel caído" fue un rara avis.
El día que le comenté a una "hipster" de la época lo potable que me parecía, se escandalizó, alegando que para ella y los suyos aquello solo podía gozarse como blanco del pitorreo. Parecía que estuviese mal visto disfrutar del terror sin recurrir a la risa. Ayer noche volví a ver el film para asegurarme de mis impresiones y opino que con los años incluso ha ganado puntos, ha mantenido intacta una personalidad, una refrescante diferencia con respecto a la corriente reinante de cuando fue concebido. Y, si lo comparamos a lo que se factura hoy, también se agradece que sea tan española toda ella y no intente con demasiada insistencia parecerse a los productos llegados desde los USA, que no es algo que me parezca mal, desde luego, pero mantener la "esencia cultural" también mola un rato -si se hace bien-.
Después de presenciar un supuesto milagro, los curas de una iglesia ven cómo alguien comienza a atentar contra sus feligreses. Además, todos sufren extrañas alucinaciones. Uno de ellos, en plena crisis de fe, decidirá investigar el probable origen del entuerto llevándose la sorpresa de su vida.
No puedo decir que "Memorias del ángel caído" sea una película absolutamente perfecta. Y que todo en ella funcione como un reloj. Pero los pocos momentos tambaleantes se ven compensados por una atmósfera tenebrosa, unos personajes -los curas y el policía- interesantes y algunas ideas logradas, incluso medianamente inquietantes, destacando los momentos de muerte e histeria en la iglesia o la visita a unas ruinas repletas de yonquis. También resulta destacable la subtrama del supuesto milagro y su desenlace.
Probablemente, el "secreto" de que la peli pueda mantener la dignidad bien alta 20 años después, consiste en haber contado con grandes actores experimentados en lugar de niñatos sin capacidad de vocalizar, a saber: Santiago Ramos un poco "Robocop" pero bien. José Luis López Vázquez inmortal. Estupendos Emilio Guitérrez Caba y Héctor Alterio. Un Juan Echanove a la altura. Y no olvidemos al entrañable Luis Pérezaguas. Por ahí ronda Tristán Ulloa, pero dura poco y no molesta.
Eso, y el evitar en todo momento las maneras de un producto de espíritu juvenil y -uuughh!!!!- canalla como se estilaba en 1997, han contribuido largamente a que "Memorias del ángel caído" sea agradecidamente sobria y reivindicable a día de hoy.