Lo que pasa es que, claro, este vehículo para Teresa Rabal es pura droga nostálgica destinada a aquellos que, como yo, superen los cuarenta (y los cuarenta y cinco, ya puestos). Por eso los cuelo aquí, y porque me parece super entrañable el último fotocromo, que incluye a una especie de versión pirata de "Pablo Picapiedra" combinado con "Tarzán".
Disfruten.