Pero al margen de lo que me pueda parecer a mí, Kiss es un
grupo de rock mítico que a finales de los años 70 eran tan famosos que las
masas se inclinaban a sus pies. Es por ello, que en la cúspide de su fama, a
sus promotores, viendo que en el mundo de la música habían tocado techo, se les
ocurrió venderles como producto. Comenzó a aparecer a la venta toda suerte de
merchadising, juguetes y desvaríos varios con la imagen de los componentes de
la banda. Incluso, llegaron a ser los
protagonistas de un cómic de Marvel que se vendió estupendamente, batieron
records de ventas, por lo que los amantes de los súper héroes tenían un nuevo
tebeo que añadir a su colección.
El siguiente paso natural era el cine, así que Kiss
protagonizaron una de las películas más marcianas que existen, “Kiss meets the
Phanton of the park”, film considerado como uno de los peores de la
historia y que los propios componentes
de la banda odian porque les hace parecer retrasados mentales. De hecho, hasta
hace poco que la edad les hacer ver la película con cierta nostalgia, nadie de
su equipo podía nombrar la película en presencia de sus miembros y renegaban de
ella absolutamente, amén de que los problemas entre la producción y la banda
fueron continuos durante el rodaje. De hecho, Ace Frehley, poco contento con el
trabajo que se estaba realizando, incluso llegó a abandonar la filmación, cosa
esta que no importó porque fue sustituido, ipsofacto, por un doble. Lo que pasa
es que el doble de este ¡era negro! Detalle este que, por otro lado, no es
disimulado en la película en los momentos en los que aparece.
Un parque de atracciones en plena crisis, cuenta con una
atracción cuyos animatronics resultan de lo más reales. Lo que sucede es que el
responsable de la misma, una especie de científico loco, se dedica a secuestrar
personas y convertirlas en robots. Justo en ese momento el parque de
atracciones a contratado a los Kiss para que actúen en su escenario, por lo que
montan el primero de sus conciertos y en él harán alarde de ¡¡Sus poderes
mágicos!! Estos son poderes hipnóticos,
lanzar rayos por los ojos, hacer levitar las cosas, escupir fuego… y todo lo
que se te ocurra.
Sin embargo, este científico loco secuestrará a los
Kiss y los sustituirá por cuatro clones
robotizados que suplantarán la identidad de estos en los conciertos, por lo que
los verdaderos Kiss tendrán que ingeniárselas para escapar y, con sus poderes,
reducir las intenciones de este maldito científico loco en el parque de
atracciones.
Como ven, una de las historias más bizarras que se podían contar
con los Kiss de por medio.
La película en realidad es un telefilm para la NBC que
produjo el estudio de animación de Hanna-Barbera, en lo que sería una de sus
pocas inclusiones en la imagen real.
“Kiss meets the Phanton of the park” fue el hazmerreír del
personal al día siguiente de la emisión y los fans de Kiss se cagaron en la
puta madre que parió a quién se le hubiera ocurrido tal locura, sin embargo, y
como pasa con todas las malas películas, el tiempo le ha otorgado un estatus y
a día de hoy es una película de culto para los fans de Kiss y uno de sus
productos más queridos. Y es que, efectivamente, al tratarse de un producto de
Hanna-Barbera, la cosa parecía más bien un episodio de Scooby Doo, cosa que no
deja de ser paradójica, si tenemos en cuenta que posteriormente, en el mundo de
la animación, Kiss, han compartido fotogramas con el bueno de Scooby en “Scooby
Doo y Kiss: el misterio del Rock and Roll”, direct to vídeo del año 2015 que ya
es todo un anacronismo.
La película, efectivamente es mala a rabiar, inconexa y
ridícula, pero ver como los Kiss ofrecen una interpretación totalmente autista
—y eso que recibieron cursillos intensivos de actuación— y verles escupir fuego
y todas esas zarandajas, mientras tocan varias
de sus canciones en un escenario o en medio del parque de atracciones,
verdaderamente merecen la pena. Yo no creo que llegue a ser una película “Mala
pero divertida”, aunque tiene escenas
antológicas, sin embargo, si me parece un film curioso que merece la pena ser
visto para saciar la curiosidad. Y es una pena porque aunque arranca muy bien y
todo apunta a que efectivamente va a ser un descojone, a mitad de metraje va
perdiendo fuelle hasta el punto de que resoplamos un par de veces porque no se
acaba. Por suerte, en la recta final, los poderes mágicos de las estrellas de
rock devolverán el interés a la película.
El director elegido para capitanear esta orgía de retraso
mental fue Gordon Hessler, director proveniente de la serie B de terror
británica que firmó títulos tan populares como “Los asesinatos de la calle
Morgue” o “Exterminador IV”, falsa secuela de “El Exterminador” que se tituló
así solamente porque estaba
protagonizada por Robert Ginty y que, directa a vídeo, se estrenó antes que
“Exterminador III”, que tampoco era una secuela oficial. Para mear y no echar
gota.