“Tamaño natural” es la película que salvó a Luis García
Berlanga del ostracismo tras el descalabro artístico y económico de sus dos
anteriores películas, “La Boutique” y “¡Vivan los novios!”. Llevaba cuatro años
sin rodar, y se presentó el productor Christian Ferry dándole la oportunidad de
hacer una película para explotar en el mercado internacional y, en concreto, en
el mercado europeo, por lo que proporcionó a Berlanga, que estaba acostumbrado
a trabajar en condiciones más precarias, todo un despliegue de medios para que
rodase una película que, en su condición de película francesa, tuviera la mayor libertad posible. Así, y con
la ayuda del imprescindible Rafael Azcona al guion, Berlanga concibe la que por
un lado es su película más extraña, fascinante, siniestra e inquietante, y por
otro, la menos berlanguiana. Incluso, y quizás solo sea por el europeismo que
destila toda ella, diría que parece una película de Marco Ferreri. Digamos que
se salta la estructura habitual de planos secuencia y muchos actores en cuadro
hablando a la vez hasta la recta final de la película y, paradójicamente, esta
funciona a las mil perfecciones como el drama bizarro y loco que es, justo
hasta que llegan las pinceladas cómico-esperpénticas a la Berlanga en su último
tramo. Vamos que es mejor cuanto menos berlangiana es. Con todo, se trata de
una película rara, misteriosa y desperada, que califico como una de las mejores
de su filmografía —el propio Berlanga así lo creía también— incluso por encima
de alguno de sus clásicos incontestables.
Cuenta la historia de un dentista de destacada posición
social que hastiado de una vida sexual junto a su mujer, que incluso le
consiente que tenga ciertas aventurillas, se compra una muñeca hinchable. Con
el uso de esta y, al comprobar que no habla, no se queja y no molesta, acaba
enamorándose de ella. No solo este queda encoñado de la muñecaja, sino que su
familia acaba aceptando a la muñeca como a su novia. Pero, a posteriori, del
uso, acaba cogiendo manía a esta, lo que acarreará funestas consecuencias para
ella.
Rara y surrealista, tiene la capacidad de incomodar al
espectador, de producirle desasosiego y al mismo tiempo fascinarle ya que, no
solo nunca llegamos a aprobar esa relación, sino que la condenamos y se nos
antoja antipática, el dentista nos resulta aún más antipático y casi sentimos
lástima de la esposa de este, pero queremos seguir sabiendo que pasa con la
muñeca y deseando que continúe la irracionalidad del dentista; se casa con
ella, pero al igual que algunas de sus amistades, queremos verles tener hijos, y
en última instancia, porque, como el personaje, el espectador también coge
manía a la muñeca, queremos que por fin la mate y se deshaga de ella.
En definitiva, una extraña película de lo más interesante.
En el momento de su estreno la película pasó sin pena ni
gloria en España, y quizás para estar Franco aún vivo, no se trataba de una
película muy oportuna. En Europa si funcionó bien. Aquí, 452.000 espectadores
la situaban en la taquilla como una película del montón. Se quejaba Berlanga en
sus memorias contadas a Jess Franco, que pudiera ser que la película no
funcionara todo lo bien que debía, a nivel crítico, porque a Luis Buñuel le pareció una
porquería. La tachó de pornográfica y, en consecuencia, con la opinión de
Buñuel muy presente, los estudiantes de cine y los críticos la hicieron de
menos. Berlanga se preguntaba que como podía ser posible que Buñuel viera la
película de aquella manera, cuando probablemente era la película más buñuelesca
que Berlanga había hecho. Y yo digo que quizás por eso mismo le cogió manía.
Después de “Tamaño Natural”, Berlanga retomaría su
estructura habitual en “La Escopeta Nacional”, y la elevaría a otra categoría
dejando bien marcado, en lo sucesivo, el estilo Berlanga. Pero para mí, esta
“rara avis”, es lo mejor de su estupenda filmografía.
En el reparto, enorme, Michel Piccolí, —quizás sea su
presencia la que hace parecer a esta película como si fuera una de Ferreri—,
Valentine Tessier, Queta Claver, Manuel Alexandre, Julieta Serrano, Luis Ciges,
Amparo Soler Leal (luciendo unas estupendas tetas, quien lo diría, de una mujer
de su edad…) Rada Rasimov…