Y es que, a base de larguísimas conversaciones, eternos
planos y muy poquita pericia, esta película cuenta la historia de una serie de
muchachas, presuntamente estudiantes a pesar de la pinta de zorrupias
trasnochadas que tienen, que pierden todo su dinero jugando a las cartas. Por
otro lado, deciden posar por dinero para unos individuos que las graban en
vídeo sin saber muy bien por qué, y estos no las pagan, por lo que al final decidirán
conseguir pasta en un combate de lucha libre femenina. Todo esto contado en tan
solo dos actos; la primera hora vemos como intentan ingeniárselas para
conseguir el dinero, y en la última (eterna) media hora, vemos el combate de
lucha libre. Todo ello no es más que una excusa para mostrarnos todo el rato a
las chavalitas en bikini y, eventualmente y sin motivo, sus tetas. Pero ni
escenas de cama ni nada que se le parezca, todo muy tonto y aséptico. Y es que
parece una película porno a la que le han quitado todo el folleteo. No vamos
mal encaminados en cierto modo.
Se trata de una película de John T. Bone, director de cine
porno que tuvo cierta relevancia a mediados de los 90 por ser el responsable de
rodar los dos violentos y míticos gang bangs al servicio de Anabel Chong y
Jasmine St. Claire, vamos, un profesional del porno metido en la industria a
fondo. Pero se ve que el muy pillo tenía inquietudes artísticas y en 1992,
decide alejarse del porno como experimento rodando esta comedia, “Knock Outs”.
Entonces, ese es el motivo por el que parece una película porno sin folladas. Y
es que, naturalmente, “Knock Outs”está rodada con los mismos medios de una
película porno, con el mismo equipo de una película porno y con un reparto de
actores y actrices del porno, por eso, el resultado no es mucho mejor que el de
una película hardcore. La intención era buena, pero este tipo de directores
saben rodar lo que saben rodar, ergo, esta película no tiene razón de ser. La
película entera, es lo que adelantamos con el fast fordward en las películas
porno.
Entonces, la total ausencia de ritmo es una constante, no
sabe condensar el escueto argumento y lo que vemos se hace largo en demasía y
al espectador se le queda cara de ladrillo al no comprender nada de lo que está
viendo.
Curiosamente, y al tratarse de “una comedia loca y
respetable”, T. Bone tiene la gracia de firmarla con su auténtico nombre, John
Bowen y se queda tan pancho.
En una entrevista T. Bone declaró que en las escenas de
combate las chichas no utilizaron dobles y que fueron ellas quienes realizaron
todas las acrobacias… flexibles son un rato, eso es verdad.
Solo para los muy, muy, muy curiosos…. Bueno, no. Creo que
ni para esos.