De Reverend Jen ya hemos hablado en el pasado. Fue la mano derecha de Nick Zedd en la confección de títulos del supuesto underground neoyorquino como "Lord of the Cockrings" o "The Adventures of Electra Elf", aunque con el tiempo se haya apropiado de la autoría de esos trabajos. Justamente, Zedd es uno de los firmantes, o "directores invitados", de "Werewolf bitches from outer space", largometraje que Doña Jen tardó tres años en completar. ¿Por qué? Pues, aparte de las lógicas complicaciones logísticas, debemos tener en cuenta los novios con los que compartía facturación y con los que acabó cortando antes de finiquitar el mamotreto. Como Courtney Fathom Sell, uno de esos personajes que lo mismo un día es el rey del trash como al siguiente un artista de lo más sensible, según hacia donde sople el viento. Fue coautor de "Werewolf bitches from outer space", hasta que se picó con la Jen y pasó a formar parte de los directores invitados. Así las cosas, la muchacha, que firma el libreto de la empresa, decide pedir ayuda a Dylan Mars Greenberg, curioso individuo surgido de la factoría Troma (pueden verle como actor en algunos productos recientes de la casa), amiguísimo de Lloyd Kaufman (quien se marca un papelito en "Werewolf Bitches...") y con tendencia a escudarse tras la imagen de un "enfant terrible" adicto a grabar vídeo mediante interminables largometrajes delirantes -aunque con cierto poso "arty"- a base de improvisación. Juntos pusieron punto y final a un proyecto apoyado en una trama tan fina como tópica e inimaginativa: Unas mujeres lobo del espacio exterior (concretamente de Urano) llegan a la tierra dispuestas a masacrar a todo aquello que consideran seres despreciables, es decir: machistas, artistas pretenciosos, ejecutivos de grandes empresas, fanáticos religiosos, pijas adictas a las compras, homófobos, hombres que no comen el coño, etc. El peso feminoide / pro-gay / multi-pc del invento es notorio, así que ya saben por donde van los tiros. Una colección de gags/escenas sin ton ni son que dura menos de 80 minutos, pero podría haberse prolongado tranquilamente a 120 o 180 (táctica habitual de Greenberg).
Lo interesante de "Werewolf Bitches from outer Space" es el cómo está concebida. Grabada en vídeo (con una cámara a la que nadie ha limpiado el objetivo en meses, o eso parece), cruda hasta la médula, desvergonzadamente y orgullosamente amateur (lejos de un "quiero y no puedo", pero también de esa búsqueda momentánea de lo cutre como parte del chiste referencial) y haciendo gala de un "estilo de guerrilla" abracadabrante. Vamos, que graban en medio de la puta calle, disfrazados, chillando, haciendo el loco, sin permiso e importándoles un pimiento la reacción de los alucinados transeúntes. De hecho, hay una secuencia situada en un parque repleto de gente tumbada en el césped a la que no tienen ningún miedo de perturbar. Porque "Werewolf Bitches from Outer Space" es puro caos, pura anarquía, pura histeria. La mayoría de los personajes, con algunos de ellos mirando a cámara y sonriendo alegremente, chillan como posesos, se desgañitan y hacen guarradas. Ahí se nota mucho la influencia de Troma, con gags de diarrea, vómitos y babas. También las emparenta esa sensación de ser más una fiesta que un rodaje, aunque pal caso de manera mucho más desmadrada.
Desde luego no puedo decir que sea un dechado de talento, ingenio, diversión o entretenimiento. Para nada. Es bastante palizas e irritante. Tocan los cojones esas puyas al mundo del arte pretencioso y elitista cuando es evidente que los responsables también van de artistas bohemios y artificialmente extravagantes. De esos a los que les gusta llamar la atención a base de disfrazarse con colores chillones o, en el caso que nos ocupa, desfasando con una vídeo-cámara en medio de la calle más transitada. La situación perfecta. Se llaman a sí mismos raros y son felices. Sin embargo, mentiría si no reconociera que, poco a poco, la puta peli se me fue ganando. Me acabó cayendo en gracia su descaro, el modo incapaz de rodar, esa cámara borracha que no descansa un segundo, ese aluvión de filtros y saturaciones o los abruptos cambios en el fondo musical (el tema central está muy bien, muy pegadizo). Supongo que es el tipo de amateurismo que me pone.
Aunque Janeane Garofalo aparezca como protagonista, solo la vemos diez minutos a mitad de peli. También asoma por ahí Robert Prichard, que hizo de punki malote en "Mutantes en la Universidad" y "El Vengador Tóxico", y justamente el primer superhéroe de New Jersey se deja ver a lo largo de "Werewolf Bitches from Outer Space" en plan locutor radiofónico.
Así que, sí, está curiosa. Es basura pura. De cabo a rabo. La misma Reverend Jen la califica de "pedazo de mierda" en los créditos finales y no le falta razón. Y por todo eso es tan odiosa / tediosa como gozosa.
Recomendable si disponen del estómago, el cerebro y la actitud adecuado/as.