A estas alturas casi ofende que pretendan vendernos una película con la trama de "Haunt" (que, para rematarlo, cuenta con una caratula mas bien sosa y un título español anodinamente inimaginativo y previamente explotado para otras dos pelis, "Dark Ride", de trama semejante a la reseñada, y esta): Es la noche de Halloween. Un grupo de adolescentes recalan en una antigua fábrica abandonada convertida para la ocasión en una siniestra casa de los horrores comandada por un grupo de inquietantes individuos enmascarados, entre los que no falta el payaso de rigor. Una vez dentro, descubrirán que todas las pruebas y trampas son genuinas y aquí el que palma, palma.
Pues sí, así de previsible, tópica, recurrente y escandalosamente trillada es esta "Haunt" producida por Eli Roth y escrita/dirigida por Scott Beck y Bryan Woods, señores con algo de bagaje a sus espaldas pero un único título de renombre, "Un lugar tranquilo", donde ejercieron de guionistas. Es casi sorprendente que unos mendas que demostraron tanta creatividad en aquella, hagan gala aquí de tan pocas ideas frescas. "Haunt" recuerda a chorrocientas películas, pero probablemente a "Saw" más que a muchas otras, por aquello de la elaborada ristra de trampichuelas mortales que deberán superar los protagonistas. Hay unas pequeñas pero llamativas dosis de gore, nada del otro jueves, aunque siempre se agradecen.
No obstante, y ahí está la gracia, resulta que la peli funciona. Te lo ves venir todo y los sustos van acompañados de la inevitable e irritante subida de volumen, pero sí, en conjunto está entretenida, luce un acabado digno y cuenta con unos villanos especialmente inspirados y resultones. Puede que el final sea lo más flojo, aunque tampoco es que a estas alturas vaya a hacer mucho por jorobarnos la sensación tirando a positiva que nos deja.
Visible nomás.