Tenía yo ganas de hincarle el diente a la serie biopic sobre José Mojica Marins, esta “Zé do Caixao” —para qué complicar más el título—, que adapta para la pequeña pantalla (y la grande, puesto que se estrenó en cine en el "Festival Internacional de Cine de Sao Paulo") las correrías, aventuras y desventuras del cineasta, según lo narrado en el libro “Maldito: A vida e o cinema de José Mojica Marins”, biografía escrita por Ivan Finotti y André Barcinski. De hecho, la producción quiso hacer un retrato fehaciente de lo sucedido en los años de actividad de Marins, por lo que se cuenta con la pluma del propio Barcinski para elaborar el guion. De esta manera, cada capítulo se centra en una película relevante del cineasta, y a partir de ahí desarrolla pasajes de su vida focalizando el grueso de la acción en los rodajes, que van desde la primera que hizo Marins, “A sina do aventureiro”, un western a la brasileira realizado con cuatro duros, hasta su etapa en el porno con “24 horas do sexo explícito”, contando la historia del perrito “erótico” con pelos y señales. Y, por supuesto, se presta gran atención a todo lo referente a la creación de su personaje, Zé do Caixao, al que el cineasta se agarraría como a un clavo ardiendo desde la primera película hasta el fin de sus días (motivo por el cual las uñas de su mano izquierda alcanzarían longitudes ridículas).
Lo gracioso de la serie es que, lejos de suavizar acontecimientos, los muestra con todo lujo de detalles, por lo que vemos a un Mojica Marins mujeriego y déspota, con un ego descomunal, que trata mal a todo el mundo y al que se le supone, en su cine, más suerte que talento. Se sugiere que sus dos obras maestras, “A meia noite levarei sua alma” y “Esta noite encarnarei no teu cadáver” salieron así de bien de coña, y que el resto de su carrera, llevada a cabo entre chanchullos y precariedad, era más bien tirando a mala (o malísima). Queda tiempo para hablar de sus relaciones sentimentales, su estúpida carrera como político haciendo mítines vestido de Zé do Caixao o su obsesión por el personaje, llegando a fusionarse con el mismo de tal manera que el propio Marins era incapaz de disociar a uno del otro.
Del mismo modo, la serie tiene espacio para Mario Lima, socio, productor y amigo de Marins, al que podemos adjudicar la autoría del 50% de las obras de aquel, y que se lanzaba de cabeza a la hora de llevar a cabo las chaladuras del megalomaníaco Zé do Caixao.
Y pasa de todo; desde ver el pasaje en que una actriz acaba herida tras un disparo accidental en “A sina do aventureiro”, hasta el contacto de Marins con una viuda negra para limpiar su imagen pública de asesina acudiendo a defenderla a los platós televisivos y aceptando su dinero para hacer un biopic positivo sobre la misma, dando como resultado la sensacionalista y perversa “Perversao!” aka “Estupro”, donde se muestra a los millonarios como seres despreciables y sin escrúpulos capaces de arrancar pezones con los dientes para su propia excitación (hasta la viuda negra quedó escandalizada con esta producción).
La serie la componen seis capítulos de 45 minutos cada uno en los que, por norma general, todo está bien, es muy interesante y divertido, aunque a veces, sobre todo en las partes que tienen que ver más con la vida privada de José Mojica Marins que con sus avatares en los rodajes, el ritmo se resiente y hay secuencias que se tornan aburridas. Pero a rasgos generales, y a pesar de la palpable falta de presupuesto, se trata de un biopic más que digno y, en definitiva, tirando a bueno, sobre un cineasta y un personaje que, desde que lo conozco, me fascina. Y me la vi del tirón en un viaje en avión.
La dirección corre a cargo de Vitor Mafra, director de corta andadura. El reparto lo encabeza el actor, director y guionista Matheus Nachtergaele, dando vida a José Mojica. Nachtergaele es poco menos que una eminencia en el país carioca del que procede toda esta locura, pero, de su extensa filmografía, yo tan solo puedo reconocer su intervención en “Ciudad de Dios” o “Cuatro días de septiembre”. Felipe Solari, en la piel de Mario Lima, tiene pocos trabajos acreditados, mientras que el resto del personal lo componen rostros televisivos de cierta popularidad en Brasil.
Para fans y completistas de José Mojica Marins, “Zé do Caixao”.