sábado, 17 de mayo de 2025

NUEVA YORK, AÑO 2012

Año 2012. Una plaga ha arrasado con la civilización. Pequeños grupúsculos humanos sobreviven atrincherados entre rascacielos formando comunas medio hippies. Los hay que se lo montan bien, plantando tomates y respetando al prójimo. Y los hay que van de cabrones, matando y robando por doquier. Justamente, uno de estos, comandados por William Smith, se ha encabezonado en afanarle los alimentos a la pandi "chachi" del barrio, gobernada por Max Von Sydow. En eso que de por medio aparece un tipo que se "alquila" como guerrero y protector, el "skinhead" -que decían "Toy Dolls"- Yul Brynner. Así, se rejuntará con los "chachis", que ya están en las últimas, y Sydow le pedirá que salve a su hija preñada, y unas semillas para futuros huertos, llevándolas a una isla paradisíaca donde vivir felices y repoblar el planeta.
Estamos en 1975, hace dos años Robert Clouse lo petó con "Operación Dragón", y tiene un nuevo proyecto para que el prota de aquella, Bruce Lee, se luzca nuevamente, "The Ultimate Warrior". Pero el astro de las yoyas muere antes de poder tirarlo adelante y queda aparcado en los archivos de la "Warner" hasta que deciden rodarlo, cambiando a Lee por Brynner y al en principio previsto George Lazenby por Von Sydow, cosa que tendría que haber beneficiado al pifostio cuanto menos a nivel interpretativo. Sin embargo, no contar con el valor seguro del "pequeño dragón" motivó que "Warner" evitara jugársela, invirtiendo menos capital. Así, el resultado se resiente en cuanto a espectacularidad (no la hay por ningún lado), ritmo (bramar farragoso es quedarse corto) y unos combates desangelados y muy poco emocionantes... salvo el del final, donde se enfrentan héroe y villano. Ese está bien. Pero, claro, pa cuando llega es tanto el sopor acumulado que la movida concluye con una inevitable nota baja, bajísima.
Igual que ocurre con todas las décadas y su respectivo cine, existen una serie de "tics" estéticos y narrativos que, si se hacen bien, molan que te cagas. Pero si se hacen mal, resultan bastante irritantes y agotadores. Por desgracia, "Nueva York, año 2012" es setentera hasta las trancas... en el sentido malo, o peor.