Lo más curioso de “Profesores de hoy” es que se trata de un intento de "sex comedy" que, aún usando elementos propios del subgénero en la promoción para venderse, se avergüenza de serlo. El poco sexo que contiene —porque haberlo, haylo— aparece siempre dentro de un contexto dramático para darle dignidad al asunto. Al final, les guste a sus artífices o no, con esa pátina de cine respetable que trata de tener, no es más que otra estúpida película estudiantil en la que se le da más peso a los profes que a los alumnos. Asimismo, y como era muy habitual en el subgénero, el resultado se ve mermado por culpa de una moralina barata que pone colofón a un final que, además, es rimbombante. La acción se sitúa en el instituto John F. Kennedy donde impera la ley del mínimo esfuerzo por parte de los profesores. El centro se ha convertido en un nicho de delincuentes juveniles y los adultos pasan de todo. Es por esto que recibe una demanda, puesto que se están graduando alumnos que no han aprendido nada. Alex, uno de los profesores, sí muestra interés por la enseñanza y la educación de sus alumnos, pero todo parece ponerse en su contra. Con vistas al cercano juicio contra la institución, llega una abogada que en el pasado fue alumna suya y le echará una mano en lo que al caso se refiere. Se complicará la cosa cuando Alex descubre que la mayoría de los profesores que comparten clases con él son poco menos que unos bastardos capaces de dejar embarazadas a las alumnas y luego eludir sus responsabilidades para con ellas.
Arthur Hiller, autor de comedias respetables para señores que pasan con creces la mediana edad, según avanzaba su carrera se iba volviendo más cafre. Suya es esa joya a mayor gloria de Jim Belushi titulada “Millonario al instante”. Dirige este soso film con el piloto automático, limitándose a poner una escena tras de otra siguiendo una estructura narrativa correcta, aunque al final la confusión se impone ante sus pocas ganas de rodar un producto de semejantes características y, por momentos, el espectador tiene problemas para seguir la cinta. Cuando llega a su fin, nos damos cuenta de que estábamos viendo un galimatías cuya historia nos importaba francamente un bledo. Y es que ese guion es una torpeza todo él. De hecho, el responsable del mismo, W.R. McKinney, no volvió a ver su nombre en los créditos de ninguna otra película. Jamás ningún estudio, ninguna compañía independiente, volvió a contratarle.
Por otro lado, hay que tener muy presente que, dentro de todo este desaguisado, tenemos actores de lo más competentes. Entonces, ver a Nick Nolte en una comedia de estas características, donde además bebe cerveza, folla con tías y hace un poco el cafre, es motivo más que suficiente para dedicarle un visionado. Sería la siguiente película de Ralph Macchio tras convertirse en estrella con “Karate Kid”. Gasta carisma e incluso podría decirse que está bien de no ser porque el actor tiene un único registro interpretativo que explotó hasta la saciedad, teniendo a posteriori una carrera irregular. Ya saben cual ha sido su devenir.
Choca ver, en un papel muy secundario, a un Morgan Freeman que apenas tiene texto y cuyo afro sin canas deja claro que alguna vez fue joven. Su presencia es meramente anecdótica. También tenemos a Crispin Glover en uno de esos roles de adolescente complicado (o chalado) que hacía en la época y con los que se abrió camino hasta convertirse en el excéntrico que es hoy. Completa el reparto Laura Dern, como una joven estudiante encinta de uno de sus profesores.
Podríamos hablar de “Profesores de hoy” como la versión amable y para todos los públicos de “Curso 1984”, que, a fin de cuentas y salvando mucho las distancias (ya que son films opuestos), cuenta lo mismo: Un profesor de vuelta de todo teniendo que lidiar con una serie de alumnos que son unos hijos de puta.
Con todo, la película funcionó bien en taquilla, no así en nuestro país donde apenas congregó a 78.000 espectadores, aunque sí que hizo su carrera en las estanterías de los videoclubes.
La banda sonora, anunciada curiosamente durante los títulos de crédito finales, se convirtió en un éxito de ventas en los EUA gracias a las canciones interpretadas por Joe Cocker o formaciones tipo "ZZ Top", así como otro tipo de temas más de la época y que lucen metidas con calzador en la película.
Se deja ver, sin más, y es tirando a rollo. Amén de contener todos los clichés del género, aunque solo sea para cagarse en ellos.