Adam es sexagenario y vive un sueño, lleva tres años instalado en una de las lunas de Saturno (la tercera para más señas, ¡je!) con la única compañía de una chica escultural, rubia, de ojos verdes, algo ingenua, treinta años más joven llamada Alex y, sí, a la que se ventila cuando quiere. Claro, es normal que la llegada de Benson, un tipo algo inquietante (y de la misma edad que la chavala), portando consigo un super-robot se supone que listo para servirles, le incomode. Pronto Adam comenzará a sentirse demasiado mayor, sobre todo cuando ve a Benson flirtear con su compañera. Al final todo este culebrón será lo de menos, porque resulta que el mentado robot tiene muy malas pulgas, en parte gracias a que su cerebro biológico toma nota del de Benson, quien resulta ser un psicópata de tomo y lomo que asesinó a otro tipo para suplantarle y, encima, se pirra por los huesos de Alex.Bien, todo esto ocurrió en 1980. Vista ahora, y considerando la agradecida duración de escasos 83 minutos, "Saturno 3" gana muchos puntos. Es entretenida, el diseño de producción, los decorados y efectos especiales no tienen nada que envidiar a lo más granado de lo que se cocía entonces, el robot -"Hector"- está un rato guapo (aunque no nos expliquen cómo logra zafarse de ciertas situaciones considerando su tamaño y la ausencia de rodillas) y, en fin, que es una película más que solvente si buscas pasar el ratejo.
A nota personal añadiré que vi "Saturno 3" en el cine cuando contaba con seis o siete añitos (a menos que fuese una reposición, pero no me suena). Alguien de la familia pensaría que se trataba de otra "Guerra de las galaxias", desconociendo su genuina condición de thriller y que, además de desnudos (vemos las tetas a la Fawcett, aunque menos que el bul de Douglas), contenía una ración considerable de violencia y sangre. Por supuesto, todo ello me impactó muchísimo y acompañó durante años: el tipo partido en mil pedazos por efecto de una succión directa al espacio, la mano cercenada, la cabeza decapitada. Suerte que, antes de su estreno, Lew Grade decidió extirpar un par de escenas mucho más burras que consideró de sumo mal gusto, destacando el descuartizamiento de Harvey Keitel en manos de su robot. Llego a ver un "Saturno 3" con ese material incorporado y directamente me sacan del cine en camilla y del todo catatónico.
Soy perfectamente consciente de lo chulo que es el cartel yanki original, merecería el puesto de honor ilustrando la reseña, pero el español, con esa Farrah Fawcett con cara de palo y pinta de travelo, me puede...