
Me siento engañado aunque, al menos, se trata de una peliculita muy disfrutable.
Cuatro perdedores treintañeros, hartos de la vida que llevan en sus curros de mierda, conocen a dos pizpiretas putas, con las que acaban yéndose de juerga. A raíz de esto piensan concienzudamente que, igual, volverse chulos de putas puede sacarles de la vida tan apática que llevan. Con lo que deciden asociarse con las chicas. Resulta que son adictas al crack, por lo que tienen que contactar con un mafioso (Rhames, como no) para conseguirles la droga. En pocos meses, los chavales se hacen millonarios. Pero claro, con el dinero vienen los problemas.
Típica peli con moralina final, entretenida a pesar de todo, videoclipera en su ejecución -por ponerle alguna pega-, y cuyo aspecto más valorable y destacable es la presencia del amigo Ving. Ya sabemos cuales son sus roles; hombre de la calle bondadoso ("Animal", Animal 2"), duro militar ("Amanecer de los muertos", "Day of the dead (remake)"), poli bueno ("Echelon Conspiracy") y mafioso cabrón sin escrúpulos ("Pulp Fiction") Ese es el papel que le toca en "Bridge to Nowhere", pero amplificado a hijoputa, malo, malo, malísimo, haciendo alarde de sus dotes actorales en una escena en la que, a fin de no ser reconocido en una posible pinchada policial, habla por teléfono cambiando su voz de tipo duro por una de homosexual aterciopelado, para que quede claro que en pantalla, además de dar hostias como panes, Rhames también sabe interpretar.
Lo curioso es que está resultando que películas videocluberas como esta, rara vez disponibles en España, son de una solvencia mayor a aquellas de similar catadura que están llegando a las salas... ¿significará algo eso?