En cuanto a la peli de John Carpenter... pues bueno, ya sabéis de qué va, una adaptación de Stephen King (cuando estaba de moda llevarlo a la gran pantalla) sobre un coche con vida propia y la que lía. El resultado hace gala de un ritmo desigual. A ratos se alcanzan momentos muy logrados (el coche recomponiéndose, los asesinatos -el del pandillero jefe fue aplaudido por los asistentes-, el enfrentamiento final, las canciones que el auto utiliza para comunicarse, todas clásicos de los cincuenta absolutamente gozables) y a ratos la cosa desciende muchos puntos (las trifulcas amorosas entre el prota, su coche y su novia o movidas del estilo), a lo que ayuda un ritmo más bien reposado, lejos muy lejos del tono video-clipero que abunda actualmente (tengo entendido que por esa época Carpenter estaba un poco hasta las pelotas de su encasillamiento en el género... de ahí que la peli resultante sea muy contenida en aspectos como lo sobrenatural -dentro de lo que cabe, se entiende-, lo sangriento, etc). También hacen lo suyo para incordiar el trío juvenil protagonista, sin ir más lejos, Keith Gordon es horripilante, sobreactúa hasta el paroxismo y resulta ridículo. Se salva muy por los pelos John Stockwell, entonces futuro director de "Turistas". La música, firmada también por el director junto a Alan Howarth, es estupendísima. Y ya que hablamos de partituras, destacar la presencia nada más arrancar el film de ese clásico del macarrismo que es el "Bad to the bone" del gran George Thorogood.