Huelga decir, que era la época en la que, en consecuencia de
“Re-Animator”, a casi todo le ponían el “ator” al final del título. Al menos en
España (“Aniquilator”, “Despedazator”, y este “Transformator”).
En realidad la película se titula “Mind Killer, y lejos de
tratarse de un “Exploitation” de cualquiera de esas películas antes
mencionadas, tiene una trama un tanto original que tiene que ver con el poder
mental y no con alienígenas, con lo que el bicho de la carátula (al que, por
cierto, nunca vemos entero en la película, si no a partes: un plano de la boca,
otro de los ojos…) no es un extraterrestre, sino un cerebro.
Un par de retraídos con escasas dotes sociales, y muchas
menos para las relaciones sexuales, se lamentan de no saber lo que es yacer en
lecho con hembra. Como trabajan en un archivo de biblioteca o algo así, se
topan con el manuscrito de un gran científico. En este contará grandes secretos
para controlar el poder mental y conseguir así hacer lo que uno deseé. Así que
lo usan en su beneficio para poder ligar con chicas. En concreto, uno de ellos,
lo usa para seducir a su compañera en el archivo, pero esta se le resiste, con
ella el poder mental sirve a duras penas, así que se excede en el uso, la
codicia le puede, y su cerebro acaba apoderándose de él hasta convertirlo en un
horroroso y virulento monstruo, que mutará hasta que su cerebro saldrá, con
vida propia, de dentro de su cabeza.
Todo esto que les cuento está genial, pero han de tener
presente que pasa una hora hasta que lo bueno viene. Una hora eterna de bla,
bla, bla, y de coñazo, todo con un aire muy a lo “Soap Opera”, que solo se
solventa con un par de momentos en los que, en un alarde de originalidad, el
protagonista, para hacer uso de sus poderes, se pone los dedos índice y corazón
en las sienes. Tan trillado, que te tienes que reir… pero realmente, hay que
hacer esfuerzos para pasar esa hora sin darle al fast fordward, algo muy normal
en todo cine “Trash” que se precie, el de verdad. Vamos, sin concesiones, un
puto coñazo. El bostezo está a la orden del día.
Ahora cuando llega la transformación del prota en monstruo,
la cosa cambia, más que nada, gracias a unos efectivos y artesanales efectos
especiales, obra y gracia de Vicent J. Guastini (suyos son, también, los F/X
de “El Vengador tóxico 3”, “Muñeco
diabólico 3
” entre otros muchos), que tirando de látex y gomaespuma, consigue
un monstruo y un “submonstruo” verdaderamente purulentos, sangrientos y
repugnantes. En ese aspecto, la película recuerda a otra serie Z de similares
características y con el “ator” en el título, “Despedazator”.
Por lo demás, una película de lo más olvidable y zetosa.
Para nada mítica, y por ello, justamente olvidada.
Dirige el inútil de Michael Krueger, que escribió el
estúpido guión de “Amityville 5: La
maldición de Amityville” y dirigió, además de esta caquita, otra peliculita
titulada Night Vision.
Como dato frikoso, decir que a esta película en otros países
de habla inglesa, se la conoce, también, como “The brain creatures”.