“El clon de Hitler”, parte de la base de que, durante la
segunda guerra mundial, los nazis experimentaron con fetos humanos en busca de
la inmortalidad del Führer, creando clones que esparcirían por todo el mundo.
Así, que en algún lugar de México, uno de estos clones, es posible que haya
nacido. Así, nos vamos a un barrio
conflictivo y veremos a un ya crecidito clon de Hitler, que se hace llamar
Hitler, y que con su grupo de secuaces controla todo el sector de la droga por
esos barrios de dios. Este Hitler se dedica a hacer el mal por ahí, mientras su
esposa no cesa de denunciarle e intentar apartar a la hija de ambos de su lado.
La verdad es que se trata de una más de tantas películas
“Video Home” de pandilleros al estilo de “La banda de los Panchitos” o
“Drogadictos quemando chiva”. Lo único que en esta han tenido, con fines
meramente comerciales, la gracia de inventarse esa trama sobre los clones de
Hitler, y convertir al protagonista, un actor llamado “Iván el Ruso” en uno de
esos clones. No se parece en nada. Se trata de un joven con melena rubia,
repeinada hacia atrás, al que han vestido de cuero y le han colocado un par de
Svásticas en la ropa ¡Que están mal hechas! ¡Están al revés! Y al que le ha
colocado un bigotillo de Hitler ¡Pintado con betún!
Si el aspecto de nuestro protagonista fuera el de un negrata
americano, la película sería exactamente igual, ya que es de rollo pandillero,
no de rollo skin ni de temática nazi (algo común en las películas de cabezas
rapadas Mexicanos. De muestra “Cabezas rapadas”, también de Christian
González).
Por si esto fuera poco risible, a este clon de Hitler, le
asignan una mujer y una hija. Pongamos que este muchacho tiene 24 años. Pues su
mujer tendrá unos 45, y su hija unos 22. Y no se crean que se les caen los
anillos con estas diferencias de edad… Todo esto sería lo más risible de la
película, junto con el resto de absurdos esbirros traficantes que van con
Hitler, porque por lo demás, se trata de una película densa y tediosa a más no
poder, en la que se filma mucho paseito para rellenar, mucho tempo muerto y
mucho diálogo. Y a rasgos generales, no pasa nada en la película. Así que, si,
es malísima.
Sin embargo hay un par de aspectos que me han gustado mucho;
mientras que hay escenas de interiores protagonizadas por los policías que
quieren dar caza a Hitler, que se las ve del todo guionizadas y ensayadas,
todas las escenas de exteriores son guerrilleras. Es decir, que se ponen a
actuar con la gente de la calle delante mirando a cámara y con total impunidad.
Impagable como la gente de la calle se queda anonadada mirando al muchacho
vestido de Nazi, que con el brazo en alto grita ¡Aquí llegó Hitler! Por no
hablar, de que, todos los diálogos filmados en exteriores son improvisados, en
el mercado, la callejuela… allá donde pasen, y no solo se nota muchísimo, sino
que muchas son las veces, a los actores les entra la risa, miran a cámara, y
después continúan actuando porque el señor director no ha dado la voz de
corten. ¡Y lo dejan en el montaje final! Pues por todo eso, y por ser una
locura más del señor González, la película resulta fascinante, porque por lo
demás, es un puto coñazo.
Pero está bien esa filosofía. Lo que importa en los “Vídeo
home” es elegir un tema llamativo para el público Mexicano, rodarlo a toda
prisa, y si hay tomas falsas… pues se dejan ¿Qué mas da? Total, la
cinematografía Mexicana se sustenta gracias a estas mierdas, no a los estrenos
de cine que cuestan mucho, y no dejan ni la mitad de beneficios que estas
cosas.
Esta también está rodada en 16 mm. Como todo lo que hace
este hombre, mejor o peor, siempre es muy curioso.