LOS FOTOCROMOS (Y EL POSTER) DE "AL FILO DEL HACHA"
A mediados de los ochenta el terror español vivía un genuino mal momento. No es que el llamado "Fantaterror" previo (nada que ver con el refresco) aportase grandes obras de arte, la mayoría de aquellas pelis eran una ponzoña, pero al menos algunas tuvieron éxito y generaron cierta infra-moda popular que en 1987 ya andaba más que muerta. Todavía faltaba un cacho para la fatídica aparición de los De Las Iglesias, Balaguerós o Plazas y la "revitalización" del género en estos patéticos lares. Así pues, ver una peli de terror española entre 1985 y 1990 era algo bastante raruno, solo algunos valientes e/o inconscientes se atrevieron, personas como el todoterreno José Frade que en 1987 y 1988 produjo, consecutivamente, "Descanse en piezas" y "Al filo del hacha". Ambas las dirigió un señor supuestamente experto en esas lides, José Ramón Larraz (oculto para el mercado extranjero tras el alias de Joseph Braunstein), que en 1990 también puso su estampa a otra peli del mismo rollo (nunca mejor dicho), "Deadly Manor", creando así una especie de pseudo-trilogía del terror-chapa hispánico en sus horas agónicas.
Las dos producciones Frade no eran demasiado lustrosas en sí mismas, concretamente "Al filo del hacha", un slasher en toda regla, era la más insípida y aburrida. Ya, ya, los slashers son aburridos por norma, pero en este caso hablamos de una soporiferia que roza la ilegalidad.
Sin embargo, algo que sí hizo bien Frade fue el tema publicitario. Tanto el poster de "Descanse en piezas" como de "Al filo del hacha" son la hostia en patinete. Diseños modernos y guapísimos, de esos que atraen miradas y dejan huella. Algo que, en el caso que nos ocupa, pueden corroborar deglutiendo al final de los no menos atractivos fotocromos (también el look del asesino del film está un rato chanin) el estupendo cartelazo de este ya legendario perro verde.
Siempre con la colaboración y el beneplácito de su patrocinador habitual, Alex Gardés.