Cuenta la historia de Cookie, una jovencita que acaba en la
calle con su hermano pequeño, ya que ambos han huido de su madre borracha.
Vagando sin rumbo fijo por las calles, un apuesto tipo se gana la atención Cookie
colmándola de atenciones y enamorándola. Este encantador galán es en realidad
un proxeneta de la peor calaña que acaba engatusando a la muchacha para que
trabaje de puta para él. Como ella es medio boba y además ama a este hombre,
está tan contenta, hasta que descubre que este chulo maltrata a sus otras
putas. Ante tal tesitura, la chica decide cambiar de chulo, cosa esta que no le
sentará nada bien al actual, que enloquecerá de forma exageradísima, y saldrá a
buscar a su puta con el fin de matarla. La espiral de violencia en la que se
inmiscuyen, desenlazará la película.
La gracia del asunto está en que este “Exploit” que va a lo
que va –la pasta rápida y segura- está dirigido por una señora, Joan Freeman y
según esto, cabía esperar el típico panfleto feminista en contra de la
explotación de la mujer y demás zarandajas. Pero no, Freeman asume
perfectamente su rol de directora “Exploited” y se dedica a filmar lo que tiene
que filmar para atraer al mayor número de espectadores posibles, esto es, tetas,
violencia, y más violencia. Vamos, que no se
ve la mano femenina por ningún lado, lo que está muy bien. No el hecho
de que no se note la mano femenina, si
no el que la condición femenina de la directora, no sea óbice para hacer el
tipo de cine por el que se le paga. Entonces, consigue una película harto
sensacionalista con unas interpretaciones de lo más subidas de tono. Al chulo
de putas, cuando va tras su puta, da gusto verlo sobreactuar.
A pesar del chabacanismo imperante, y de los diálogos
besuguiles que se gasta el guion, “Streetwalkin’ (Haciendo la calle)” tiene un
gran as en su manga, y es que cuando todo apunta a que la película, por su
propia naturaleza, tiene que ser un rollazo de padre y muy señor mío, contra
todo pronostico, resulta de lo más entretenida y estimulante, y poseedora de un
ritmo que, sin duda, es fruto de la casualidad. Con lo que se deja ver
estupendamente, y con el “Fast Fordward” del mando a distancia intacto. Está
muy bien. Demasiado bien, incluso.
Joan Freeman Dirigió unos años después una película de corte
adolescente, protagonizada por unos semi-desconocidos Lian Neeson, Trini Alvarado y Julia Roberts y que se tituló “Satisfacción”. Muy bien no debió ir
la cosa, porque la señora Freeman no volvió a dirigir jamás otra película.
Su protagonista, Melissa Leo, ha fraguado una carrera de
papeles secundarios en films que van de lo más zetoso a lo más mainstream,
mientras que el chulo de putas, Dale Midkiff, desarrolló su carrera en la
televisión. En un rol secundario tenemos a la mítica Julie Newmar –la Catwoman
del “Batman” clásico, el de Adam West- haciendo de puta vieja y espigada, de
esas que parecen más un travesti que otra cosa. Obviamente, la decadencia se
cebaba con la actriz.
Muy curiosa y agradecida, está bien de vez en cuando revisar
(o descubrir) películas así.
En españa la distribuyó la entrañable “Lightning Vídeo” (justamente su carátula inspiró una entrada en nuestra popular sección dedicada al caratuleo chunguero que pueden ver aquí).