viernes, 23 de diciembre de 2016

SADOMANÍA (EL INFIERNO DE LA PASIÓN)

Si hay un género de cuantos cultivó  por el que el tío Jess es reconocido mundialmente, ese es el WIP. Y “Sadomanía (El infierno de la pasión), adscrita al género, sería su aportación ochentera, ya con Mayans al frente del reparto –y de la producción-, al género de cuya película más popular es “99 Mujeres”.
Lo cierto es que, con un presupuesto, quizás, ligeramente más holgado que posteriores películas de la década, pero igualmente escueto, los “Woman in Prison” son bastante agradecidos; porque habiendo un descampado como en el que transcurre “Sadomanía (El infierno de la pasión)” y un buen montón de tías jamonas, ya tenemos suficiente.
Y como ocurre aquí, la cosa sale sola.
No obstante, aquí tenemos un Franco bastante menos manazas que de costumbre en los ochenta, y consigue una película cuyo  punto flaco es que es bastante estándar en formas y maneras, y el punto  gordo es que está lo suficientemente entretenida, bien rodada y montada, como para que nos sentemos un ratillo y echemos la tarde viéndola, como el que la pasa viendo cualquier película familiar de aventuras, salvando las distancias.
Cuenta la historia de un matrimonio que acaba en una zona dónde una enorme negra lesbiana tiene reclusas a mujeres criminales, así que capturará a ella, mientras que él por ser hombre, quedará libre, así que este decide quedarse por allí dando una vuelta. El resto de la trama la componen subtramas sin demasiado orden ni concierto, en las que destacan la del gobernador impotente que compra esclavas de esa cárcel de mujeres para que le sirvan en casa, así como vemos, también comprando esclavas –la originalidad no era el punto fuerte de Jess-  a un pizpireto maricón que acabará incluso sodomizado, desprejuiciadamente interpretado por el propio Jesús Franco.
Claro que todo eso, y unas cuantas dosis de sadismo –muy pequeñitas, que el presupuesto no facilita las cosas- no serían más que una mera excusa para lo que en esta película realmente nos atañe; el poder ver jovencitas encerradas en jaulas siendo encarceladas, y las escenas de folleteo de rigor, heterosexuales, lésbicas y gays.
Así, la jeta queda patente en el momento que vemos a las prisioneras en el campo de trabajo; algunas llevan un sombrero de paja, pero por lo demás, van con un pantaloncito vaquero corto minúsculo y las tetas al aire. Mujeres muy guapas, por cierto…
Por lo demás, una película de Jess de las que hizo más visibles, y con esos detalles divinos, como el que observamos al comienzo de la cinta: Un coche aparece con la inscripción de “Just Married”, pero tiene matricula española. De Ibiza para ser más concretos. Así que la producción, consciente de eso,  para disimularlo, pinta otro palito delante de la  “I” de Ibiza, y así ya no se sabe de dónde es la cosa.
Para fans.
¡Ah! y con la presencia de la omnipresente Ajita Wilson .