Lo cierto es que, con un presupuesto, quizás, ligeramente
más holgado que posteriores películas de la década, pero igualmente escueto,
los “Woman in Prison” son bastante agradecidos; porque habiendo un descampado
como en el que transcurre “Sadomanía (El infierno de la pasión)” y un buen
montón de tías jamonas, ya tenemos suficiente.
Y como ocurre aquí, la cosa sale sola.
No obstante, aquí tenemos un Franco bastante menos manazas
que de costumbre en los ochenta, y consigue una película cuyo punto flaco es que es bastante estándar en
formas y maneras, y el punto gordo es
que está lo suficientemente entretenida, bien rodada y montada, como para que
nos sentemos un ratillo y echemos la tarde viéndola, como el que la pasa viendo
cualquier película familiar de aventuras, salvando las distancias.
Cuenta la historia de un matrimonio que acaba en una zona
dónde una enorme negra lesbiana tiene reclusas a mujeres criminales, así que
capturará a ella, mientras que él por ser hombre, quedará libre, así que este
decide quedarse por allí dando una vuelta. El resto de la trama la componen
subtramas sin demasiado orden ni concierto, en las que destacan la del
gobernador impotente que compra esclavas de esa cárcel de mujeres para que le
sirvan en casa, así como vemos, también comprando esclavas –la originalidad no
era el punto fuerte de Jess- a un
pizpireto maricón que acabará incluso sodomizado, desprejuiciadamente
interpretado por el propio Jesús Franco.
Claro que todo eso, y unas cuantas dosis de sadismo –muy
pequeñitas, que el presupuesto no facilita las cosas- no serían más que una
mera excusa para lo que en esta película realmente nos atañe; el poder ver
jovencitas encerradas en jaulas siendo encarceladas, y las escenas de folleteo
de rigor, heterosexuales, lésbicas y gays.
Así, la jeta queda patente en el momento que vemos a las
prisioneras en el campo de trabajo; algunas llevan un sombrero de paja, pero
por lo demás, van con un pantaloncito vaquero corto minúsculo y las tetas al
aire. Mujeres muy guapas, por cierto…
Por lo demás, una película de Jess de las que hizo más
visibles, y con esos detalles divinos, como el que observamos al comienzo de la
cinta: Un coche aparece con la inscripción de “Just Married”, pero tiene
matricula española. De Ibiza para ser más concretos. Así que la producción,
consciente de eso, para disimularlo,
pinta otro palito delante de la “I” de
Ibiza, y así ya no se sabe de dónde es la cosa.
Para fans.
¡Ah! y con la presencia de la omnipresente Ajita Wilson .