Poco antes de morir, Ray Dennis Steckler, director de culto
a nivel mundial gracias al clásico de la serie Z “Extrañas criaturas”, y 44 años después de esta, decide ponerse
manos a la obra con lo que sería una secuela de su película más famosa. O mejor
dicho y como él prefería llamarla, una extensión de aquella. Para ello habilitó
una campaña de marketing que consistía en hacer castings de señoritas actrices
y bailarinas a través de la hoy obsoleta red social My Space.
Así, con un par de cámaras de vídeo 8 y con un presupuesto
de escasos 4000 dólares —que digo yo, que sería un farol del viejo, puesto que esta película no debió costarle un duro— se lanza de lleno a una aventura en la que, con él como absoluto —y casi
único— protagonista, continúa la historia de “Extrañas Criaturas” rodando con
lo puesto y de manera absolutamente guerrillera.
Un anciano se pega sus paseos y visita la consulta de un
psiquiatra para hacerle partícipe de las extrañas pesadillas que no le dejan
pegar ojo. Mientras, pasea otro poco más y
se va a ver un conciertillo en el que una serie de pizpiretas señoritas
bailotean a ritmo de algo parecido al Nu Grass. Y punto pelota.
Lo que Ray Dennis Steckler hace, despojado de cualquier
prejuicio que esto pudiera acarrearle al ser un director que, pese a ser
producto de determinadas épocas (director de pelis de autocine en los 60, y de porno en los 70 y 80), no deja de ser un
director de cine industrial, es una película amateur en la más estricta acepción
del termino. Lo es a conciencia y orgullosa. Básicamente, el anciano se graba
a sí mismo dándo paseos, cuando no, le graba un amigo y para justificar la
posible conexión con “Extrañas criaturas” los sueños de los que le habla al
psiquiatra no son otra cosa que material reciclado de la película original. Y
zumbando.
Soy muy fan de los cortapega, del cine guerrillero, de lo
amateur, y como concepto, la cosa me hace cierta gracia. E incluso me apasiona
la actitud de Steckler ya grabando por la necesidad de hacerlo, cagándose
directamente en la técnica y sin ningún miedo a nada, alardeando de su ya
asumida falta de talento y haciendo, sea como sea, lo que tiene que hacer un
cineasta; películas. Pero eso queda muy romántico en el papel, otra cosa es
sentarse a verlo.
Con dos cojonazos me he puesto a ver “One More Time” y les
aseguro que siendo un entusiasta de todo lo que les he comentado unas líneas
más arriba e incluso un defensor de “Extrañas criaturas” —cuyo título
original, que si siguen este blog, ya deberían saber que responde al exótico
título de “The Incredibily Strange Creatures Who Stopped Living and Became
Mixed – Up Zombies”— como genuina e imperdible película mala de esas que
espantarían al mayor fan de pelis chungas, y durando como dura tan solo una
hora, me ha parecido una experiencia traumática. Me he aburrido como una
ostra, amén de que todo lo que he visto
por esa pantalla en la que los frames de vídeo pasado de fecha supuraban
como una bolsa de pus, me ha parecido de lo más mierdoso y vergonzante. Y
carente de gracia. Pero en AVT, “One
More Time”, ha de estar reseñada.
La película, obviamente, la vendía el propio Steckler en DVD
desde su web y hasta los fans más acérrimos reniegan de ella.
Y al poco, el pobre Ray Dennis Steckler, murió dejándonos
esta obra como legado, además de otro puñado de películas de décadas atrás y
por las que es un director de culto.