sábado, 5 de febrero de 2022
CREEPSHOW TV (3ª TEMPORADA)
CAPÍTULO 1 - "Mums" / "Queen Bee" : En la primera historia, una esposa asesinada por su marido vuelve de la tumba convertida en planta vengativa gracias a la ayuda de su hijo que, ya al final, mirará con delectación y una sonrisa maliciosa cómo mamá se papea a los malos, algo que conecta, por evidente que suene, con el niño del vudú en el "Creepshow" original (graciosamente interpretado por Joe Hill, aquí autor del relato inspirador, convertido en guion gracias en parte al novelista de terrores David J. Schow -responsable del libreto de "Leatherface: La matanza de Texas 3"-). Por lo demás, todo muy previsible. Hay demasiado drama y la cosa tarda en alcanzar el cenit. Cuando llega, pues sí, mola mucho ver a la mamá seudo-Audrey a base de efectos prácticos... pero es lo único salvable. Dirige Rusty Cundieff, que ya anduvo en la temporada anterior.
La siguiente arranca muy prometedoramente. Unos adolescentes gilipollas se enteran que su ídola del pop va a parir en el hospital donde curra la madre de una de ellas, así que le roban la tarjeta de acceso y acuden, llevándose la sorpresa de su vida al descubrir la verdadera naturaleza de la diva. Una vez más son las escenas de efectos prácticos lo que salvan un poco la papeleta, el problema es que aparecen a mitad de capítulo. Luego, todo es cuesta abajo. El CGI sigue siendo un horror. Michael Rousselet, co-guionista, es co-director de una cosa con pinta de postmodernez titulada "Dude Bro Party Massacre", ello explicaría el nada sutil homenaje de rigor: el hospital donde ocurre todo se llama "Haddonfield Myers", ¡¡juas!!. Pero se lo perdonamos por haber co-escrito el mejor capítulo de la segunda temporada, "Dead and Breakfast". Dirige Greg Nicotero.
CAPITULO 2 - "Skeletons in the closet" / "Familiar": En la primera, un super coleccionista de cine mata a otro y decide convertirlo en parte de una exposición. Naturalmente, no tardará mucho en regresar de la muerte clamando venganza. Bien, "Skeletons in the closet" retoma ese baboso, suculento y relamido servicio oral hacia los fans que tanto daño hace a esta serie. Al ir la cosa de coleccionistas de atrezzo cinematográfico, y especialmente dentro del terror, la lista de homenajes, referencias, guiños y chascarrillos (incluidos la propia "Creepshow" original) es casi aturdidora, pura pornografía. El devoto, cegado ante tanto tributo, no se percatará de la vergüenza ajena que provoca lo que le están contando. ¡¡Terrible!! Apunto estuve de apagar el reproductor por culpa de esto. Entre los escasos aspectos positivos, la presencia de James Remar.
La historia siguiente es sosilla y un poco tontaina. No acabas de ver hacia donde va hasta que termina. Pero al menos no provoca urticaria e incluye un monstruo bastante "cool". Una pareja acude a un pitoniso. Este alerta al marido de una presencia diabólica que, a partir de ese momento, verá a todas horas, hasta que decide terminar con ella igual que lo hacía Hal Holbrook con el monstruo de la caja en el clásico de George A. Romero. Dirige Joe Lynch.
CAPITULO 3 - "The Last Tsuburaya" / "Okay, I'll Bite!": Dos historias escasas de "Creepshowismo" genuino, pero que se dejan consumir. Concretamente, "The Last Tsuburaya" presenta la premisa más interesante: Un multimillonario malo como el demonio compra el último dibujo inédito de un artista japonés especializado en garabatear monstruos horripilantes y, una vez saboreado, lo quema para que nadie más pueda. A partir de ahí, obvio es, el bicho del lienzo se le aparecerá y le perseguirá. Dirige Jeffrey F. January, habitual de "The Walking Dead".
En la otra, un presidiario de buen corazón tiene varias arañas como mascota, especialmente una gordísima que vive oculta tras la pared. En el momento que un guardia corrupto y sus matones le hagan mobbing y se carguen una, se vengará con ayuda de los bichos. Elemental, pero consumible. Escribe y dirige John Harrison, todo un veterano de la marca "Creepshow", tanto la cinematográfica como la televisiva.
CAPÍTULO 4 - "Stranger Sings" / "Meter Reader": "Stranger Sings" narra un intento de ligoteo, aparentemente exitoso, que termina con el aspirante secuestrado por dos tipas, una de ellas una sirena de cánticos embaucadores. Aunque se deja ver, no alcanza los niveles de solvencia que su directora, Axelle Carolyn, demostró en su capítulo de la segunda temporada, el mentado "Dead and Breakfast". Casi casi, lo mejor es el "chiste" del título. También el guion corre a cargo de una tipa, por lo que habrá el típico berzas que calificará al pifostio de empoderamiento femenino o alguna gilipollez por el estilo.
Si hasta ahora Joe Lynch había logrado que la manía que le dispenso descendiera unos grados, con esta, su nueva aportación a la serie, "Meter Reader", consigue que el río vuelva a su cauce. El concepto es interesante: En un futuro semi-post-apocalíptico en el que el mal surge de los abismos y lo empaña todo, los exorcismos a domicilio se han convertido en una rutina. Uno de los responsables de llevarlos a la práctica vuelve a casa, pero su mujer e hijos no le dejan entrar porque desconfían de su estado, así que le mandan a hacer cuarentena. Las cosas se saldrán de madre, claro. Probablemente este capítulo se parió en plena pandemia, de ahí ciertos paralelismos, algo que debemos a su guionista reincidente, John Esposito. En cualquier caso, Joe Lynch desaprovecha la materia y factura un segmento monótono y muy aburrido. Soso. En cuestiones actoriles destaca Johnathon Schaech que estuvo en "Los malditos, vampiros del desierto" y "Una noche para morir" haciendo de psycho-killer.
CAPÍTULO 5 - "Time Out" / "Things in Oakwood's Past": Un universitario recibe como herencia un viejo armario con poderes. Si te metes dentro, verás que el tiempo corre hacia atrás. Pero no olvides llevar siempre la llave encima, porque como no puedas salir, de ti solo quedará polvo. El chaval lo aprovecha a conciencia, convirtiéndose con los años en el mejor abogado de su bufete y un padre ejemplar. Lógicamente, las cosas darán un giro dramático que vemos venir desde el minuto uno. Y ese sería el mayor defecto de "Time Out", la falta de sorpresas. Por lo demás, una historia más propia de "Twilight Zone" que "Creepshow", pero correcta (ayuda que soy un devoto de las tramas con paradojas temporales y tal). Dirige Jeffrey F. January, de la plantilla de "The Walking Dead".
La que sigue desconcierta porque está facturada cien por cien mediante una animación algo limitada. En el misterioso pueblo de Oakwood encuentran una de esas cápsulas temporales. La historiadora local descubre que no sería buena idea abrirla. Como es de ley, no le hacen ni caso. Este es el capítulo más brutalmente gore de toda la serie... pero claro, hay truco, ¡son dibujitos!. Inevitablemente la sinopsis recuerda a "La caja" del "Creepshow" original, algo que oficializa el que reciba incluso una alusión directa. Tratándose de un capítulo animado, lo normal es mandar guiños a los dibujantes afines a la marca, de ahí que algunos personajes lleven apellidos como Wrightson o Kamen (de Jack Kamen, dibujante de la misma E.C. y autor de uno de los dos maravillosos posters de "Creepshow"). Tampoco falta el guiño a Romero himself formato "foto enmarcada". En cuanto a la historieta en sí, pues lo cierto es que la animación distrae bastante y deja un poco frío. Entre los dobladores localizamos voces ilustres como las de Mark Hamill o la "scream queen" Danielle Harris. Dirige Greg Nicotero, ayudado por una panda de animadores.
CAPÍTULO 6 - "Drug Traffic" / "A Dead Girl Named Sue": La última entrega de esta tercera temporada me ha descolocado mucho y aburrido más. La primera historia va sobre una madre asiática y su hija enferma que son detenidas en la frontera de Estados Unidos. La niña se convertirá en una de esas "cabezas voladoras fantasma" tan típicas del folclore del sudeste asiático y comenzará la escabechina. De por medio hay un político racista que se hace pasar por progre con la intención de dar buena imagen. Y el gran Michael Rooker como único elemento positivo de la función. ¿"Creepshow" dándoselas de panfletismo?. Ay, duele!. Esto casi podría haberlo dirigido el Joe Dante de "Masters of Horror", pero pal caso hablamos del inevitable Señor Nicotero. Confieso que se me cerraban los ojos durante el trayecto.
La siguiente, "A Dead Girl Named Sue", es un pelo más digerible... pero tampoco nada que deslumbre. En parte porque, por enésima y cansina vez, retomamos el guiño al universo zombie de George Romero, situando la historia en la misma noche de los muertos vivientes (con su blanco y negro, su ambientación de finales de los sesenta y un televisor donde se emiten las imágenes que salían en el noticiario del clásico). El sheriff local detiene al pijo del pueblo sospechoso de haber matado a una niña. Habiendo como hay zombies en la zona, cuesta asegurar la naturaleza real de dicho asesinato, si fue por maldad o supervivencia al tratarse de un revivido y no una víctima inocente. Descubrirlo se supone la gracia del asunto. Pero no. El episodio es puro bla, bla, bla hasta un desenlace tampoco muy inspirado. Y sí, aburre bastante. Guioniza la televisiva Heather Anne Campbell, que hizo tres cuartos de lo mismo para la igualmente chaposa -y panfletaria- reciente versión de "Twilight Zone". Dirige un clásico de la casa, John Harrison (lo que hace el descalabro aún mayor).
Vale la pena destacar como colofón que, en esta tercera temporada, los célebres "efectos visuales" destinados a darle un toque de cómic a las imágenes son muy escasos. Prácticamente nulos. Igualmente, las transiciones animadas gastan un look demasiado "flash" para mi gusto.
Naxo Fiol