sábado, 22 de enero de 2022

CREEPSHOW TV (2ª TEMPORADA)

Asumida la poca naturaleza "Creepshowiana" de esta versión para la caja tonta, y que cualquier intento de mandar un guiño al clásico (como la música de los feísimos créditos iniciales) únicamente incrementa la dolorosa comparativa, me agencio las segunda y tercera temporadas completas. Me las veo (no sin cierta ilusión, lo reconozco) y las reseño. Aquí tienen todos los capítulos de la que hace dos. En breve, la otra.

CAPÍTULO 1 - "Model Kid" / "Public Television of the Dead": Rememoremos la historia que introduce y cierra el "Creepshow" de George A. Romero: un crío abroncado por su severo padre, que le tira los tebeos a la basura, recibirá justa venganza cuando se agencie un muñeco vudú. Bien, esa es la base de este "Model Kid". Cambiamos al padre por el tío. Cambiamos al niño morenito por uno rubito (probablemente alter ego del Greg Nicotero infante). Y al muñeco vudú por una figurita de esas de la marca "Aurora" (no en balde es ese un nombre que sale varias veces a lo largo del capítulo). Se agradecen estas movidas de niños fans del terror marginados por adultos o matones en el colegio, y que se toman la revancha. Pero la verdad es que ya comienza a ser un recurso trillado y cansino. Al villano lo interpreta Kevin Dillon. El guionista, John Esposito, tiene una larga experiencia en el género, aunque tal vez su logro más peculiar sea esa cosa de nefasto recuerdo titulada "La sombra del faraón". En cualquier caso, aquí el efecto comparativo es TOTAL y, obviamente, muy dañino.
La siguiente historia, "Public Television of the Dead", debería fliparme porque es un absoluto tributo a "Evil Dead" (y un poco al Sr.Romero y su recurrente Pittsburgh). El mismo Ted Raimi -haciendo de Ted Raimi- acude a un programa de antigüedades a mostrar el "Necronomicón" (ya que, como aclara, pertenece a su familia desde hace muchos años, ¡¡juas!!). Lo leen en directo y se arma la marimorena. Uno de los encargados de poner orden será un relajado pintor televisivo visiblemente basado en otro real redescubierto y reivindicado recientemente -a través de la bufa, algo muy común hoy día-: Bob Ross. Viene aliñado con unas gotillas a lo Mr.Rogers, para quien Romero curró en su época. Precisamente, otro de los héroes de la función es un cámara y realizador regordete de nombre George. Todo muy familiar. Uno de lo momentos más graciosos consiste en el pintor recreando en un lienzo el escenario al completo de "Terroríficamente muertos". Lo demás, puro manual.
Bien, una característica común en la serie a partir de aquí (y que se extenderá a la tercera temporada) es su obsesión por comerle la polla indiscriminadamente al fan medio a base de guiños, homenajes, tributos y lameculadas. Y funciona, según he podido leer muchos pican. A mi me irrita bastante. Lo veo un modo muy ruin de parapetar la falta de buenas ideas propias. En otras palabras, no van a lograr cegarme por mucha rosca que hagan al fan nostálgico que hay en mí. No me vendo tan fácil.
Dirige ambos capítulos el mismo Greg Nicotero.

CAPÍTULO 2 - "Dead and Breakfast" / "Pesticide": "Dead and Breakfast" gira en torno a los nietos de una vieja asesina psicópata que se mueren por convertir la mansión que aquella usó para sus escabechinas como marco turístico. Y forrarse en el camino, claro. Pero el público la ignora, así que invitan a una youtuber especializada en crímenes reales para que pase allí unos días y la promocione. Lo malo es que la chavala comenzará a poner en duda la veracidad de todo ello. Este capítulo es tan entretenido como interesante. Los personajes gastan carisma, la youtuber es genuinamente odiosa y repugnante y, en fin, ¡sale C.Thomas Howell! (compartiendo protagonismo con Ali Larter, superviviente de algunas entregas de "Destino Final"). El desenlace no decepciona. Parte de ello se lo debemos a los guionistas Erik Sandoval y Michael Rousselet (que repetirán en la temporada 3) y a la señora directora, Axelle Carolyn, responsable de la reciente "La mansión", que no funciona tan bien como su aportación al "Creepshow" televisivo, pero se deja ver.
Por desgracia "Pesticide" no repite la hazaña. La idea de que un tipo contrate a un exterminador de plagas para acabar con unos vagabundos que okupan su fábrica está bien. Pero, a partir de ahí, la cosa se torna un caos, un delirio que no entiendo a donde va ni que pretende, a pesar de contar con unos notables efectos especiales. Lástima. Obviamente las referencias, sobre todo sonoras, a la famosa historia de las cucarachas del "Creepshow" original son unas cuantas. Entre el reparto destacan el Carpenteriano Keith David y Ashley ("Hellraiser") Laurence. Dirige Don Nicotero.

CAPÍTULO 3 - "The Right Snuff" / "Sibling Rivalry": "The right snuff" está un rato chula (aunque, eso sí, el "Creepshowismo" sigue brillando por su ausencia). Protagonizan el culebrón unos astronautas en pleno viaje experimental para probar una máquina capaz de juguetear con la gravedad. El inventor de esta recibe todos los laureles, mientras que el piloto vive acomplejado porque su padre, un astronauta famoso, le hace mucha sombra. Dicho complejo se acrecentará cuando les anuncien que han de entrar en contacto con vida alienígena por primera vez y el elegido sea el inventor. La envidia del otro estalla y, en fin, corre la sangre. Pues sí, para estar todo el episodio ambientado en una nave (a base de decorados y efectos bastante potables) y dos personajes, la cosa se aguanta bien gracias a lo interesante de la trama, científicamente (todo el tema de la gravedad artificial) y humanamente hablando (lo de las envidias y frustraciones. Algo que, viviendo como vivimos en este país, nos cae muy cerquita). El único pero que le pongo es el aspecto de los aliens, un poco chungo. Se agradece que estén hechos a mano y, supongo, gasten unas formas voluntariamente "camp", pero no creo que case bien con el tono del capítulo. Protagonizan Breckin Meyer de "Pesadilla final: La muerte de Freddy" y Ryan Kwanten de "Silencio desde el mal". El dire es el normalmente insufrible Joe Lynch.
La historia que sigue desciende unos peldaños. Arranca como una comedia "teen" de pijas histéricas, lo que justifica la presencia de Molly Ringwald como directora de un instituto a la que una adolescente lerda le cuenta que su hermano ha intentado matarla. Las cosas derivarán por derroteros vampíricos. Lo mejor lo tenemos cuando la adolescente comenta que sus únicas experiencias sexuales compartidas consisten en hacer pajas. Lo demás, extremadamente tontuno y olvidable. Guioniza una tipa. Dirige Rusty Cundieff de "Tales from the hood" o "Fear of a Black Hat".

CAPITULO 4 - "Pipe Screams" / "Within the Walls of Madness": Retomamos la movida del "monstruo usado como arma arrojadiza contra un ser humano detestable" -es decir, la historia del bicho de la caja en el "Creepshow" original- y lo hacemos de la mano de la entrañable Barbara Crampton, que pal caso da vida a una casera despiadada y racista (hay incluso un momento que aparece medio borracha con un vaso en la mano, igual que Adrienne Barbeau). La acompañan Eric Edelstein (uno de los nazis malotes de "Green Room") y un bicho no especialmente mal logrado a base de pelos y suciedad que se oculta en las tuberías. Una historia muy tonta, que no aporta nada, pero tampoco ofende. Dirige Joe Lynch.
Con "Within the Walls of Madness" me perdí un poco, resulta algo liosa, pero digamos que gira en torno a un tipo condenado a muerte por una serie de asesinatos que, dice él, fueron cometidos en realidad por un demonio surgido de una dimensión paralela gracias a los esfuerzos de una científica interpretada por Denise Crosby, de "El Cementerio Viviente". Sin más. Dirige todo un VIP del club "Creepshowiano", John Harrison.
Aprovecho el inciso para comentar que las transiciones animadas de esta segunda temporada molan bastante. Se alejan del tono realista de la anterior (y el film original), y evitan el look "flash" que veremos en la siguiente. Las que nos ocupan tiran de rollo caricaturesco y denotan mucho estilo. Un toque original de la serie que, por raro que suene, funciona.

CAPITULO 5 - "Night of the Living Late Show" : A modo de colofón, Nicotero y los suyos cierran la temporada con un capítulo especial de duración doble, donde retoman el "servicio oral para el fandom" pero, al menos, de un modo más inteligente, integrándolo en la trama sin que irrite excesivamente. Y pal caso, además del inevitable guiño con posterior moratón en el ojo al recurrente Señor Romero y sus zombies, tenemos una referencia constante y sangrante nada menos que a nuestra "Pánico en el Transiberiano". Se lo explico.
Justin Long -al que hemos visto en "Jeepers Creepers" o "Arrástrame al infierno"- da vida al inventor de la máquina de realidad virtual definitiva, una que permite al usuario formar parte de sus películas favoritas. En su caso se trata del clásico dirigido por Eugenio Martín. No solo lo disfruta, además anda enamorado del personaje que interpreta ¡¡¡Silvia Tortosa!!!. De esta manera el inventor huye de su mediocre realidad y, muy especialmente, su señora esposa, con la que se casó por dinero y que, obviamente, no luce tampoco muy apetecible (aunque ni mucho menos es el cayo que nos pretenden vender). La cornuda, harta de desprecios e infidelidades -virtuales-, usará la misma máquina para vengarse.
Lo cierto es que, llegado el momento, comencé a pensar aquello de "Me aburroooo", antes de descubrir que consumía un capítulo más extenso de lo habitual. Pero no está demasiado mal. Las escenas en las que Justin Long entra a formar parte de "Pánico en el Transiberiano" e interactúa con Christopher Lee, Peter Cushing o la misma Tortosa, tienen su gracejo, aunque tampoco es que estén estupendamente facturadas. Llama la atención que se busquen a una doble de la actriz catalana cuyo parecido resulta bastante discutible.
El guion corre a cargo de Dana Gould, todo un personaje mediático ligado a cosas tan distintas y curiosas como "Los Simpson", "Mystery Men" o esa rareza titulada "Me levanté temprano el día de mi muerte". Dirige Greg Nicotero.