Ayer, por avatares del destino, resulta que me vi dos pelis con cocodrilo en un mismo día. El ying y el yang, la buena y la mala... o en este caso, la horrible. Así que, dadas las circunstancias, permítanme unirlas en una misma reseña y ahorrarme trabajo (y ahorrarles a ustedes sufrimiento).
¿Con cual empezamos?, hombre, ya conocen aquello de "las malas noticias primero".
MEGASHARK VS. CROCOSAURUS: Dada la naturaleza "pesetil" (algo muy respetable) de la peña de "Asylum", era lógico que acabaran produciendo una secuela de su peli más famosa, exitosa e icónica, "Megashark vs. Giant Octopus". Así pues, aquí tenemos de nuevo al tiburón gigante, solo que esta vez enfrentado a un cocodrilo prehistórico y, visto lo visto, inflable... ya que no puede entrar en la cueva de la que, a penas unas horas antes, había salido. Esta vez los del asilo se aseguran la jugada fricosa contratando en rol estelar a Jaleel White, famoso por su papel de "Urkel" en la serie "Cosas de casa". Junto a él, una tia muy buena que se pasa toda la peli con el ceño fruncido y el pobre Robert Picardo, al que has visto en todas (o muchas) pelis de Joe Dante. Y bueno, lo de siempre, diálogos interminables (especialmente centrados en los huevos de cocodrilo), efectos de CGI dolorosamente espantosos, cagadas a tutiplen y lo peor de todo ello: muuuucho aburrimiento. Hay quien cree que todas estas anti-virtudes (así como el delirio general) son algo buscado expresamente por los productores, pero a mi me consta que no... y me lo ha dicho un pájaro muuuuuuuy bien informado, creánme. Digamos que, a estas alturas, el chiste ya no hace gracia... no lo hacía tampoco cuando "Mega Piraña", pero ahora es que ni tan siquiera despierta una sonrisa. Como los del asilo sigan así, voy a dejar de ser su amigo en "Facebook".
Dirige el hijo de..... Fred Olen Ray (culpable también de ESTA COSA).
BLACK WATER: Después del buen sabor de boca que me dejó "El Arrecife", tenía muchas ganas de ver la peli precedente de su director (Andrew Traucki, compartiendo responsabilidades con David Nerlich), esta "Black Water", que como ya dije entonces, guarda bastantes puntos en común con la otra: Personajes aislados en plena naturaleza, enfrentados a un animal salvaje que pretende devorarlos. En este caso tres turistas y un cocodrilo (normal, ni gigante, ni mutante, ni con super-poderes). Siempre apostando por un estilo hiper-realista, casi de documental, y jugando muy sabiamente con el suspense. La pequeña diferencia es que "Black Water" tiene un desenlace un pelín -solo un pelín- más peliculero que "El Arrecife", lo que mancha un poco el expediente y no deja un buen sabor de boca tan notorio como ocurría con la de los tiburones (aunque se supone que está basada en hechos reales). Ello no significa, ni mucho menos, que sea mala, ¡¡por dios!!, al revés, se trata de un film tremendamente bien conseguido, a lo que ayudan mucho la pasmosa naturalidad de las interpretaciones, unos efectos especiales perfectos explotados en su justa medida y la tan apreciada sobriedad. Atención a las primeras, y sutiles, apariciones del animal... resultan genuinamente inquietantes.
Recomendable.