Los gemelos Paul, dos culturistas dispuestos a convertirse
en Arnold Schwarzenegger por partida doble, más conocidos con el sobrenombre de “The
Barbarian Brothers”, irrumpen en el séptimo arte con un papelito prácticamente
anecdótico en la película de Joel
Schumacher “Los locos del Taxi”. Al margen de este título mainstream, hicieron
alguna que otra aparición en cine y televisión, que sirvió para que Menahen
Golan y Yoran Globus se fijasen en ellos y confeccionasen, bajo la dirección de Ruggero Deodato, una película Cannon para su lucimiento
muscular e “interpretativo”. Nació así la peli de culto “Los Bárbaros”. A la
película, un “Exploitation” de “Conan, el Bárbaro” en toda regla, le acompaño
cierto éxito, el suficiente para que los
dos trozos de carne tuvieran su propia carrera cinematográfica. Así, ya en la
década de los 90, los dos hermanos culturistas protagonizan una triada de títulos —este entre ellos— que los
catapultaría como las entrañables estrellas de serie B que siempre han sido. Y
es que sus películas, infames, baratas, jamás obtuvieron recaudaciones
millonarias, ni mucho menos buenas críticas y tampoco gozan de un fandom que
revindique a día de hoy sus películas. Al contrario, han sido condenados casi
al ostracismo.
Ese triunvirato de pelis noventeras a su servicio lo
conforman comedias, paradójicamente, y están encabezadas por “Pasándolo en
grande”, donde interpretan a dos rudos camioneros, “Double trouble” donde son
policías, y la última del pack, esta “Vaya
par de canguros” que nos ocupa.
Y es que en pleno 1994, ya era más que patente, y gracias a
“Poli de guardería”, que la combinación de tío forzudo con niños era un éxito,
por lo que, ya disuelta la Cannon, Yoran Globus desde su flamante Global
pictures, que duró menos que un suspiro (y no me extraña) se asocia a los
hermanos Paul para meterse de lleno en una película de estas características,
adelantándose así a The Rock, Vin Diesel o Jackie Chan en hacer un film de
forzudos con niño desde la de Schwarzenegger, pasando, eso sí, la película
inadvertida en todo el mundo.
Sin embargo, y pese al despropósito, la película no es
aburrida del todo.
Tras salvar a un nutrido grupo de niños tras un tiroteo en
un parque, dos hermanos gemelos y
culturistas son contratados por un hombre con pasta para que sean los guardaespaldas
de sus dos sobrinos mientras este acude a un juicio contra la mafia en el que
ha de testificar, así que se trasladan a la lujosa mansión dónde moran los
niños, que resulta que son gemelos también — con lo que tenemos la ensalada
aliñada— y se las hacen pasar canutas, al tiempo que los sacan de no pocos
conflictos violentos. Sin más. A, e, i, o, u.
Para terminar de hacerla más graciosa todavía, y para que se
parezca aún más a “Poli de guardería”, estos dos gemelos, un poco más
creciditos, serían los gemelos Cousins, Christian y Joseph, los mismos que
darían vida a Dominic, el niño al cual Schwarzenegger debe proteger de su
propio padre en la película, con lo que todo queda en casa. Como es lógico,
todo saldrá a pedir de boca para nuestros protagonistas, pero sin embargo,
“Vaya par de canguros” sería el film que pondría fin a su carrera como pareja
cómico-humoristica. No interesó a nadie. Y no volvieron a hacer más películas
como “The Barbarian Brothers”.
Para echar un ratillo
tonto mientras ojeamos el facebook en el móvil, la cinta tiene momentos para
las risas y momentos para la vergüenza ajena, como en el que los dos niños no
se quieren duchar, y en represalia, los dos gemelos bárbaros los lanzan desde
un balconcillo a una piscina y vacían, posteriormente, desde lo alto, un tambor
de detergente para que la piscina haga espuma y los niños salgan de allí
limpios.
Dirige el cretino de John Paragon que venía del mundo de la
tele, hizo “Vaya par de canguros” y se
volvió a la tele.
El film permaneció inédito en varias partes del mundo, no
así en España donde desconozco si llegó a editarse en vídeo (juraría que no),
pero donde, desde luego, fue estrenada en televisión, nada menos que en Tele 5,
la cual le dedicó a su emisión una estupenda campaña publicitaria.