sábado, 15 de septiembre de 2007

SPLATTER FARM

Los hermanos John y Mark Polonia son unos tipos muy interesantes. Su parecido físico y el hecho de que hagan películas, o lo intenten, los emparienta directamente con otros personajes afines. Podríamos decir de ellos que son los Coen del cine de horror, o los Kuchar de las "backyard movies", pero no caeremos en esa trampa. Los Polonia llevan en esto del terror casero, o el fantástico (también casero) en todas sus variantes, desde que eran unos tiernos adolescentes que recreaban en Super 8 y con los amigos de clase aquello que veían en las pantallas de los cines, que para la década de la que hablamos, se trataba básicamente de "slashers" y pelis de zombies italianos.
Su ambición les llevó, siendo aún muy jóvenes, a pisar Hollywood en busca de una oportunidad que nunca llegaría. Frustrados, pero no desmotivados, volvieron a su ciudad natal y decidieron sumarse al entonces emergente “boom” del cine de horror facturado directamente en formato magnetoscópico que puso en activo el exitazo de la aburridísima "Blood Cult" (lo que los yankees llaman SOV, es decir, "shoot on video"). Tras varios intentos fallidos se decidieron por la enésima variación de "La matanza de Texas", haciendo especial hincapié en aquello que no mostraba el film de Tobe Hooper, gore. Un gore enfocado desde un punto de vista muy sexual (a esa edad las hormonas no perdonan) e ingenuamente transgresor, aspecto este que, según los brothers, se hizo buscando única y exclusivamente llamar la atención (y ni así...).
El resultado a sus esfuerzos, "Splatter Farm", tuvo el "éxito" lógico dado que era el momento más propicio para este tipo de material, aunque no tanto como para librarlos de seguir llevando su carrera cinematográfica (o videográfica) como un hobby al que poder dedicar únicamente el tiempo libre. Aún así, estos dos sujetos de aspecto indiscutiblemente "nerd" (gafotas, bigotillo tardo adolescente, dentones...) han visto varias de sus numerosas obras editadas en dvd y, poco a poco, su apellido se va haciendo más y más popular. Tienen fans acérrimos (incluso ronda un foro por internet dedicado únicamente a informar sobre sus hazañas, ya que, por raro que suene, no disponen de página web propia) y detractores sin escrúpulos (de esos que usan la red para insultar cobardemente, ocultos tras un seudónimo o protegidos por la distancia). Entre sus últimas joyas tenemos historias de pirañas asesinas ("Razorteeth"), monstruos de lagunas no necesariamente negras ("Splatter Beach"), bigfoots de tendencias criminales ("Among Us", su return al celuloide, concretamente los 16mm) y espíritus mal carados dispuestos a jorobar a unos soldados en plena batalla en lo que es su proyecto más ambicioso hasta la fecha, "Dead Knight", un "film" que cuenta con numerosos extras, vestuario de época e incluso decorados, características estas que los aleja, muy sutilmente, de sus habituales equipos reducidos y eminentemente familiares.
Ahora la compañía especializada en "backyard horror" ochentero, "Camp Motion Pictures", saca al mercado digital "Splatter Farm" con la bendición del gurú del cine exploitation, Frank Henenlotter, y varios extras tan jugosos como los "slashers" superocheros que los Polonia rodaron durante el insti o un "Making Of" la mar de simpático en el que hacen gala de esa ingenuidad tardía que tanto irrita a sus enemigos, pues los hermanos tienden a tomarse demasiado en serio sus trabajos videográficos que, al fin y al cabo, no dejan de ser mierdecillas.
La peli cuenta con una virtud que, a la larga, termina convertida en su peor defecto y es que, a pesar del rimbombante título y las engañosas estampas publicitarias, es de lo más seria y -pretendidamente- malrollista, situándose bien lejos de la habitual chirigota sanguinolenta de esta clase de productos. Pero claro, es que los Polonios contaron solo para su realización con su misma presencia, la abuela de no se quién y un par de amigotes, uno de ellos dispuesto a actuar mucho y filmar más, y con tan pocos elementos, la cosa da más bien para poco... para poco gore (y yo, ustedes perdonen, en el “backyard horror” busco, única y exclusivamente, excesos hemoglobiníacos, ya que no mucho más se puede esperar de el) y poca chicha en general. Resumiendo, que la peli aburre... está repleta de buenas intenciones, tanto a nivel atmosférico como visual (y no lo hacen tan mal sus autores teniendo en cuenta su por entonces corta edad) pero el caso es que acabé dándole inevitablemente al avance rápido, y eso significa algo.
Añadir que el tono seriote y comedido se va al traste con la exageradamente burra e inverosímil muerte del personaje de la tía (familiarmente hablando) y que la repetición de planos explícitos que hay a final, así como los créditos a cámara lenta, poco hacen por acercar el "film" a la duración standard de un largometraje, quedándose en una escasísima hora y diez.

NOTA: La edición que presenta "Camp Motion Pictures" no es la original de la época, sino una remasterización hecha por los Polonia adultos lo que, para mi, y para muchos críticos especializados, es un error. Quizás, si sus autores hubiesen mantenido la baja calidad del montaje de video a video, la ausencia de música y los créditos hechos con cartulinas, no solo se hubiese conservado intacto su encanto sino también la gracia própia de las "backyard movies" de la década que tanto reivindica el sello que las edita... una vez más, la molesta ingenuidad de los brothers (convencidos están de que se trata de un "cult classic"), se vuelve contra ellos.