Hoy se cumple justo un mes de algo muy poco original por mi parte: zamparme una sesión doble nocturna de terror Navideño. Para lo cual elegí un clásico que ya había visto antes y otra moderna.
De la primera se ha escrito ya mucho, yo incluido, "Navidades Negras" o "Black Christmas", el incunable film de Bob Clark que se adelantó cuatro años al supuesto nacimiento del slasher según San John Carpenter. No era la primera, antes estuvo esta otra, pero es indudable que, en muchos sentidos, aportó buena parte del material que luego sería recurrente en el subgénero. La diferencia es que Clark lo hizo con clase. Mucha clase. Característica esta para nada trasladable a la ristra de imitadores que surgirían los años siguientes.
Unas chicas universitarias pasan la Navidad tranquilas en su fraternidad, hasta que comienzan a recibir llamadas aterradoras de una voz chillona que les dice cosas raras y las amenaza de muerte. Resulta que el perpetrador de las mismas se les ha colado en casa y habita el desván, solo que ellas aún no lo saben. Y puede que nunca lleguen a saberlo, aunque él decida salir de su escondite para cazar.
"Navidades Negras" es una de esas películas que funcionan o no depende de cómo te pillen. La ocasión que la consumí previa a la presente me pareció aburrida. Sin embargo, el pasado 25 de Diciembre volví a gozarla como el primer día. Redescubrí sus muchísimos atributos, aunque sin duda el mayor de todos ellos es su asesino, probablemente uno de los más terroríficos que ha dado el cine, Billy, primero porque no conocemos su origen ni su motivación criminal, segundo porque nunca le vemos la cara, solo las manos y un ojo que da escalofríos cuando te apunta fijamente, tercero por esas llamadas espeluznantes que hace a las chicas, poniendo voces de dibujo animado, chillando, desvariando... acongojantes, y cuarto... bueno, por el desenlace de la peli que no desvelaré. Maravilloso. Qué buenos tiempos aquellos en los que los asesinos de las pelis de terror no eran carne de merchandising, esencialmente porque no podían serlo.
A todo ello sumen una atmósfera cojonuda, tan absolutamente navideña como totalmente inquietante, que chorrea misterio y suspense por los poros. La banda sonora, minimalista y que desaparece cuando la situación lo requiere, dando paso a los efectos de sonido. Unos personajes trabajados y humanos, con problemas y personalidad, no simples marionetas pechugonas puestas ahí para ser asesinadas. Y por supuesto la justa dosis de crímenes (pocos si lo comparamos a slashers posteriores), sin abuso de truculencias, comedidos, sobrios e impactantes.
Ya no se hacen como esta, amigos. Ni se harán. El terror ha dejado de ser adulto, ha dejado de tener clase. Hoy día eso último se confunde con ser pedante y meter arrebatos artys, que no es el caso de "Navidades Negras", una muestra de cine de género estupendo, sin excusas. Y ahí va una demostración de lo que digo: En el 2006 se hizo un remake, apadrinado por el propio Bob Clark, que aún teniendo algunos atributos visuales, no funcionaba. Y cometían dos errores de peso, dar una historia y un rostro al asesino y meter efectismos baratos. Para rematarlo, recientemente se ha estrenado ooootro remake y esta vez, de modo oportunista y barriobajero, apuntándose a todo este rollo del nuevo feminismo y bla, bla... como era de esperar, se metió una buena galleta en taquilla para mayor disgusto de sus perpetradores, la peña de "Blumhouse", que cada vez anda más y más perdida. Pues yo me alegro. Me alegro tanto como que las nuevas "Ángeles de Charlie" pasaran idéntico trago por las mismas razones. Siempre habrá quien tire de la excusa perfecta, achacándolo a su condición femenina y al rechazo que ello provoca en el macho dominante, pero yo creo que se debe única y simplemente a que son malas películas. En cualquier caso, que se jodan. ¡Cómo odio que me sormoneen y más desde mi género favorito!.
Una de las cosas que llaman la atención de "Navidades Negras" son sus pequeños y nada invasivos momentos de humor, que ya anunciaban el tipo de cine al que no mucho después Bob Clark acabaría anclado, el de risas. Es curioso como, a diferencia de otros muchos casos, él no quedó encasillado en el terror de por vida. Tal vez se deba a que sus aportaciones tampoco obtuvieron el estatus instantáneo de pelis de culto o films a considerar. Tardaron un cacho. Como debe ser, por otro lado. Así, el tipo tuvo tiempo de desviarse y meterse en otros berenjenales.
Para rematar todos los indiscutibles atributos de "Navidades Negras" (como su ajustado tempo, la narrativa clásica pero no acomodaticia en la que todo se desarrolla y confluye de manera inteligente, etc, etc... ¡¡y mira que tenía talento el puñetero Bob Clark!!), disponemos de un reparto colorido, simpático y entrañable como el solo: Olivia Hussey, Keir Dullea, Margot Kidder, John Saxon, Art Hindle y el eterno secundario carismático Leslie Carlson.
En fin, ¿qué más puedo añadir? una excelente película de terror que recomiendo encarecidamente. Y si la ven y no les acaba de funcionar, prueben dentro de un tiempo, porque a veces eso es lo que necesitan las cosas buenas, tiempo para apoltronarse en tu psique y darte una dosis de gustirrinín y escalofríos, aspecto este que hoy día, con tanta prisa para todo y tan poca paciencia cuando hay que sentarse frente a una pantalla, ya no se estila.
Si han llegado ustedes hasta aquí, puede que se pregunten aquello de "¿Y qué viste después?", pues se lo diré, una cosa titulada "A Christmas Horror Story" tan chillona, cargante, excesiva y aturdidora que a los viente minutos ya la estaba quitando. Terror de 1974 versus terror de 2015.... los resultados hablan por sí solos.