Por otro lado, el estar filmada en blanco y negro le
confiere a la película una pátina de respetabilidad, quiero decir, que el
blanco y negro viste mucho, queda todo muy bonito y todas esas secuencias de
gente simulando sexo, si te dicen que están concebidas con fines artísticos, te
lo crees. No hay mucha diferencia entre algo filmado por, por ejemplo, René
Clair y esto. Pero no, todo atisbo artístico no es más que mera casualidad ya
que estamos ante un producto meramente comercial concebido para pajilleros que
se la pelaban en salas de cine medio clandestinas.
Por lo demás, la película aguanta el visionado la primera
media hora, después, es más de lo mismo una y otra vez, folleteo gratuito y
barato, que a pesar de las bellezas que desfilan por la pantalla, es incapaz de
poner palote al hombre contemporáneo, en 1969, año en el que se estrenó, ya no
sabría que decir. Imagino que sí, porque como digo, hay pelambres, tetamen y
culetes a punta de pala.
El interés que pueda despertar esta película es exclusivamente
antropológico.
Dirige la función un tal George Rodgers al que parece que se
le ha tragado la tierra; no solo es que únicamente cuente con este film en su
filmografía, es que no hay datos de su existencia prácticamente en ninguna
parte.
La película se editó hace algún tiempo en DVD gracias a
Something Weird Video que la recuperó y distribuyó en programa triple junto con
otros dos sexploits titulados “One Shoking Moment” y “The Maidens of Fetish
Street”.
Para los muy curiosos.