El recorte de hoy me resulta altamente gozoso. El año 1988 hubo un señor que se atrevió a proclamar en las páginas de la revista "Shows" que el cine fantástico estaba viviendo una crisis, dejándolo de mierda para abajo. ¡En 1988!.
A lo largo de su furioso alegato, metía caña a Fulci, Lenzi y demás (lo habitual en la época). Calificaba de horrible a "Viernes 13" al completo (entonces con la quinta recién estrenada, pidiendo un ¡no más!... ¡juas!, ni sabía lo que le esperaba). Y se cebaba especialmente con "Un hombre lobo americano en Londres", refiriéndose a ella como "absolutamente repugnante" (seguramente al juzgarla moralmente). Tela marinera... pero, en realidad, nada nuevo bajo el sol. El típico discurso del "abuelo". Del aficionado conservador -probablemente por cuestiones de edad- incapaz de conectar con el terror moderno, especialmente aquel que apostaba por el feismo y la truculencia más colorista, anteponiendo a todo ello los clásicos intocables de siempre (la Hammer, Terence Fisher, el "king Kong" original, el "Freaks" de Tod Browning, el jodido John Ford, "Ultimatum a la tierra", el cine de los 30, 40, 60... bla, bla, bla) y la eterna chapa de que era mucho mejor cuando todo se sugería y había cierta "poesía" en el fantástico (Ugh!!). Irónico que acuse a los productores "modernos" de desmedido interés económico cuando todos sabemos que cineastas como Fisher, Roy Ward Baker o Freddie Francis, únicamente abordaban el género por cuestiones alimenticias. De hecho, algunos de ellos afirmaron posteriormente detestarlo. En fin.
La cosa cobra especial sentido al descubrir que el autor de tan hilarante alegato no es otro que Narcís Ribot Trafí, sacerdote para más señas (fallecido por Covid-19 el 6 de Abril de 2020). Sí, lo han leído bien. Se puede ser profundamente religioso y fan del cine de terror. De hecho, Don Trafí lo era activamente. Llegó a rular de forma continua por el primigenio Festival de Sitges, editó algún fanzine, colaboró en sendos libros especializados y, ya mayor, seguía dándole a las teclas en un blog donde hablaba de sus pasiones cinéfagas y literarias. Ei!!, lo admiro y respeto. Aunque está claro que, en lo referente a gustos, Narcís y yo no habríamos congeniado lo más mínimo. Adoro (casi) todo aquello que él aborrecía. Y aborrezco (casi) todo aquello que él adoraba.
En cualquier caso, ahí tienen el recorte, que pueden y deben abrir aparte para leerlo cómodamente y echarse unas buenas risas. Especialmente cuando al pie de foto escriben mal el nombre del director de la terrible película que, suponemos, Narcís ¿y los de "Shows"? considerarían ejemplo de la mentada crisis. ¿Podemos hacer caso de las apreciaciones de alguien que no conoce bien aquello sobre lo que raja o es que... la N está al lado de la M en el teclado y las prisas por ir a imprenta provocaron una errata involuntaria? Ni lo sé, ni me impogta... un cagajo.
Griten todos al unísono: ¡Graaaaacias tío Vicenteeee!