miércoles, 22 de febrero de 2012

DESDE QUE AMANECE, APETECE

La película española que más veces he visto de las rodadas en el periodo de tiempo comprendido entre 2000 y 2012, es esta. Le tengo un especial cariño. Cine español, popular y sin pretensiones, y una rara avis dentro del panorama actual de comedia. Una facturada a la vieja usanza, como se hacían las comedias en los años setenta y ochenta, y prescindiendo en su reparto de niños de papá que se creen -y hacen creer al estúpido público- que son , además de unos grandes actores, unos grandes cómicos. Y cito en concreto a Alberto San Juan y Ernesto Alterio.
En "Desde que amanece, apetece", sin embargo, sí hay grandes actores y grandes cómicos. No ya por Gabino Diego, sobrevalorado a más no poder en ambas funciones desempeñadas, si no por, y en concreto, Arturo Fernández, interpretando a Arturo Fernández, en una película donde hace lo que le sale de los mismísimos cojones. Porque puede, porque es Arturo Fernández.
Sin ánimo de ser un homenaje a aquel cine, al menos veladamente, cuenta la manida y desfasada historia de un paleto de pueblo que va a una gran ciudad a prosperar. Allí se reúne con su tío, quien le ayudará en tan ardua tarea, pensando el paleto que se trata de un gran empresario, pero no; se trata de un chulo de tres al cuarto que representa a un grupo de “Boys” más de tres al cuarto todavía. Se complican las cosas, y este acaba creando una agencia de gigolós, en la que el paleto, con sus gritos guturales de pastor de vacas, logra seducir a un inmenso número de señoras y señoritas, haciendo de oro a su tío y proporcionando un sin fin de situaciones delirantes.
En definitiva, una comedia de destape realizada en la tan cercana pasada década. Y lo más curioso es que yo creo que ni los propios artífices de la cinta eran conscientes de que lo estaban haciendo…
El director, Antonio del Real, está especializado en comedia. Siempre se adaptó a su tiempo, del tipo que tanto gusta al treintañero intelectual, con las tan noventeras como horrorosas "Los hombres siempre mienten" o "Cha-Cha-Cha" Aunque venía de hacer cosas con más entidad como "Café Coca y Puro", "Buscando a Perico" y, sobretodo "Y del seguro... ¡líbranos señor! películas post Almodóvar, y en parte consecuencia de este, en las que los chistes de drogas son el telón de fondo. En ese sentido, resultó rompedor.
Sin embargo, a medida que va avanzando su carrera, su cine se vuelve más cazurro ("Trileros" es una buena muestra de ello) o directamente soez (la que nos ocupa). Y yo me pregunto… ¿Es esto un acto terrorista, una protesta, una reivindicación, o es que le sale este tipo de comedia de forma natural? En cualquiera de los casos, yo me alegro de que así sea. De hecho, nadie más ha tenido cojones para hacer una comedia a la vieja usanza, y… fracasar en el intento. "Desde que amanece, apetece" no la vio en el cine nadie más que yo, su fan número uno. Y no le echemos la culpa a la poca publicidad que pudo tener; echémosela al HORRIPILANTE póster, y al DOLOROSO título.
Así, lo que da gusto es ver a Arturo Fernández interpretando, ya con una edad avanzada, a un tal Lorenzo “El pollas”. Más que nada, porque este hombre no se deja dirigir, o eso parece, ya que su actuación entera es un muestrario de improvisaciones aderezadas con chascarrillos suyos, muy bien soltados.
Las pocas críticas que recibió la película fueron criminales. Leí por ahí lo siguiente: “El argumento es infumable, y el elenco de actores no hacen sino lastrar más un proyecto que debería haber muerto antes de nacer”. Bien, pues yo rompo una lanza a favor de "Desde que amanece, apetece", y digo que los actores están todos muy bien (excepto Gabino Diego), el argumento está gracioso y es una pena que no se hagan hoy en día más películas así. No entiendo ese odio hacia el tipo de cine más nuestro, más divertido, honesto y popular. Como si entretener al espectador más sencillo fuera pecado.
En cuanto a destetes, tenemos por ahí a Kira Miró, posiblemente la peor actriz, no ya de España, si no del mundo, que, sin embargo, cuando muestra su pubis en el que vemos claramente unas ingles brasileñas, y sus repugnantes tetas operadas, al menos a mí, para hacerme una pajilla, me sirvió.
Y es que hasta en el enseñar carne de manera gratuita es genuina "Desde que amanece, apetece".
Para los que añoran un cine más cazurro.