jueves, 5 de abril de 2012

LA ISLA DE LAS PERVERSIONES

Otro de los productos que hacen entrañables  los video clubs de los ochenta. Y si concretamente no consumí en su momento –por razones obvias- este "La isla de las perversiones", sí que medio vi una cosa presumiblemente de la misma compañía, sobre vampiros y sus pollas con alas y colmillos o algo así. Mi madre fue a alquilarme una de dibujos, y no se dio cuenta de que era un “Porno Cartoon” de los que se estilaban en aquella época.
No se trata de una película, si no de una serie de cortos animados, tremendamente exagerados, bastante mal dibujados en algunos casos y de una obviedad en lo que vamos a ver que roza lo ridículo, provenientes, como no podía ser de otra manera, de Alemania.
Por un lado tenemos un par de cortos protagonizados por unos animalitos, cómicos, pornograficos y de gigantescos falos, guiño directo a los famosos personajes de la Warner (un caricato de Bugs Bunny, otro del cerdo Porky) o Disney (hay un Dumbo por ahí haciendo cosas raras con la trompa) incluidos, que en ambientes aventureros (Piratas, el salvaje Oeste…) violan a toda hembra humana que se les pone a tiro, o explotan sexualmente a las nativas de una tribu africana, con sus enorme pollas y a golpe de verso pornográfico tipo “Me he puesto cachondo con ese escote, y reventaré su coño con mi cipote”. Las escenas son de lo más divertidas: pollas que entran por el culo y salen por la boca, amputaciones y enculadas. Una verdadera muestra del “todo vale” amparándose en el hecho de que son inofensivos dibujos animados y es más difícil que ofendan. En mi opinión, según se mire y según quien lo mire, pueden llegar a ofender incluso más.
Por otro lado, tenemos, mucho peor dibujadas que los cortos con animalitos, unas particulares versiones pornográficas de los cuentos populares. En uno la Cenicienta, que entre pollazo y pollazo tiene que soportar las guarradas que le dicen sus hermanas en verso estando ella todavía en la cuna, para al final, terminar con un plano del bebé, chupando un chupete, para, acto seguido, introducírselo por la vagina. Algo impensable a día de hoy, pero que en la época no era motivo para poner el grito en el cielo. Tan transgresor como el corto dedicado a Hansel y Gretel, donde la bruja tiene enormes pollas plantadas en el suelo que se va follando a tiempos y los hermanitos en cuestión cometen incesto sin ningún tipo de problema.
Cortos rodados en 35 mm. con un lado bastante sórdido y mal rollista, que se ve tremendamente reforzado en el nivel diversión gracias al doblaje, ejecutado por voces profesionales y reconocibles de aquellos años. Debieron pasarlo teta.
Entrañable , divertido y repugnante en todo caso.
Huelga decir que, buscando información sobre esta cinta en concreto, no he encontrado en la red información alguna, al menos en castellano. Así que… ¡Que si hoda!.