miércoles, 11 de junio de 2014

CHELY

Ramón Fernández es ya –por mi parte- un habitual de este blog. Director de comedia que supo dar siempre lo que pedía el público y llenar las butacas de gente.
Pues, además de todo eso, fue percusor del “Cine Quinqui”. Ignoro cual sería la primera película adscrita al subgénero. Decir que "Chely" es la primera, sería muy descabellado por mi parte pero, desde luego, antes de que este explosionara con las películas de Eloy de la Iglesia, en su vertiente más social o  las de José Antonio de la Lomaen su lado más popular, y mucho antes de que cineastas autores como Carlos Saura se infiltraran con la deshonesta intención de dotar de “dignidad” al subgénro con la espantosa “Deprisa, deprisa”, ya estaba el señor Fernández, que venía de generar millones con “No desearás al vecino del quinto” haciendo películas de quinquis en las que el delincuente es el bueno de la función. Como esta “Chely”, que además, por si no funcionaba lo de los delincuentes, ya se encargarían de traer gente a los cines los reclamos de Nadiuska como absoluta protagonista y Fernando Fernán Gómez, que llega, cumple con su contrato de, pongamos, dos días de rodaje y se las pira con viento fresco, quedando ahí en la película, eso si. El guión sería cosa de Juan José Alonso Millán.
Ahora, ¿Cómo siendo precursora es la menos conocida y la única que apenas se reivindica? Pues yo creo que es por su condición de populachera, por ser la menos sensacionalista, y no tener en el reparto delincuentes reales, sino actores que, en esta ocasión, dan el tipo bastante bien.
Cuenta, por un lado, la historia de una jovencita que, muy metida en el mundo de la droga (no sabemos si por consumirla o venderla, la cosa queda ambigua), es encarcelada justo al tiempo que su padre, un viejo profesor, sale de la cárcel. Los amigos de esta, una banda de delincuentes juveniles, se dedican a prostituir a una de las chicas del grupo, para cuando esta está en casa del cliente, irrumpir allí a golpe de pistola y desplumar todo lo que tengan a tiro. Deciden ir a buscar al padre de su amiga y colmarle de atenciones, hasta que este muere en trágicas circunstancias, y la trama se complica.
Desde luego es una obra menor de Ramón Fernández, no es una gran película “quinqui”, y el guión hace aguas por todos lados, así como el ajustado presupuesto. A Fernando Fernán Gómez se lo quitan de encima rápido, quizás porque no  había dinero para pagarle el caché, váyanse ustedes a saber. Sin embargo, el hecho de que esta película apareciera antes que lais famosas, la convierte, sino en pionera, si en algo a tener en cuenta, sobretodo por su carácter de cine palomitero, alejado de malos rollos y amarillismos en pro de la diversión (aunque la chica protagonista ande en movidas de drogas, es muy sutil y no vemos ni gente inyectándose, ni tan siquiera un mal porro que se fumen los chavales) De hecho, "Chely" contiene un sobre exceso de ritmo, pasa todo a tantísima velocidad, que entre eso y lo confuso del guión, hace que te pierdas, pero en absoluto, te aburras.
Así que, se deja ver, sencillamente.
Encarnando a los delincuentes tenemos a Nadiuska, que tiene tanta pinta de quinquillera como yo de sacerdote, Josele Román, que por físico y voz de cazallero sí que da más el tipo, José Maya, y el Aston Kutcher patrio (es clavado), Pedro Mari Sánchez muy popular de niño al interpretar a Críspulo en “La gran familia”. Ya de mayorcito pudimos verle en esa cosa extraña que es “El refugio del miedo” y, paradójicamente, luego trabajaría para Eloy de la Iglesia en algunas de sus películas, sería el doblador de JoséLuis Manzano en “El Pico”. Curioso.
Por la parte de las víctimas de estos desalmados tenemos a  Manuel Alexandre, Ricardo Palacios o Tomás Zori,  y por la de los que simpatizan con los macarras, el antes mentado Fernán Gómez, a Antonio Merino o a Isabel Luque, que no es normal lo buena que estaba esa mujer, y lo bien que está ahora con casi sesenta años El destape, a rasgos generales, está servido.