viernes, 27 de febrero de 2015

YO YO DANCER

Desde luego, un complemento ideal para disfrutar al 100% del documental sobre Richard Pryor “Omit the logic” (del que ya hablamos en el podcast nº 32) es ver este  biopic, “Jo Jo Dancer, You life is calling” que en nuestro país lleva la ridícula traducción de “Yo Yo Dancer” (¿Yo Yo, por qué?).
Y es que esta película supone muchas cosas, no se trata de un biopic normal y corriente. De hecho es una consecuencia de la personalidad del cómico afro americano; “Yo Yo Dancer” es, por un lado un testimonio, un exorcismo, pero también un ejercicio de megalomanía, una masturbación por parte de Richard Pryor, una manera de buscar prestigio y el debut en la dirección cinematográfica de un tipo que se hizo popular porque en sus películas improvisaba, no solo los diálogos, sino también las situaciones –sabía como iba a comenzar una escena, pero nunca como terminaría-  y también es una película valiente y honesta… el que no era honesto es Richard Pryor, que como la película medio fracasó, luego dijo que no se trataba de una película autobiográfica. Pero claro, Pryor era un yonkie sin remedio ¿Qué va a decir?
Y es que, aunque nosotros recordamos con nostalgia al Richard Pryor de “Su juguete preferido”, “El Gran Despilfarro” –gran película, por cierto- o “Superman III” este  que tanto nos gustaba de pequeños a los que nos acercamos o sobrepasamos la cuarentena, es el Richard Pryor en decadencia. Y eso que estas películas fueron éxitos. No tanto las posteriores, “Estado Crítico”, “Nos mudamos” o “Noches de Harlem”. Y consciente de que estaba haciendo una mierdecilla , Pryor, justo en medio, en 1986, decidió poner en marcha una película que narrase su propia vida, en la que se desnudase ante el público, que le valiera el reconocimiento del mundo del cine –vamos, que buscaba el Oscar  el gachó- y que le reportara pasta gansa. Así que pidió a Columbia que apadrinara su proyecto más personal, que además, él mismo produciría, dirigiría e interpretaría, co-escribiendo el guión junto a su colaborador habitual, Paul Money. Columbia, que se llenaba los bolsillos con sus películas, le brindó al cómico la oportunidad de llevar a cabo este narcisista proyecto que se tradujo en semi-fracaso – de hecho, a España, como la mayoría de sus películas de aquella época, llegó directamente a los videoclubes, sin pasar por las salas- y que no aportó a Richar Pryor el prestigio que demandaba. Y es que la película, que a mí, no obstante, me gusta mucho, es un poco mala. La dirección es torpona, descompensada, dedicando a ciertos pasajes de su vida un montón de minutos, para luego a otros de la misma importancia o mayor, pasar en un suspiro. Por no hablar de su interpretación. Pryor se interpreta a sí mismo durante cuatro décadas, y si como  cómico su currículun no deja mácula, como actor tragicómico, lo cierto es que deja mucho que desear. Además, el alter ego de Richard Pryor, traspasa de vez en cuando la cuarta pared, desdoblándose de su propio cuerpo y dándose la réplica a sí mismo, a veces se contesta, otras ni se oye, solo le escucha el público, lo que deja la narración un tanto confusa y descolocada. Es más, yo diría que si no sabes de antemano que se trata de un biopic, ese desdoblamiento, ni se entiende. Así que, esta película es un desbarajuste. Pero rollos técnicos a parte, a mi me parece que está  muy entretenida, y que es muy atrevida, más si tenemos en cuenta la época de la que proviene. Porque Pryor no se lleva a su terreno la película intentando excusar sus actitudes, digamos, políticamente incorrectas, no. En la película figura como lo que era: un yonkie que echaba a perder todo por culpa de la droga, y cuyo plato principal es el famoso incidente, ya conocido por todos, de prenderse fuego a si mismo y casi morir. Aquí eso no se esconde. Si lo dota, el director, de algo de misticismo dando a entender, que Pryor mata a Pryor que era una persona nefasta y ese fuego da a luz una persona nueva. El tiempo dejaría claro que churruscado o no, Pryor sería la misma nefasta persona hasta que la esclerosis múltiple le concienció un poco.
Así que no es de extrañar, que tras rodarse a sí mismo, preparándose  y fumándose una pipa de crack, bebiendo como cosaco o esnifando cocaína, al no ser un éxito la película, dijera que no se trataba de una autobiografía… pero que cara más dura.
La primera vez que la vi siendo niño, ni siquiera la detectaba como un biopic del propio Pryor, la vi, sin más, porque a mí me gustaba Pryor, pero si que la tenía en mi subconsciente como esa peli de Richard Pryor tan rara que no daba tanta risa. Muchísimos años después, cuando ya descubro que se trata de un  auto-biopic, corro a localizarla para que todo cobre sentido. Y me quedo a gusto con su visionado, eso si, descubriendo que en realidad es un debut como director bastante flojo, casi telefilmesco. Pero está bien.
El punto de partida de la película es el hospital, tras prenderse fuego Jo Jo Dancer (alter ego de Richard Pryor) estando drogado. Entre vendas, este sale de su propio cuerpo, para contarse la vida y darse ganas de vivir. Y vamos viendo los pasajes de esta, desde su infancia infausta – la madre de Pryor era puta y lo crió en un burdel- hasta el ascenso a la fama, pasando por sus desfases drogadictos.
Junto a Pryor, en el reparto tenemos a Debie Allen (una de las profesoras de “Fama”), Art Evans (“Noche de miedo”, “El negociador”), Michael Ironside y un papelito de putero para Ken Foree, entre otros cuantos.
Con todos sus fallos, que son muchos, y como dijo en su momento la crítica americana,  “Yo Yo Dancer” es el “All That Jazz” de Richard Pryor.

miércoles, 25 de febrero de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "BLADE II"

"Blade II" no es una película que me guste, tampoco es una película que odie, aunque si es cierto que a su director le tengo algo de tirria.
No obstante, esta sección no se rige por los gustos de uno, sino por la dsponibilidad de los  fotocromos, y estos, además de ser bonitos, tienen la particularidad de que fueron de los últimos juegos que se hicieron. Datan de 2002. Pasado no mucho tiempo, dejaron de fabricarse. De hecho ya ningún cine pone fotocromos. Una verdadera pena.
Ahí los llevan...











lunes, 23 de febrero de 2015

CUMPLEAÑOS SANGRIENTO

Típico producto ochentero cuyo fabuloso póster  (esos dedos usados como velas, son del todo acongojantes. Ni que decir tiene, que eso no aparece en el film) es más popular que la propia película en si misma y que supuso el pistoletazo de salida para la carrera de un productor al que le ha ido muy bien a posteriori como es Gerald T. Olson, responsable de poner en marcha cositas como “Cromwell, rey de los Bárbaros”, “El recuperador” o “Mi diabólico amante”, pasando por productos más potentes como “Hidden, Lo oculto”, curiosidades “New Jack Swing” como “House Party” para lucimiento de los raperos Kid-n-Play, terminando con auténticos bombazos  mainstream como “Dos tontos muy tontos” o “Rapid Fire”.
La película cuenta como tres niños nacen a la vez durante un eclipse lunar, que por sus características, las cuales nunca se nos son expuestas, estos acaban celebrando su décimo cumpleaños, cargándose a todo bicho viviente y de las más variopintas maneras.
Se trata de una de las películas de terror de referencia de mi pubertad y de las que más veía. Cosa que con lo cagón que yo era –y sigo siendo- comprendo perfectamente porque el hecho de que estos infantes asesinen al personal a base de pistolas, arco y flechas y demás parafernalias, a plena luz del día la mayoría de las veces, lo cierto es que no es del todo aterrador. Pero de la época siempre recordaba la escena del niño con un saco en la cabeza con aberturas en los ojos (a lo Jason en “Viernes 13 part.II”) conduciendo un coche como un loco intentando matar a la hermana de uno de sus cabroncetes compañeros, y hay que decir que la escena sigue manteniendo el impacto de antaño.
Con estructura de “Slasher”, pero sin serlo, los niños consiguen parecer verdaderos cabrones, manipulando y matando a los adultos, y ahí radica el interés de la película. Matan mucho y cruelmente, lástima que esos asesinatos no están aderezados con la sangre que debería. En esos términos “Cumpleaños sangriento” se queda demasiado light. Sin embargo, para vosotros los palilleros, decir que la película está cuajada de las tetas o tetazas de las que van a morir. Como debe ser.
No obstante, y aunque los altibajos de ritmo empiezan a ser un referente en lo concerniente al terror barato de esa época, no hay ni un solo elemento por el que podamos decir que se trata de una película mala. Es más, el aburrimiento casi no hace acto de presencia y, a rasgos generales, el tono general de la película, por descabellado y tonto que sea lo del eclipse, tiene hasta cierta gracia. Así que, efectivamente, una revisión tras muuuuchos años sin volver a verla, ha sido una gran idea. Esto es el cine barato de terror ochentero  genuino del video club con el que me crié. Aunque se estrenó discretamente en cines de barrio, donde congregó a unos miserables 135.000 espectadores. Eso si, en el vídeo club, remontó la cifra.
Hay que decir también, que mucha gente confunde esta película con otra de la época “Cumpleaños Mortal”. Nada que ver, esa era un “Slasher” genuino.
En el reparto tenemos, además del trío de niños cabrones que lo hacen muy bien, a Susan Straberg mítica actriz secundara de la televisión de los años 60 que acabó apareciendo en productos como el que nos ocupa, pero que también hemos visto en “Montaña Rusa”, “Mujeres de 30 años” o “Retorno desde la quinta dimensión”, Elizabeth Hoy (“Granujas a todo ritmo”) o José Ferrer, mítico “Cyrano de Bergerac” de los 50, papá de Miguel Ferrer (“Robocop”, “La cosecha”) y que al igual que sus coetáneos John Carradine o Basil Rathbone, acabó haciendo papeles en mierdas del mas variado pelaje y baja estofa (“El autobús atómico”, “La Centinela”, “El perro de Satán” o “El Enjambre”).
Dirige el asunto Ed Hunt que venía de dirigir series B de ciencia ficción como “Invasión de las estrellas” y acabó dirigiendo, igualmente,  series B de ciencia ficción como “Alien Warrior” en 1986 o "El cerebro" en 1988. Después no dirigió nada más hasta que en 2014 retomó la dirección con un producto llamado “Halloween Hell” protagonizada por Eric Roberts haciendo de Drácula, que pinta espantosa, y que todavía no sabemos si tiene vida comercial del algún tipo. A la espera quedamos.

viernes, 20 de febrero de 2015

TOSUN LA YOSUN UN MACERALARI

Ahí va una reseña breve, porque en verdad no  hay mucho  que decir, ni mucha info que consultar, pero si me parece una cosa lo suficientemente curiosa y/o graciosa como  para dejar constancia de su existencia en este blog.
Más conocida a nivel global como “Yosun ile Tosun” esta película es la prueba palpable de que Turquía es el tercer mundo en potencia: Se dedican a plagiar a Stan Laurel y Oliver Hardy, nada menos. Con dos cojones. Pero no en su momento, los años 20 o 30 –a saber si en aquellos años los Turcos hacían cine-. Se dedican a plagiarlos cuando ya casi nadie se acordaba de ellos, en plenos 60. La definición misma de la palabra “trasnochado”.
Lo curioso es que siendo una película de la que no hay subtítulos en la red, vista a pelo en Turco, la he entendido a la perfección o al menos sus primeros 40 minutos en los que lo único que vemos son una serie de sketchs de un blanco que asusta, con muy poquita gracia, y en los que el “Slapstick” que pudieran ejercer los originales Laurel y Hardy, brilla por su ausencia.
A partir del minuto 40 ya empiezo a perder un poco el hilo porque entran en escena una cabaretera y un grupo de señores malos que complican un poco la cosa lo suficiente como para que no me enterara tanto.  Y ahí se nota ya, mogollón, el toque Turkish, con alguna escena de acción, un malo con parche en el ojo, y esas mierdas que les gustan a ellos.
En cuanto a los impersonators, un turco gordo y otro delgado que se parecen a Laurel y Hardy en los respectivos tamaños, por lo demás dos señores turcos, sucios y desaseados, especialmente desagradables que, vistiendo esos primeros minutos de los que les hablaba de manera normal y corriente, no es hasta que entra en escena la subtrama que se ponen el traje y el bombín a lo Laurel y Hardy –incluído el bigotillo postizo de Hitler para el gordo; antes llevaba el suyo propio y mostachoíde- para hacer el mentecato lo que queda de película.
Una curiosidad sin más. Como es comedia, no es lo suficientemente coñazo para quitarla a medias, pero casi.
Dirige el tinglado un tal Nuri Ergün que rodó tropecientas películas.

miércoles, 18 de febrero de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "EL CURRANTE"

Vamos pues, cerrando el ciclo de fotocromos que tengo de Pajares y Esteso, con estos de la película "El Currante", dirigida por Mariano Ozores y que retoma un personaje que incorporaba a sus Shows el bueno de Pajares.
Adornaron las marquesinas de váyase usted a saber que cines... dónde cosechó un exito de muerte como todo lo que el trío de oro tocaba en esa época.
Preciosos.










lunes, 16 de febrero de 2015

PUNTO SIN RETORNO

Art Camacho es algo así como un Jim Wynorski especializado en acción (con muchas menos películas en su filmo, eso si) y además, coreógrafo de artes marciales, que se rodó durante los noventa  un buen puñado de películas protagonizadas por Don “Dragon” Wilson, y que en la actualidad se dedica a filmar películas de terror en español destinadas al público Latino-Estado Unidense.
Pero hasta ese momento rodó mucha roña de acción para la televisión, como esta “Punto sin retorno” que nos ocupa,  en la que el aburrimiento hace acto de presencia desde el minuto uno, la acción, que sería el único atractivo que podría tener esta película, brilla por su ausencia –un par de escenas de tiros muy cutres y poco más- y donde lo que destaca es el reparto de “loosers” con el que ha contado Camacho para esta película.
Sería una película de historias –muy mal- entremezcladas, en la que por un lado, tenemos a un agente de artistas de Hollywood que se enamora de la camarera del club de Streap-tease que regente su mejor amigo. Pero resulta que esta es la novia de un peligroso motero con asuntos turbios dentro del negocio de la venta de droga, lo que hará que se complique la cosa, cuando este se entera que el guaperas anda detrás de ella. Por otro lado tenemos a un poderoso narcotraficante, al que estos moteros cabrones tratan de engañar. Todo esto asociará de alguna manera a todos los protagonistas que, más tarde, tendrán su correspondiente desenlace en esta historia de mierda.
Bien, la película no vale nada, en otras circunstancias ni la habría reseñado, pero déjenme que les nombre el reparto. El protagonista, macarra y resolutivo lo interpreta Richard Grieco, con la cara más estirada que de costumbre, y el eterno rictus de mongoloide que va de guapo, aún luciendo criminales entradas. Se reserva los diálogos más estúpidos del film, tales como “¿Soy un tipo guapo, verdad? Y millonario. ¿Por qué ella no aparece?”. Le secunda nada menos de Andrew Dice Clay, muy querido en esta casa, como su amigo y gerente del club. Por supuesto, su papel está súper desaprovechado, y Clay, no se luce ni en el campo de la acción ni en el de la comedia, a pesar de que sus diálogos están concebidos, se supone, para darle el tono cómico a la película. No lo consigue. Es tan prescindible su papel que, aunque al final es el que resuelve la papeleta, si no apareciera en la película, no pasaba absolutamente nada. Luego tenemos al malo maloso de la película, el narcotraficante interpretado –es un decir- por Ice T. Y Ice T, siempre hace de Ice T, solo que en esta ocasión pone la guinda cómica involuntaria, en una escena en la que para demostrar que no le da miedo nada, se hace diversos cortes en la mano con un cuchillo, a la par que desencaja los ojos de sus cuencas. Esto estaría muy bien, sino fuera porque se ve claramente que no se está cortando, sino que el cuchillo de pega suelta la sangre por un tubito e Ice no hace más que pintarse la manita. Y lo mejor de la película nos lo ofrece Zach Galligan, que interpreta a uno de la banda de moteros, pero no uno cualquiera, sino el más cabrón de todos, uno que hostia, viola, vilipendia a la protagonista, insulta y reta a todo el mundo y se comporta como un despiadado y desperado matón. Bien, ahora imagínense al de de “Gremlins” con esa cara de buenazo cometiendo todas esas macarradas, y poniendo la cara de Zach Galligan… esto es, que no tiene ni puta idea de poner cara de chungo, y no le pega ni con cola nada de lo que hace… Zach Galligan tiene la virtud, en esta película, de ser el único actor que no puede hacer de malo ¡Está siempre con la sonrisita y la carita de buencha! Lo que provoca no pocas e hilarantes risas. Es más, solo merece la pena ver la peli por ver la interpretación de mierda de este pobrecillo.
Por lo demás, nada. Suficientemente mala como para no volverla a ver, ni tenerla en DVD (que ni ha salido), eso si, tener a todos estos “loosers” juntos, desubicados y con sus carreras en el retrete, tiene su gracia.

viernes, 13 de febrero de 2015

GNOME ALONE

Después del fracasazo que ha supuesto el “reboot” de la franquicia “Leprechaun Origins”, y tras levantarse diversos proyectos en torno al duende, consecuencia de ese fracaso, llega este “Gnome Alone”, que no es otra cosa que el “Exploitation” mas descarado habido y por haber del concepto e idea del “Leprechaun” original.
Además, como “Leprechaun” es un  personaje mitológico libre de derechos –realmente, Mark Jones no creó nada- este aparece en la película que nos atañe, no interpretado por Warwick Davis, sino que bajo su piel se oculta Travis Eberhard. Otro enano. Sería el desencadenante de la historia y archienemigo del Gnomo protagonista (¿Tal vez con las miras puestas en un “Gnome Alone Vs. Leprechaun”? me aventuraría a decir que si).
Aunque solo lo hace durante el epílogo de la película.
Esta nos traslada al lugar y tiempo de Leprechaun. Este está enamorado de una bruja que le da calabazas. No puede soportarlo, así que busca un hechicero al cual le ofrece la mitad de su oro, si lanza una maldición a la bruja, marcándola como a una res. Una vez maldita, esta convoca a un Gnomo que la proteja durante la maldición, haciendo que esta pase de generación en generación, haciendo que el Gnomo cumpla los deseos  de muerte de la bruja y por ende de sus descendientes. Así, tras este prólogo, salta la acción hasta nuestros días, donde la última bruja le pasa la maldición a una jovencita. Esta, inconsciente de esto, empieza a presenciar como, cuando le desea algo malo a alguien de su entorno, este muere en las circunstancias que ella describe en sus maldiciones. Es decir, que si dice “ojalá te arranquen el rabo y te lo metan en un agujero”, el Gnomo llega y le hace eso mismo a quien ella haya deseado. Una excusa como otra cualquiera para que el bichejo decapite, destripe, viole y, mientras, se eche unos chistes.
Y es que es un puto plagio de Leprechaun en toda regla, al menos en lo que al carácter del enano se refiere, ya que el Gnomo tiene el mismo comportamiento, verborrea y chascarrillos que el duende al que dio vida Warkwic Davis. Solo que este resulta mucho más violento –la película tiene muchísimo gore- y mucho más erótico. No solo presenciamos tetas a tutiplén, sino que el puto Gnomo mete mano a una recauchutada fémina. Gore en exceso y chistes malísimos que salen, entre palabrotas, de la boca del Gnomo, no salvan en absoluto esta oportunista puta mierda. Es mala hasta decir basta. En ella no funciona nada, toma al espectador por tonto, y mientras se va desarrollando la película, en su meridiano nos vuelve a contar, a través de flash backs,  el principio que acabamos de ver. Una patata hervida de deshonestas intenciones y horrorosos resultados.
Pero es que encima, la puñetera película trata de ser transgresora en todos los aspectos, sin conseguirlo ni por un momento.
Dando vida al Gnomo tenemos a Verne Troyer el mítico “Mini-Yo” de la saga de  “Austin Powers”, hablando como un descosido y haciendo gestos obscenos con la lengua toda la película, mientras se carga muy a lo bruto a la mayoría del reparto, compuesto de jovencitos y no tan jóvenes, irrelevantes para citarles y con pocas pelis a sus espaldas.
Lo mismo digo de sus directores, Timothy Woodward y  John Micael Elfers, que tienen mucha televisión a sus espaldas, y tres o cuatro truños para nada reseñables.
No llega a ser tan mala como “Leprechaun Origins”, pero le sigue muy de cerca.

miércoles, 11 de febrero de 2015

ALGUNOS FOTOCROMOS DE "RE-ANIMATOR"

Fieles a nuestra cita de los Miercoles, aquí les dejo con más fotocromos originales para su deleite. Desgraciadamente este juego no está completo.
De la película, "Re-animator", ya lo sabéis todo, pero si queréis refrescaros la memoria, que mejor que releer la reseña que hizo Naxo, pinchando sobre el enlace en el título.
¿A que son bonitos?






sábado, 7 de febrero de 2015

MUERTE EN LA ESTACIÓN ZETA

"Muerte en la estación Zeta", "The Killings at Outpost Zeta" en versión original, es una cosa rara. Parida el año 1980, en pleno periodo post-"Star Wars" de nueva y refrescante ficción galáctica, y con la seminal "Alien, el 8º pasajero" muy reciente, lo que aquí tenemos es un producto más deudor casi de la ci-fi de los años 50 o 60 en cuestiones narrativas, y de la de los -primeros- 70 en cuestiones estéticas, que de lo que entonces eran las tendencias imperantes... que algo hay, pero poquísimo. Dicen por ahí las malas lenguas que el origen de "Muerte en la estación Zeta" es televisivo, aunque ¿a quién cojones le importa?.
Estamos en el futuro, año 2100 día más, día menos. El hombre rula por el espacio colonizando nuevos mundos, aunque hay uno que se le resiste. Cada vez que envían una expedición pallá, esta desaparece sin dejar rastro. Hartos del movidón, los mandamases agrupan a un puñado de súper-expertos en sus respectivas materias y los mandan. No hace falta decir que lo que estos se encontrarán son muchos cadáveres de aquellos que les precedieron y, of course, una belicosa forma de vida alienígena con aspecto de pedrusco asesino que se pirra por chuparles la sangre. Batallarán, morirán y al final quedarán los dos más guapos, inevitablemente liados, que destruirán al monstro en un poco lustroso desenlace.
Lo que más sorprende de "Muerte en la estación Zeta" no es ni su evidente y abismal falta de medios, ni sus cantosos cromas galácticos, ni sus maquetones, ni su monstruo visto y no visto, ni tan siquiera el horrible look setentero de los protas y sus horteras uniformes (sin mencionar esas escopetas que parecen pirulos chupables), lo más doloroso es pensar que, aún ahora, 30 y pico años después, se siguen produciendo películas con el mismo argumento, fieles a la fórmula hasta en sus comas y puntos y seguidos. ¡¿Ande vamos a ir a parar?!.
En fin, no cuesta mucho imaginar que la peli arrastra fama de "mala pero divertida" y, sí, todos sabemos que la ciencia ficción galáctica hecha en plan miserable siempre da pie al cachondeo, pero en este caso queda reducido a lo mínimo. En seguida deja de ser graciosa. De hecho, y hasta que los exploradores se asientan en la mentada estación Zeta (muy adecuada la elección de la letra, por otro lado), la peli tiene su cosica y resulta medianamente entretenida. Incluso sus efectos, con todo lo cutres que son, tampoco duelen a la vista. La ambientación del planeta marciano da el pego.
Desafortunadamente, es instalarse y comenzar la cuesta abajo. Todo se vuelve agónicamente previsible, aburrido y modorroso, sobre todo las eternas secuencias de exposición, en las que una churri rubia no hace otra cosa que leer informes y más informes donde nos explican todo aquello que la falta de presupuesto no nos permite ver. Pronto comenzamos a perder interés y nos conectamos a la red para deglutir vídeos porno o de gatitos. A ratos paramos y regresamos a la peli, pero pronto bajamos la vista y nos centramos de nuevo en lo otro ya que, cuanto menos, es un poco más distraído.
Los directores de esta cosucha, Robert Emenegger y Allan Sandler, son un par de tipos raros que, siempre juntos y revueltos, han confeccionado algunos títulos de lo más curioso (con aparente fijación en la ciencia ficción). De todos ellos quizás el más llamativo sea un "mondo" -de línea blanda- titulado "Death: The Ultimate Mystery" narrado por Cameron Mitchell (imagino que medianamente ebrio). Ambos dejaron de hacer cine el año 81, salvo en el caso de Sandler, que volvió en el 2000 como productor con "The Sunshine Deli and Grocery", una comedia dirigida por ¿su hijo? Sean Sandler, que no Adam.
Los actores son en su mayoría telefílmicos, salvo Jackson Bostwick, al que también hemos visto en pelis como "Tron", el infra-slasher "The prey", "Mi proyecto científico", "Cavernas fantasmas" o "C.O.P.S. - Fuerza futura 2", ¡¡pedazo de carrera!!. Otro, James A. Watson Jr., estuvo en "Aterriza como puedas 2".
Un rollazo... curioso sí, pero rollazo al fin y al cabo.

viernes, 6 de febrero de 2015

EL MANÍACO INVISIBLE

Muy contento con su obra primigenia, no debía estar el director Adam Rifkin, cuando sus primeras incursiones en el fantástico y la serie B las firmaba, en algunos casos, con el pseudónimo de Rif Coogan, como este “El maníaco invisible” que nos atañe.
Se trata de una serie B del año 1990, que filmada con una dejadez y una torpeza más que palpables, y pareciendo un film de principios de los ochenta, no deja de ser un precedente involuntario a “El hombre sin sombra” de Verhoeven, solo que dejando el talento en la dirección en la cuneta, pero que, esencialmente, cuenta casi lo mismo.
Y es que, concebida en un principio como una película de terror, se vendió al espectador como una comedia al estilo de “El Profesor chiflado”, cuando en realidad la película, aunque ambientada en un entorno “Teen” que se nutre de todos los clichés de la comedia, no tiene ni una pizca de sentido del humor. Es más, es bastante cruel y cabrona.
Cuenta la historia de un científico que ha estado años investigando para crear un suero que consigue hacer invisible cualquier materia, así que una convención se la inyecta delante de todos sus colegas de profesión, con la mala suerte de que falla, así que todos sus compañeros se mofan de él, lo que hace que le hiera el amor propio y, en consecuencia, se cargue a todos ellos allí mismo. Acaba con sus huesos en un manicomio, para años más tarde  y con otra identidad, acabar como profesor de física en el instituto, lugar donde los alumnos también se mofan de él, y donde perfecciona su suero, esta vez siendo efectivo, por lo que en un principio se lo inyecta y, siendo invisible, no puede más que visitar los vestuarios femeninos, para pronto pasar a medio violarlas, y finalmente, ir cargándose a todos esos estudiantes cabrones que le han estado puteando durante todo el tiempo.
Una cosa bastante tonta, en la que se mueven los objetos a base de hilos que se ven, y donde la ropa es arrancada de los cuerpos femeninos de igual manera.
Al final lo mejor de “El Maniáco invisible”, es su tosquedad  look aceitoso y el hecho de que se nos venda como una comedia. Y es que la puta película se queda a medio camino de todo, pues aún teniendo estructura narrativa de “Slasher”, no es un “Slasher”, aún teniendo  clichés de “Teen Movie”, no lo es tampoco, y aunque hay algo de sangre, tampoco llega a ser una película de terror propiamente dicha, pero si hay algo que de verdad no es, es una comedia. Ahora ¿Curiosa? Si está aquí reseñada, es porque lo es.
Eso si, erotismo rancio y deudor de “Play Boy” pero filmado con película de mierda, tiene por un tubo, tetas y culos de todos los colores y sabores y la presencia de la actriz porno Savannah acreditada para la ocasión con su nombre real, Shannon Wilsey, que si bien acompañó las pajas de muchos de mi generación con “Vererecto final” o “Fantasías secretas”, también hizo alguna que otra incursión en la serie B apareciendo, además de en esta, en películas como “Soroty House Massacre II”. Cuatro años después, se suicidó, dejando al fandom del porno bastante entristecido.
Por su parte, el protagonista Noel Peter, cuya sobreactuación resulta, por momentos, sobrecogedora, tan solo hizo esta película, y un telefilme sobre “Cenicienta”,  junto a Whitney Houston y Whoopy Goldberg, años después. Lógico, porque era malísimo el condenado. Junto a ellos Stephanie Blake (“Los Reyes del Mambo”, “Yo, el Halcón” o “Puta”), Melisa Moore ( vista en “Reposeída” y pronto en el cacareadísimo reparto de “Samurai Cop 2” junto a Tommy Wiseau) o Clement Von Franckenstein, secundario de culto de exótico nombre y al que hemos visto en montones de películas de variado pelaje como por ejemplo “Distracción Fatal”, “El Guerrero Americano V”, “Las locas, locas aventuras de Robin Hood” o “La muerte os siente tan bien”, entre otras muchas.
Adan Rifkin, por su parte, además de dirigir cosas como esta, también dirigió otras como “Psycho Cop returns” para luego pasarse al mainstream con “Cero en Conducta” y volver al cine de pequeñas proporciones dirigiendo uno de los capítulos de “Chillerama”, “Wadzilla” para ser más exactos. No obstante, como guionista si que se ha labrado un nombre en Hollywood, siendo el responsable de los libretos de las películas  familiares“Superdog”, “Pequeños Guerreros” o “Un ratoncito duro de roer”, a la vez que le dio tiempo a  realizar los maquillajes de “Hot Shots 2” y hacer de actor en todas sus películas. Un tipo curioso e interesante.
En cuanto a “El maníaco invisible”, ni siquiera se estrenó en vídeo en nuestro país, tan solo se le dio un pase en televisión que hoy los “ripeadores” han rescatado para nuestro deleite.

jueves, 5 de febrero de 2015

LA MUJER DE HIERRO

La historia que nos narra "La mujer de hierro" ("Nowhere to hide" en versión original, es decir, "Ningún lugar donde esconderse") gira en torno a una happy family. Él es militar. Ella también, aunque anda retirada y se dedica ahora a hacer escultura. Ambos tienen un retoño al que le encanta jugar con los "Transformers" y viven entre risas y afecto infinito.
Un mal día, él comienza a investigar los misteriosos accidentes de un par de helicópteros del ejército y descubre que el problema es un defecto de fabricación. Alguien se está embolsando dineros y entrega piezas de baja calidad que provocan muertes. El muyayo se pira a casa preocupado y decidido a denunciarlo. Esa noche unos tipos encapuchados irrumpen en el dulce hogar y se lo cargan a balazos, dejando al hijo con un trauma y a la esposa viva, a pesar de que también intentan acabar con ella sin conseguirlo. Comienza aquí un culebrón en el que la viuda será perseguida sin descanso por los matones que, a falta de poder cepillársela debidamente, arrasarán con todos aquellos periodistas, militares o individuos que demuestren interés en el caso. La cosa alcanza su cénit cuando a los malos se les ocurre secuestrar al niño, lo que desencadenará la imparable ira de la hastiada mamá, efectuando lógica y necesaria venganza.
"La mujer de hierro" es una cinta de acción al uso, mitad yanki mitad canadiense, dirigida el año 1987 por alguien del que ya hemos hablado antes, el mediocre pero activo Mario Azzopardi, responsable de esa cosucha de terror ofensiva -por los motivos equivocados- titulada "Plazo Límite". En general luce un acabado más que solvente, buenas interpretaciones, el ritmo suficiente para no dormirse, unas dosis de dramón tampoco demasiado molesta y escenas de acción llevaderas, como persecuciones y tiroteos infinitos. Del pack destaca la presencia de Michael Ironside haciendo de, ¡oh, surprise!, buen tipo. En concreto da vida a un ex-militar que vive aislado del mundo en una cabaña y ayuda a la desesperada mujer. Entre lo peor, hay una secuencia que incluye la explosión de un coche y está tan mal montada o expuesta que no te pispas de quién muere, cómo y por qué, aunque lo supones y luego te lo confirman en un diálogo. No sé, podría ser fallo de la copia, porque en un momento dado la que estaba viendo en formato VHS (cortesía de "Weekend Video"... y de Javi de "Sin Audiencia", que la localizó junto a un container, nada menos. ¡Gracias chavá!) dio un misterioso salto de imagen, como si faltara algo... pero también podría ser la incapacidad del director. Véanla y juzguen vuesas mercedes.

Protagoniza la movida la actriz Amy Madigan (la has visto en "Calles de fuego", "Campo de sueños", "La mitad oscura" o "No es país para viejas") y la secundan -Ironside aparte- gente como John Colicos (anduvo por las "Star Trek" y "Galáctica, estrella de combate" originales, y también en "Al final de la escalera"), Robin MacEachern (quien interpreta al niño y que al año siguiente se dejaría ver en esa cosa rara titulada "Pin"), Chuck Shamata (el ligón acosado por macarras de "Fin de semana sangriento") y Maury Chaykin (en su extensa trayectoria repleta de títulos bien reconocibles destacan -en mi agenda- "Turk 182, El rebelde", "The Vindicator" o "Albóndigas 3: Los chicos están calientes").
Tras las cámaras, y posando en la foto junto a Mario, tenemos a Julie Corman (esposa de Roger) produciendo, Brad Fiedel (habitual de James Cameron) musicando y Alex Rebar co-escribiendo (suyo es el guión de la aburrida "Viscosidad" y de "Amityville IV: La fuga del diablo". El otro guionista, George Goldsmith, no se queda manco tampoco, dejó su firma en el "Los chicos del maíz" original y en la insufrible "Alerta roja en el gran hospital"... dirigida casualmente por William Fruet, responsable también de la antes mentada "Fin de semana sangriento", ¿se pasarían el rodaje Goldsmith y Shamata rajando de don Fruet?).
En fin, la verdad es que me la esperaba mucho peor... pero está visible y hasta medianamente entretenida, oiga.

miércoles, 4 de febrero de 2015

LOS FOTOCROMOS DE "PADRE NO HAY MÁS QUE DOS"

Damos por oficial esta nueva sección, la de Fotocromos, que un buen día inició Naxo y a la que le vamos a dar continuidad, colgando fotocromos originales, únicamente ediciones españolas (vamos, de películas estrenadas en cines en España), pertenecientes a nuestras colecciones particulares, o de allegados nuestros que coleccionan fotocromos, con más avidez y pasión que nosotros.
Así que vamos a continuar con una de las joyas de la corona de mis fotocromos: “Padre no hay más que dos”. Ya saben, conscientes Pajares y Esteso de que tenían un público infantil, convencieron a Don Mariano Ozores para que este les confeccionara una película a medida para el público infantil, con ellos como protagonistas. Por si eso fuera poco, contrataron a Miguel Ángel Valero (Piraña) y a Miguel Joven (Tito) provenientes de “Verano Azul”, y secundados por la “Annie Española” –así la llamaban- dieron forma a esta gran película de entretenimiento que es “Padre, no hay más que dos”.
Aún siendo un éxito de público fulgurante (no me extraña) fue la película de Pajares y Esteso que menos recaudó… aunque de todo eso sabrán mucho más si siguen atentos… tenemos muchas noticias que dar por aquí acerca de mi gran amigo Andrés Pajares y de Fernando  Esteso.
De momento, les dejo con los fotocromos de “Padre no hay más que dos” que adornaron las marquesinas de los cines allá por 1983. Si se fíjan, se ven hasta las marcas de las chinchetas.
Desde aquí mando un fuerte saludo a Ricardo, que ha escaneado la gran mayoría de Fotocromos que veréis en esta sección, y que nos cederá muchos  escaneos para deleite de todos. Ale, a disfrutar!!!







lunes, 2 de febrero de 2015

EL RETORNO DE LOS VAMPIROS

El director de esta mierda que nos ocupa José María Zabalza, además de alcohólico, es también uno de los peores directores de nuestro cine. Mira que teníamos directores inútiles, pero Zabalza, se llevaba la palma. Parece mentira que un director tan rematadamente malo pudiera dirigir (borracho) tantísimas películas.
Mas que por su trayectoria, Zabalza es popular –además de por borracho y por cruzar la pista de baile de una discoteca simulando que nadaba- por ser el responsable de una de las películas más zarrapastrosas de Paul Naschy, “La furia del hombre lobo” de la que, dicen, su sobrino de 13 años escribió algunos diálogos y en la que, además de aprovechar metraje de la anterior “La marca del hombre lobo", vemos como el licántropo cambia de ropa de un plano a otro ¡en la misma escena!. Aunque por otro lado, la mujer lobo antagonista que nos ofrece esta película y con la que Naschy pelea, es de lo más sugestiva y acertada, pero bueno, eso sería otra historia.
La mierda que nos ocupa cuenta la historia de una pareja de amantes que se citan en un apartamento para follar. Él está casado y  a ella parece asquearle el cuadro que tienen ahí de “Saturno devorando a su hijo”. Tras media hora de conversaciones intrascendentes de pareja, esta resulta ser una vampiro, que acto seguido le muerde a él. Esto le cabrea mucho y la muele a palos hasta desfigurarla y matarla. Se tira otro rato largo bajando el cadáver de la vampiro  a la basura y cuando sube al apartamento, ella está allí viva y se ponen a charlar como si tal cosa. A partir de entonces, la película se vuelve un pifostio incomprensible en el que no sabes si es que esto es una tomadura de pelo, o es que hay saltos temporales o es que simplemente es así de chunga. Vamos, que a partir de ese momento no se sabe que cojones pasa y además, él también se convierte en vampiro y la muerde a ella, entre otras muchas incomprensibles cosas.
Siempre utilizo la expresión “Verla para creerla”. En esta ocasión diré que, con esta, por más que la veas, no terminas de creértela. Tan mala que parece una broma. Inenarrable. Y sin gracia, lo que la convierte en una cosa única. Y si la película es para paladares finos, huelga decir, que lo realmente interesante es la historia que hay detrás y por lo que realmente es famosa esta película;  Concebida con el título  de “El retorno de los vampiros”, la película se rodó con tres cámaras en el corto espacio de tiempo de ¡Un día! Con lo que se entiende perfectamente el desbarajuste, el que casi toda ella esté rodada en un piso, que sea tan coñazo y que parezca que están improvisando todo el rato. Estarían, efectivamente, improvisando. De hecho, su protagonista, Simón Andreu, cuenta que ese método de trabajo era inusual, pero no desconocido, ya que en televisión se trabajaba de esa manera. El caso es que la película es tan mala, que no pudo conseguir licencia de distribución en 1972 hasta 13 años después, consiguiendo esa licencia en 1985 bajo el título de “El misterio de Cynthia Baird”, pero estrenándose directamente en vídeo bajo el título de rodaje, es decir “El retorno de los vampiros”. Un desbarajuste del que he leído de todo, todo confuso y llego a la conclusión de que debió ser como lo estoy explicando.
Por si todo esto fuera poco, se cuenta que los diez primeros minutos de película se velaron, pero que igualmente los incluyeron en la película (¡). Para aprovechar esos minutos, intercalaron estos momentos en negro con escenas nuevamente filmadas en las que los protagonistas apagan la luz y continúan hablando de sus cosas con la luz apagada, solución totalmente estúpida porque ¡no había sonido directo y tenían que doblar los diálogos! Con lo que esa solución se me escapa a todo entendimiento.
Todo esto que les cuento es harto interesante e insta a ver la película, pero han de saber, que pese a esto, la película es lo más insoportable que se puede uno echar a la cara. Lo que está muy bien en un producto de estas características. Si fuera divertida, no sería la gran mierda que hoy es. ¡Años deseando verla, para esto! En cualquier caso, para mí, el que sea insufrible es un valor añadido.
En resumidas cuentas: Se trata de una película de una hora y poco en la que la pareja protagonista habla y habla sobre gilipolleces y, mientras, se convierten en vampiro, mueren, vuelven a convertirse, se atacan entre ellos y al final sale otra pareja más madura que pone la guinda a una de las películas más insoportables que he visto en mi vida.
Junto a Simón “Hagoloquemeechen” Andreu, tenemos a Susan Taff (“El jorobado de la Morgue”, “Habla, mudita”) como su amante, María Salerno (“Play boy en paro”, “Le llamaban J.R”) como su esposa cornuda y Guillermo Méndez (“Un Vampiro para dos”, “Vivir en Sevilla”).
Zabalza rodó muchísimas ponzoñas, pero es popular por esta y por la de Naschy.
Una pasada el saber que existen este tipo de productos. Y verlos… aunque verlos sea otra cosa.