sábado, 15 de enero de 2022

CUCHILLOS EN LA OSCURIDAD

La vida está lleno de misterios. No existe una razón lógica para mi reciente ataque de "Lambertobavaitis" seguido de unas ganas irrefrenables por ver o revisar algunos títulos de su filmografía (como irán sufriendo las próximas semanas). Sobre todo aquellos inéditos y/o olvidados -por y para mí-. Cierto que el hijo de Mario Bava es un habitual de este blog. Hemos reseñado un puñado de sus creaciones: "Disturbios en el cementerio", "Cena con el vampiro", "El devorador del océano", "Demons", "Demons 2" o "Crímenes en portada", pero eso no significa que nos apasione. Ni siquiera que nos guste. No. Lamberto Bava era (y, suponemos, es) bastante limitado. Pero ya saben lo pernicioso de la vil nostalgia. Uno no puede evitar sentir cariño por estos personajes que le acompañaron durante su crecimiento como aficionado al cine de género. Esa es la razón de que me enfrente de nuevo a "Cuchillos en la oscuridad", un seudo-giallo tardío de 1983 que, alquilado y visto en su época, únicamente logró hacerme caer rendido de sueño.
Cuenta la historia de un músico que se instala a vivir en una casita aislada del mundanal ruido porque necesita crear, concretamente la banda sonora de un film de terror. En eso que por el lugar ronda una misteriosa figura que va asesinando a todas las chicas que le visitan. Porque sí, aunque se supone que en esa casa se está muy tranquilo, lo cierto es que no para de entrar y salir peña, casi parece el "Mercadona" en fin de semana. Como es de ley, el músico se pondrá a investigar toda la movida.
Bien, lo divertido de consumir estas italianadas ochenteras está en, obviamente, el personal implicado. Nombres y rostros que has visto en otras de su misma condición. Así, localizamos en las letras al eterno guionista Dardano Sacchetti, acompañado por otra que tal, Elisa Briganti. La música, de gran importancia -por la trama y tal-, la firman otro par de eternos, Guido y Maurizio De Angelis. En tareas de asistente de dirección, un grande, Michele Soavi que, además, se marca un papel bastante potente. Ya saben que al hombre le iba eso de actuar. Sigo diciendo que algún día alguien debería dedicarle un libro, con extensa entrevista incluida. Este caballero es historia viva del -para mí- mejor cine de género italiano (Nota: Resulta que sí existe uno, editado por el Festival de Sitges. Me hice con el y, recién leído, puedo afirmar que, sí, está un rato bien. Te deja satisfecho). Y ya que hablamos de actuar, también aquí hay agradables sorpresas, como el prota Andrea Occhipinti, que anduvo en sendas películas de Lucio Fulci, lo mismo que el niño rubio cabezón Giovanni Frezza. Sin olvidarnos de Fabiola Toledo.
Una vez visto y dicho esto (recuerden: la parte divertida), queda lo aburrido: Ver "Cuchillos en la oscuridad" (nacida "La casa con la scala nel buio"), una peliculita de inevitables tintes Darioargentianos (eso de que el prota sea un artista enfrentado a un misterio) pero únicamente en el concepto, porque estilísticamente es sosa, mortecina y perezosa. Y narrativamente, aburrida y sin sorpresas. Gran parte de las escenas consisten en largos paseos de sus protagonistas por la casa, con un nivel cero de suspense. Y los crímenes están dentro de lo común y corriente. Nada especialmente ingenioso o, al menos, truculento. No me extraña que me quedara sopa viéndola en su día... lo único llamativo es el final, por quien sale y cómo sale, pero para eso le dan al avance rápido y se ahorran la modorra previa.