"Ejecutor" acarrea la incómoda etiqueta de ser "la peor de Schwarzenegger en sus buenos tiempos" ¡Demonios! hablamos de 1986, el fornido astro había protagonizado "Commando" y luego haría "Depredador", una peli que no tengo en la altísima estima que muchos otros, pero es lo que es. El director de "Ejecutor", John Irvin, venía de firmar "Historia Macabra" y "Los perros de la guerra". Producía De Laurentiis. Y el resto del reparto quitaba el hipo, muy de su momento y jugoso hasta el ahogo: Sam ("Superman IV: En busca de la paz") Wanamaker -soy consciente que el veterano actor tendrá en su CV títulos de mucho más prestigio, pero ya saben cómo las gastamos aquí-, Paul ("El precio del poder") Shenar, Robert Davi, Ed Lauter, Darren McGavin, Joe ("El halcón callejero") Regalbuto, Dick ("La cosa del pantano") Durock, Sven-Ole ("Mallrats") Thorsen... y unos cuantos más, así vistos fugazmente. Además, la trama del film, en la que Arnold es un policía infiltrado en la mafia dispuesto a cometer venganza -en este caso no la suya, se presta a vengarse por otro-, prometía violencia a raudales. Incluso la imagen del hercúleo actor vestido de negro y armado hasta la sobaquera me recordaba levemente al "Castigador"... o a "Mack Bolan" si lo prefieren.
Entonces, ¿¿por qué me aburrió?? ¿y por qué, hablando de ella con mi amigo Santi, vimos que los dos sentíamos la misma antipatía? Era hora de agenciarme una copia a calidad divina y verla sin esperar nada, asumiendo lo que iba a ser. Y sí, durante buena parte del film es evidente ande reside el problema. Arnold todavía era un armario inexpresivo por entonces. No es que lo haya dejado de ser, obvio, pero en 1986 dominaba un poco menos el arte de la interpretación. Al fin y al cabo sus grandes éxitos habían sido pelis en las que hacía de máquina de matar, sin hablar demasiado, ya fuese un guerrero armado con una espada como... bueno, una máquina de matar. Que le diesen un personaje con algo más de enjundia, capaz de enamorar a una pava a base de encanto personal, y que charla, sonríe, viste elegante y dispara poco, pues fue demasiado para él. Osea, "Ejecutor" (engañoso título patrio del "Raw Deal" original -tal vez también eso contribuyó a crear falsas expectativas-) es "demasiada película para Schwarzenegger" Y si encima le rodean de maravillosos y carismáticos secundarios, aún canta más. Un caso muy parecido al de Chuck Norris en "Código de silencio", film que contaba con grandes actores, grandes técnicos y una trama prometedora, pero terminó hecho trizas al fichar a semejante pedrusco -Norris- como eje central. Lo de "Ejecutor" no es TAN grave, aunque se aproxima.
Sin embargo, cuando ya tenía mi teoría perfectamente clara, llegamos a los últimos 20 minutos. Arnold se viste de negro, pilla todas las armas disponibles en el taller y la emprende a tiros con la mafia al completo, sin dejar uno vivo. Además con esa violencia tan seca, contundente y sangrante de la época. Cierto que la utilización del "Satisfaction" de los "Rolling Stones" no es un buen acompañamiento sonoro. Pero la masacre que sigue, a base de delicioso sintetizador macarra, es la leche. De hecho, y hablando de "Frank Castle", se parece mucho a la que años después haría Thomas Jane al final de su "Punisher". Y sí, funciona... pero no arregla la película. Supongo que tarda demasiado en llegar y te deja, valga la coña, insatisfecho.
Así pues, y aunque todavía no entiendo muy bien del todo qué falla en "Ejecutor", es cierto que sigue siendo un título flojo. Con sus virtudes, no lo niego, sus buenos momentos y aciertos, pero adolece de un ritmo cojo (llega un punto en el que notas como le pesa el culo) y, tal vez, le falta acción. Más muertos y menos diálogo para Arnie habrían solucionado la papeleta.