sábado, 26 de abril de 2025

PUEBLO MALDITO / AULLIDOS 4

Es comprensivo que, tras los desvaríos de Philippe Mora efectuados con la primera y segunda secuelas del clásico de Joe Dante, los desalmados seres humanos obcecados en no poner fin a tan errática franquicia decidieran comenzar de cero. Para ello, ficharon a un director veterano de capa caída pero con experiencia en el género fantástico, John Hough (aviso: después de consumir la reseñada, dolerá recordarle a los mandos de "Drácula y las mellizas", "La leyenda de la mansión del infierno" y "Objetivo: Patton" entre sus films respetados, o "Incubus", "Biggles, el viajero del tiempo" y "Escóndete y tiembla" entre los menos pero, como ven, más acordes a nuesas apetencias), encargando al guionista de turno regresar a la novela original de Gary Brandner y sus propias secuelas formato escrito, que las hubo. ¿¿Y quién fue el valiente que se atrevió a aceptar la tarea?? alguien que, a partir de ahí, plantaría semillas en la saga, Clive Turner. Al muchacho le carcomía la ambición, quería dirigir y producir, lo que le llevó a continuos conflictos con John Hough. Según las malas lenguas (es decir, Imdb), Turner rodó escenas nuevas a espaldas del realizador. Y cuando había quejas respecto al guion, señalaba a un aparentemente inexistente Freddie Rowe como culpable. Esa constante y continua revisión del libreto obligó en muchas ocasiones a tirar adelante la película de forma básicamente improvisada. Irónicamente, y a pesar de los pesares, a nivel adaptativo -en cuanto al material literario- esta cuarta entrega gasta una mayor fidelidad que la película inaugural, de ahí el subtitulo en inglés, "The Original Nightmare" (la pesadilla original, payo). Para su aterrizaje en España, sufrió una de aquellas mutaciones tan propias del video-clubismo de la época, y la saga en particular, "Pueblo Maldito". Actualmente puedes dar con ella en plataformas directamente como "Aullidos 4".
Entre los puntos de conexión narrativos con el "Aullidos" de 1981 tenemos a una mujer mediática (en este caso novelista de éxito), achuchada por el estrés, acudiendo a una casa de campo para hacer reposo, lastimosamente situada a la vera de una comunidad de licántropos. También está la lugareña sexy y misteriosa, que seduce al maromo de aquella. Este resulta ser un guaperas en plan "Geyperman", rollo Lorenzo Lamas (aunque guarde más similitudes con Miles O'Keeffe), genuinamente hilarante. Cada vez que aparece en escena, cuesta no echarse una risotada. Le pone cuadriculado rostro, y tableta, Michael T. Weiss, de discretita trayectoria, tanto como el resto del personal situado frente a la cámara, destacando a la protagonista Romy Walthall, quien retomaría a su personaje en la infame -ver más abajo- "Aullidos 7". Lo de la peña oculta tras la cámara es otro cantar. Hough y Turner aparte, localizamos a Steve Johnson encargándose de los efectos especiales (a pesar del descontento general, repetiría en "Aullidos 6" o, como se la conoció por aquí, "Escalofrío: the freaks") y dos productores de cierto calibre, el hoy poderoso Avi Lerner, fundador de "Nu Image / Millennium Films", y el veterano (y de turbia reputación) Harry Alan Towers, a quien debemos varias entregas del "Fu-Manchu" cinematográfico de los 60, "El millón de ojos de Sumuru" de Lindsay Shonteff, algunas cosas de Jesús Franco y, ya más para acá, "Al borde de la locura", "Emparedada" o "El fantasma de la ópera" y "Alianza Macabra", ambas con Robert Englund. Entre finales de los ochenta y mediados de los noventa, y con el saludable fin de abaratar costes, a Towers le dio por tirar de Sudáfrica como plató. Todas sus películas situadas en ese lapso pasaron por el trance, y "Pueblo Maldito" no es una excepción (salvo algunos exteriores rodados en USA para evitar dar mucho el cante). Encargándose de la segunda unidad, Cedric Sundstrom, posterior director de "actioners" costrosos tipo "Fuego contra fuego" y las tercera más cuarta entregas de "El guerrero americano". Su hermano Neal terminaría a los mandos de, justamente, "Aullidos 5: El regreso" ¿¿nepotismo??.
Aunque no he leído los libros de Gary Brandner, sí me he informado sobre las respectivas tramas y, aparentemente, ninguna incluye la de "Pueblo Maldito" en torno a una monja asesinada cuyo fantasma ronda por el lugar (tampoco la del campanario maldito traído desde Rumanía tocho a tocho). En cualquier caso, una compañera de conventos de aquella, ya retirada, se unirá a la escritora en su investigación. Llegado el momento, y con el fin de demostrar que la monja ectoplasmática y ella eran colegas de "profesión", extrae del bolso una enorme fotaca, tamaño folio y perfectamente alisada, donde ambas posan alegremente ahí en plan "selfie" portando sus hábitos. Otro instante de pura comedia involuntaria. Juntaletras y ex-monja se meterán en mil líos hasta dar con unos hombres / mujeres lobo que se habrán hecho esperar básicamente una hora y pico de película. Cuando aparecen, pues tampoco es que brillen muchísimo, aunque sí merece destacarse la transformación de uno: primero se derrite como un helado expuesto al sol, hasta formar un charco. Y, segundos después, de este emerge en su forma "licántropica". ¿Original? puede. ¿Aparatoso? También.
Lo de invertir en paciencia para ver a los peludos se convertiría en casi un ritual afín al resto de la franquicia. Llegado cierto punto -la séptima dosis-, los productores incluso pensaron en NO incluirlos, lo que habría sido la bomba. "Suerte" que Clive Turner, por entonces ya coronado amo y señor del caos, se opuso. Había extendido sus garras de guionista a las de actor (en la quinta) y, directamente, protagonista y director de la mentada, y terrible, "Aullidos 7". Fue una de sus últimas contribuciones al arte de fabricar películas, y con justicia.
Bien, a estas alturas sobra decir que "Pueblo Maldito / Aullidos 4" es un mojón de cuidado (superado en aciertos y calidad por las dos entregas siguientes, especialmente la sexta). Telefilmesca, sosa, desaboría, aburrida y con un nivel muy bajo de truculencia + tetas... que haberla/s hayla/s (fascinante la incursión descarada y gratuita de una pava desnuda en la caratula), pero no compensa.
Sin embargo, como materia reseñable es oro puro.