
Según me consta, el elemento ciencia ficción fue algo impuesto por la peli para adaptarse a las nuevas tendencias, es decir, que en las novelas originales nunca hubo nada de eso. Y es evidente que la intención era crear una franquicia, un nuevo "James Bond", y así lo vendieron en su época, pero el estrepitoso fracaso de la empresa a todos los niveles, jorobó el plan. Recuerdo perfectamente el momento. Como era lo habitual en mi, me obsesioné con aquella película y aquel personaje... bastante antes del estreno. Me moría de ganas de llevarme otro "Indiana Jones" al buche. Sin embargo, no pregunten por qué, cuando finalmente llegó a nuestras carteleras, perdí todo interés y no fui a verla. De hecho, y es algo que no deja de ser gracioso, jamás la vi, ni en video. Ayer, 15 de Agosto del 2011 fue mi "primera vez".
Y bueno, no está ni tan mal. Se nota algo envejecida, pero resulta un entretenimiento bastante aceptable. Llegados al minuto 45 (que es cuando comienzo a cansarme de todas las pelis que consumo), tienen el acierto de dar un nuevo giro emocionante a la trama que logra reengancharte. Eso sí, el desenlace es de lo más deslucido... y el final-final tópico (la pareja prota ¡¡se casa!!) y ridículo.
Por ahí pulula el gran Peter Cushing en lo que fue su última interpretación. Se los come a todos con patatas y té.
El director, John Hough, tiene en su curriculum títulos tan emblemáticos como "La leyenda de la mansión del infierno", "Drácula y las mellizas", "La montaña embrujada", "Objetivo: Patton", "El triunfo de un hombre llamado caballo" y "Escóndete y tiembla".
AH!!, naturalmente, tratándose de Inglaterra y los 80, no pueden faltar punks... punks, neogóticos y nuevos románticos que, ejem, escuchan a "Motley Crue". Pero por una vez no son malos, al contrario, ayudan a Biggles y su amigo en el tiempo a escapar de las redes de la policía. Simpática escena.
En definitiva, una película agradable.