domingo, 1 de enero de 2012

EMPAREDADA

Por alguna extraña razón que desconozco, a finales de los 80 e inicios de los 90, a la peña le dió una inexplicable Poenitis... de Edgar Allan Poe. Es decir, que les entró la neura de readaptar los más famosos relatos del célebre escritor. Claro que los cineastas de más categoría en tal empresa fueron Dario Argento y George A. Romero con su "Los ojos del diablo", seguidos de cerca por Stuart Gordon y "El pozo y el péndulo" (producido por Charles Band). Así que imaginaos el nivel del resto: Roger Corman, Fred Olen Ray, Jim Wynorski... y Harry Allan Towers, legendario productor de serie B gracias a sus aportaciones cinematográficas del personaje de "Fu-Manchu" (curró incluso junto a Jesús Franco durante los años 60/70) asociado para la ocasión nada menos que con un ex-director porno francés (Gerard Kikoine, que se había marcado un escueto tanto convirtiendo a Anthony Perkins en un nuevo "Dr.Jekyll/Mr.Hyde" en "Al borde de la locura"), un oscuro exploiter (Alan Birkinshaw) e incluso, en un momento dado, el mítico ex-"Cannon" Yoram Globus. Vaya panorama. Para dar un mayor toque exótico al asunto, Towers había descubierto lo baratico que salía rodar sus películas en Sudáfrica, y hasta allí arrastraba a sus equipos, cosa que también hizo en el caso que nos ocupa (en su periplo sudafricano, trabajó junto al peculiar Darrell Roodt, semireputado especialista en cine fantástico allá en su tierra y donde le llamen, suya es la infamemente famosa "Dracula 3000").
Y sí, lo de Edgar Allan Poe es una puta excusa (que en los créditos figura como Edgar AllEn Poe... ¿trifulcas legales acaso?), porque "Emparedada" no guarda ninguna relación con el supuesto relato que adapta, el de "The Premature Burial". En realidad tiene más puntos en común con "El Gato Negro". Primero porque todo el rato sale un gato negro (gñé!), y segundo porque, como dice el título, al asesino de esta peli le va emparedar a sus víctimas. Estas son todas chicas malas salidas de un especie de psiquiátrico/residencia/correccional (que responde al poeniano nombre de Ravenscroft) cuya norma es aceptar únicamente a mozas de buen ver y mejor catar (y más si son ex-estrellas del porno en un intento de meterse -ja!- en eso del cine normal, como Ginger Lynn). Al lugar llega una profa nueva, muy guapa ella, que comienza a tener visiones en las que ve a un John Carradine hecho polvo en su última peli intentando salir de detrás de una pared. El jefe del lugar no es otro que "mister hachazo" Robert Vaughn. Y a sus servicios está un patético Donald Pleasence con peluquín y tirando a histriónico. Otros rostros más o menos conocidos son los de un joven Arnold Vosloo (futura "Momia") y William Butler (que hace el papel que siempre solía, noviete chulillo). Se trata de descubrir quien es el asesino y por qué mata (y salvo un crímen, poca sangre derrama), pero llegados a los 60 minutos de peli, ya ha dejado de interesarnos. El resto lo vemos porque, total, ya que estamos puestos, dejamos que termine.
Aburrida, sosa, de ver-y-olvidar... en definitiva, muy de los 90.