Aún así, se puede entender perfectamente que alguien se tome "Witchtrap" como la secuela de la otra cuando J.P.Leubsen, quien pusiera rostro -y amenazante mirada de loco- el villano en aquella, luce exactamente igual -y con exacta mirada de loco- en esta. Inevitablemente, ello induce a conectar narrativamente ambas películas, y da igual si el resto del reparto reincidente da vida a personajes de distinto nombre.
Como decía, "Witchtrap" es la prototípica película de mansiones encantadas, una en la que se instala el no menos prototípico grupo de investigadores de lo paranormal, para que sean debidamente asesinados por el fantasma presente. A la pandi se unen tres detectives con fines protectores, uno de los cuales, el protagonista, resulta altamente imbécil y desagradable. Asumo que Tenney, responsable también del guion, pretendía meter con él la notita semi humorística, pero puta gracia hace el baranda.
Y, en general, puta gracia hace la película. Desangelada, plana como una tabla de surf, desalmada, sosa, inimaginativa, elemental y de dirección ultra-básica, no la salva nada. Encima, el poco gore quedó más reducido después que la MPAA metiera unos cuantos tijeretazos. Y el asunto tetas, pues sin sorpresas, especialmente contando con las más que trilladas -siliconadas y tampoco muy bonitas- de Linnea Quigley, casi chistosamente despachada en la ducha (aunque sin compañero masculino). Tal vez el destete de la otra actriz protagonista sea más llamativo, por lo pronto que asoma y las maneras, tan casuales, poco erotizantes y gratuitas.
El propio Kevin Tenney interpreta un rol con cierto peso. Pero no por gusto, solo mera necesidad. De la música, como siempre, se ocupa su hermano, Dennis Michael Tenney. Y hay papelillo para Greg Lewolt, director de chusquedades en su tiempo libre, como "Voodoo Soup".
"Witchtrap: el espíritu de la mansión de los Lauter" es más mala que un dolor... pero visible si la pones de fondo, mientras dedicas la mitad de tus atenciones a otras cuestiones.
Y, en general, puta gracia hace la película. Desangelada, plana como una tabla de surf, desalmada, sosa, inimaginativa, elemental y de dirección ultra-básica, no la salva nada. Encima, el poco gore quedó más reducido después que la MPAA metiera unos cuantos tijeretazos. Y el asunto tetas, pues sin sorpresas, especialmente contando con las más que trilladas -siliconadas y tampoco muy bonitas- de Linnea Quigley, casi chistosamente despachada en la ducha (aunque sin compañero masculino). Tal vez el destete de la otra actriz protagonista sea más llamativo, por lo pronto que asoma y las maneras, tan casuales, poco erotizantes y gratuitas.
El propio Kevin Tenney interpreta un rol con cierto peso. Pero no por gusto, solo mera necesidad. De la música, como siempre, se ocupa su hermano, Dennis Michael Tenney. Y hay papelillo para Greg Lewolt, director de chusquedades en su tiempo libre, como "Voodoo Soup".
"Witchtrap: el espíritu de la mansión de los Lauter" es más mala que un dolor... pero visible si la pones de fondo, mientras dedicas la mitad de tus atenciones a otras cuestiones.