La de los años 10 del presente milenio, será la década que se recuerde en los estudios sobre
cine de terror cuando se haga referencia a ese subgénero que es el “found
footage”. Y es que teniendo su auge en aquellos primeros años de la década con
los éxitos de “Paranormal Activity” o “The Devil Inside”, en la actualidad
estamos viviendo lo que claramente es el declive del género, que habiéndose
hecho un hueco destacable en la
industria cinematográfica con películas que llenaban las salas, en pleno 2018
es un subgénero que ha quedado relegado a las plataformas digitales, el pay per
view y el mercado del direct to video, o lo que queda de él. Me atrevo a decir, que lo mejor del “found
footage” ya está hecho (incluso ha tenido en la comedia un segundo aliado con
films como “Project X” o el cine de acción
con “Sin Tregua”) y que ya lo poco que se haga —porque ya no se va a
hacer mucho más— va a ser material de
tercera categoría, carente de interés y de imaginación. Es el caso de la película que nos ocupa, un
coñazo insoportable de buenas intenciones, cuyo principal defecto es el no
saber aplicar las leyes no escritas del género, amén de de atormentarnos con
una duración de hora y cuarenta minutos que no parece querer acabarse nunca.
“The Monster Project”
cuenta cómo dos Youtubers se ganan su buen dinerito haciendo vídeos “found
footage” falsos para la red. Y con las
miras de ampliar el negocio se les ocurre hacer una nueva serie en las que
ambos saldrán a entrevistar a monstruos reales, o que al menos, ellos crean
serlo. Nuestros protagonistas son escépticos. Para ello, convocan un casting de
monstruos on line. Una vez seleccionados los candidatos, los congregarán en un
enorme caserón abandonado en medio de la nada y comenzarán las entrevistas a lo
que es un hombre lobo nativo americano, o sea, un “Skinwalker”, una demonia y
un vampiro. ¿Qué es lo que pasa? Que no se trata de tarados, sino de monstruos
reales, por lo que el equipo de filmación se queda atrapado con ellos en el
caserón, y mientras lidian con ellos, lo graban todo.
Es imposible hacer esto peor, máxime cuando el clímax de la
película dura más de una hora. Quiero decir, que en el momento en el que los
monstruos se transforman ante los ojos de los protagonistas, la película ya no
da descanso, convirtiéndose la acción en un asedio hacia estos por parte de los
monstruos, y por lo tanto el resto de la película se desarrolla a mil por
hora y sin descanso hasta que acaba. El
resultado de esto es tan incompetente, que teniendo un escenario cojonudo a tal
efecto, y la cámara de vídeo en función
infrarrojos, amén de unos estupendos efectos especiales infográficos, la
película se ve truncada por una inapropiada banda sonora y efectos de sonido
muy estándar y de película mala de terror, que en todo momento sacan al
espectador de situación. No se me ocurre “found footage” peor ambientado que
este. Por lo cual, en cuanto el espectador ve que la cosa no funciona a los 10
minutos de comenzar el acoso y derribo por parte de los monstruos, se aburre,
se aburre y muere (de aburrimiento). Un absoluto espanto.
Sin embargo “The Monster Project” se me antoja perfecta como
muestra de lo que es hoy el “found footage” que no es otra cosa que un género
muerto. Todo lo que en sus inicios era innovador y terrorífico, hoy no es más
que pura repetición de una formula y una colección de clichés. Sin embargo, se
seguirán haciendo algunos “found footage”, sobretodo en los parámetros de la
serie B/Z por lo barato que resulta rodar un film de estas características.
Como le pasó al “Slasher”, también a finales de su década de
esplendor, los 80, ya está todo dicho al
respecto. Pero fue bonito mientras duró. Como será bonito vivir el revival que
a buen seguro recibirá el género dentro de unos 20 años, calculo yo.
Dirige este engendro un tal Victor Mathieu, quien habiendo
trabajado de todo en el mundo del cine debuta en el largo con esto, y se pasa a
la tele ipsofacto.
Malísima.