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viernes, 7 de diciembre de 2018

T.T. EL EXTRATERRESTRE

Es muy curioso, que cuando una película de éxito más o menos modesto pasa por la disección del cine “exploit”, a esta le salen primos tontos más o menos dignos que con el paso del tiempo generan un culto incluso mayor que la película a la que expolia; el caso más claro lo tenemos en “Gremlins”, cuyos familiares retarder hoy en día son piezas de indiscutible culto tales como “Ghoulies”, “Critters”, “Munchies” o también cosas más de andar por casa descalzo como puedan ser “Hobgoblins”o “Esclavos del diablo”.
Sin embargo, películas de envergadura internacional, gordas como nutrias y que se ven en todo el mundo, tienen, además de esos primos tontos, otros que pasan hambre. Los casos más palpables serían los de “Star Wars” o sobre todo “E.T. El extraterrestre” que tiene la suerte de tener los “exploitations” más tercermundistas y pobres de la historia. No conformes con un “Amigo de las estrellas” o un “Mi amigo Mac”, que serían los “Exploits” más o menos dignos, tiene que soportar el mal aliento que desprendemos los españoles con “El E.T.E y el Oto”, el hambre africana de “Nukie”, o la lepra turca de “Badi”, donde solucionaron el E.T. poniéndole una almohada en la cabeza a un enano.
Pero los filipinos son palabras mayores porque tienen dosis más altas de cara dura y un sentido de lo bizarro que les viene de serie y que muchas veces no lo traen consigo otros países por exóticos que estos sean.
Por eso, de entre todas esas ponzoñas brilla con luz propia el “E.T.” filipino.
Recién editado por Trash-O-Rama distribuciones bajo el título de “T.T. El Extra Terrestre” pero conocida internacionalmente con el estupendo título de “Little Boy Blue: Tiny Terrestrial”, se esconde una película que más que ramalazos “exploit” los tiene de parodia. Digamos, que pese a su factura olorosa y tercermundista con actores desdentados que entran y salen, con exteriores que son poco más que descampados, destaca, por un lado, que el E.T de turno, además de ser azul, es una mezcla de E.T con un Mogwai del tamaño de un retrasado mental, que le fascina la imaginería católica con sus vírgenes y sus rosarios, y que emite unos sonidos y tiene un aspecto que son demasiado desagradables como para que el público empatíce con dicho extraterrestre. Casi estamos deseando que entre alguien y lo quite de en medio de un disparo. Por otro lado, el cuarteto protagonista formado por abuela extraña y tres niños, uno de los cuales agita sus brazos por encima se su cabeza cada vez que habla, en clara alusión a su discapacidad mental. También deseamos que les disparen a estos.
Lo que “T.T, El Extra Terrestre” hace, es mofarse de la de Spielberg, en tanto, los protagonistas son conscientes de la existencia de la película “E.T. El Extraterrestre” y en cuanto reciben la visita de este Little Boy Blue, le llaman T.T. en alusión al de la película. En ese sentido, los numeritos humorísticos se van sucediendo a la par que, de un modo u otro, va siguiendo la estructura narrativa de la película original.
Para acabar de hacerla un film de interés trash, “T.T. El Extra Terrestre” fusila la banda sonora original de “E.T. El Extraterrestre”, pero también la de “Regreso al futuro” y tantas otras, como es costumbre en todo este tipo de cine de derribo.
Entonces, pasa lo que pasa con la gran mayoría de films de naturaleza exótica; que habiendo visto ya tanto, esta no nos sorprende ni lo más mínimo. Con todo está simpática, y podía estarlo aún más de no ser porque la película se acerca peligrosamente a las dos horas.
Dirige Eddie Reyes, que aunque no volvería a dirigir hasta 2004 con una cosa titulada “Tukso Si Charito 2”, fue asistente del director de célebre títulos de la basura filipina tales como “Las locas aventuras de Batman y Robin”, de Tony Reyes del que puede que hasta sean hermanos.
Como curiosidad, se puede ver. Y hasta te echas unas risas.

lunes, 22 de enero de 2024

HWANGGEUMNYEONPILGWA GAEGUJANGI OEGYESONYEON

Los exploitations de “E.T. El extraterrestre” se cuentan por decenas y, por supuesto, la animación coreana, una de las industrias con más cara de la historia del cine, no pudo dejar la ocasión de expoliar el largometraje de Spielberg con dos productos animados protagonizados por el encantador extraterrestre, uno de ellos inencontrable y el que nos ocupa: “Hwanggeumnyeonpilgwa gaegujangi oegyesonyeon”. Prueben a decir en alto el título original. Obviamente, por aquí nos gusta ese título, pero, internacionalmente, este plagio de “E.T.” cuenta con toda una amalgama de ellos: “E.T. and the Magic Pencil”, “E.T. and the Magic Crayon”, “Golden Pencil and the Mischievous Alien Boy”, “Gold Pencil and Alien Boy”…
La cosa va sobre una raza extraterrestre que está destrozando las galaxias. Una reina extraterrestre enviará a su hijo (E.T.) a la tierra para salvarla. Allí, este se encontrará con unos niños meones y muy ruidosos. La madre de E.T.  les entregará un lapicero mágico a cada uno y, en una nave espacial con forma asimismo de lapicero, emprenderán una aventura sideral con el fin de ayudar al E.T. a derrotar a los extraterrestres malos.
La película es confusa, extraña y extremadamente cruel, ya que presenciamos un par de muertes demasiado violentas para un film de animación infantil.
El caso es que da la sensación de que el plagio es mayor de cara a comercializar la película que en sí misma. Obviamente el extraterrestre protagonista está claramente inspirado en el diseño de Carlo Rambaldi, aunque con ciertas diferencias. En la animación es de color verde y va vestido con algo parecido a un mono espacial. Además, no se trata exactamente de E.T., es otro extraterrestre llamado Mikel (al menos así traduce en la estupenda edición en Blu Ray a cargo de "Asian Trash Cinema") que además habla y tiene dotes de mando. Vamos, que el bicho se parece, pero en absoluto pretende ser E.T., aunque en la caratula de vídeo guarde un parecido más que evidente con la criatura de Spielberg, marroncito, desnudo, y tocando el dedo al niño, solo que hay trampa, porque en vez de proceder con su icónico índice luminoso, lo hace con el lapicero mágico que da título a la película. Así pues, nos encontramos con una doble estafa, ya que, si se pretende ver un exploit de “E.T.” tal cual lo conocemos, pronto comprobamos que el parecido no es tanto, y que nos la han colado. La prueba está en que existe un póster de cine menos engañoso en el que se ve al marciano tal cual es.
Como fuere, esta película es una auténtica rareza y una buena muestra de lo que eran capaces de hacer los coreanos con sus dibujos animados allá en los años 80. La animación es tosca —como viene siendo habitual en ellos—, a veces las caras de los personajes son tan solo borrones, pero, en general, está lo suficientemente entretenida para que le prestemos atención la hora y el par de minutos que tiene de duración. Ahora, sin todos estos elementos exploit que son los que la hacen atractiva, no sería más que un largometraje de dibujos animados al uso y del montón que, curiosamente, recuerda a un episodio de Doraemon (¿casualidad?).
La otra película de animación coreana que explota “E.T.”, aún con sus delirios, sí que sería un plagio más evidente del universo creado por Spielberg y, espero algún día poder dar cuenta de ella aquí. Por el momento, confórmense solo con esta.
Dirige un tal Young-su Lee, que no cuenta con crédito alguno en ninguna otra película.

lunes, 16 de agosto de 2021

EL E.T.E. Y EL OTO

No me extenderé mucho presentando la película porque ustedes ya la conocen; Se trata de una parodia de “E.T. El Extraterrestre” protagonizada por Los Hermanos Calatrava y dirigida por Manuel Esteba. Básicamente consta de una serie de recreaciones pobres y chapuceras de las escenas más célebres de la película de la que hace chufla, en un batiburrillo de imágenes sin coherencia ni continuidad que sirven para el lucimiento de la pareja de cómicos que la protagoniza, Los Calatrava, así como para el de los humoristas invitados (Goyito, Manolito Royo) que intervienen como secundarios, cuyas presencias interrumpen toscamente la narración para así poder hacer partícipe al espectador de sus respectivos estilos. Se trata, probablemente, de  una de las obras cumbre de la serie Z española y su nivel de pobreza podría hacerla competir con producciones turcas, paquistaníes o peruanas y, en tal caso, “El E.T.E y el Oto” saldría airosa. Mala y exasperarte, en pleno 2021 la película ya no despierta ni simpatía, sino todo lo contrario.
Con ese atentado al buen gusto y al celuloide que es la por otro lado entrañable “El E.T.E y el Oto”, parece que la cultura popular y los aspirantes a gacetilleros de este país se han cebado en cuanto a invenciones y rumores vertidos en torno a su producción. Es como si hubiera que propagar todos esos rumores para justificar el escribir sobre ella y que haya algo que decir, ya que lo cierto es que “El E.T.E y el Oto” es tan rematadamente mala que no hay nada que resaltar más allá de eso. Y es que, tras un reciente visionado todavía me duelen los ojos, en parte, debido a la infecta calidad de los ripeos existentes.
Entre los rumores expandidos por el fandom, las trolas del director y las de los propios Hermanos Calatrava, vamos apañados.
Uno de lo más extendidos fue que Esteba y Los Calatrava se adelantaron una semana al estreno de la de Spielberg llegando así a coincidir en la cartelera las dos películas. No hay que ser muy listo para saber que eso es una falacia. Tan solo hay que echar un ojo a la base de datos del ministerio de cultura para comprobar que “E.T. El Extraterrestre” se estrenó en nuestro país en Octubre de 1982, mientras que “El E.T.E y el Oto” lo hizo en Marzo de 1983. De hecho, cuenta Manolo Calatrava en sus memorias que la idea de realizar esta parodia surge al ver lo bien que estaba funcionando la película de Spielberg en las salas de nuestro país. Esteba y Los Calatrava fueron  a verla para quedarse con las escenas más potentes, y, ahí sí, después se dieron prisa en hacerla. El rodaje duró una semana y la postproducción otra semana más. Y en cinco meses ya estaban exhibiendo en salas con “E.T. El Extraterrestre” todavía presente en cartelera. La coincidencia de ambas películas en cines se debe exclusivamente a que la programación de la de Spielberg se prolongaba semana a semana gracias a los beneficios.
El otro rumor existente, decía que Steven Spielberg había solicitado copia a la distribuidora de “El E.T.E y el Oto” al saber de su existencia y que, al verla, desestimó el denunciar a la producción tras corroborar su mala calidad. Manolo Calatrava en el libro afirma que duda bastante que Steven Spielberg llegase a  verla porque, de lo contrario, directamente los mataba. De esta misma guisa, a Manuel Esteba en vida le gustaba alardear de que Spielberg vio la película, le telefoneó tras hacerlo y le felicitó ya que según el director judío, Esteba era el único que había captado el mensaje implícito en E.T. sobre la llegada de Jesucristo a la tierra (¿?). Todo mentira, naturalmente, aunque no existen datos que corroboren si Spielberg llegó o no a ver la película.
La idea se gesta tras un sketch que Los Calatrava ejecutan en televisión a propósito del extraterrestre. Con la película “Horror Story” diez años antes, Manuel Esteba deja dinero a deber a la pareja de humoristas, quienes no ve un duro de aquel rodaje. Con la fiebre de E.T. en nuestro país, y tras ver el sketch, Esteba contacta con los hermanos proponiéndoles hacer esta parodia para cine y, a pesar de las desavenencias y el concepto que estos tienen del director, aceptan protagonizarla a cambio de los gastos que pudiera acarrearles el rodaje y un 15% de los beneficios en taquilla. Para completar el reparto se cuenta con los propios hijos de Los Calatrava, Oscar y Curro García, además de otros cómicos invitados que intervinieron gratis.
Diez días antes del estreno, todavía no tienen el cartón de censura con la correspondiente clasificación por edades, tarea esta que desempeñaba  por aquél entonces Pilar Miró. Esta alegó que no tenía tiempo para verla y calificarla, y, pese a que el estreno estaba ya programado, la dejó aparcada y sin la calificación. No podía proyectarse. Finalmente, y tras tener que personarse en su oficina la esposa y socia de Manuel Esteba, a regañadientes, la Miró calificó la película otorgándole un “no recomendada para menores de 14 años” pese a que era completamente blanca y estaba destinada a toda clase de público, especialmente el de corta edad. Con esa calificación perdían asistencia infantil a las salas donde se proyectase.
Se estrenó en 45 salas y, según Manolo Calatrava en sus memorias, el éxito fue rotundo recaudando más de 160 millones de pesetas, de los cuales los hermanos no vieron ni un duro, porque, al ir a reclamar a la productora de Esteba el 15% que por contrato les correspondía, el director se declaró insolvente, repitiéndose lo acaecido 10 años antes con “Horror Story”. Tampoco tiene mucha veracidad la versión de Manolo Calatrava, pues consultando la hoja del Ministerio de Cultura, la película no ganó 160 millones de pesetas, sino 31 provenientes de unos discretos 211.000 espectadores que fueron a verla la semana santa de 1983, o sea que, según esto, Calatrava se pasa en 130 millones de pesetas. No obstante, y teniendo en cuenta el bajo presupuesto de la película, como fuera, resultó un negocio rentable. De todas formas, no solo Esteba no dirigiría más cine, tampoco Los Calatrava volvieron a protagonizar más películas.
En cualquier caso, y tras un reciente visionado de lo más duro, lo cierto es que “El E.T.E y el Oto” es una de nuestras producciones más vergonzosas —y vergonzantes— que, paradójicamente, se convierte en una de las series Z más populares y que, al margen de la inutilidad técnica, destaca por un humor, el de Los Calatrava, que acaba funcionando por infuncional. Algunos gags son denunciables, así como la interpretación de Paco Calatrava como E.T. que hace dudar a los espectadores extranjeros si se trata de un extraterrestre o un deficiente mental.
A modo anecdótico decir que, como se trata de una película rodada sin sonido directo y doblada posteriormente en estudio, los hijos de los Calatrava fueron doblados por actores profesionales y, aprovechando la coyuntura, para proceder con Oscar García, el equivalente español al Elliot Americano, se contrató a José Luis Mediavilla, que es el mismo actor que dobló a Henry Thomas en el E.T. original, con lo que resulta muy gracioso escuchar la reconocible voz española de Elliot interactuar, casi con los mismos diálogos que en la original, con Los Hermanos Calatrava.
Todo muy entrañable. Pero nada más que entrañable.

lunes, 29 de agosto de 2016

EL SHERIFF Y EL PEQUEÑO EXTRATERRESTRE

Yo lo siento mucho, pero si hay películas con las que el paso del tiempo se ha cebado más de la cuenta, esas son sin duda las de BudSpencer y Terence Hill. Siempre hay excepciones, porque como todo hijo de vecino también tienen sus obras maestras (“Y si no… Nos enfadamos”, el binomio “Trinidad” o “También los Ángeles come judías” –esta sin Terence- que son todas ellas cojonudas), sin embargo son el estupendo ejemplo de que algo que disfruté en mi niñez, ahora ya en la mediana edad, me cuesta verles la gracia. Incluso las señas de identidad, que son las peleas, me molestan cuando hacen acto de presencia. Ya está uno harto de ver  a Bud Spencer dando bofetadas a los mismos, y de las mismas maneras.
Sin embargo, “El Sheriff y el pequeño Extraterrestre”, sigue vigente y teniendo cierta gracia, más que nada por el imposible tandem que forman Bud Spencer y el niño Cary Guffey.
Y si bien esta película es un intento italiano por aprovecharse del tirón de “Encuentros en la tercera fase” también es cierto que en muchos aspectos se anticipó a “E.T. El Extraterrestre”.
Cuenta la historia de un pequeño pueblo norteamericano en el que aterriza una nave espacial. El alienígena de su interior, resulta ser un niño pequeño de unos ocho años, que topa con el Sheriff del pueblo, que intenta llevarlo a su casa, incrédulo este de que a quien tiene bajo su tutela, resulta ser un Extraterrestre en realidad. Tras muchas exhibiciones de un aparato con poderes que lleva el niño consigo, finalmente se hace cargo de la situación y lo entrega al gobierno. Pero como estos quieren experimentar con el niño, y el ejército quiere quedarse con el aparatito espacial para dominar el mundo, al Sheriff le da pena, lo rescata de las manos del gobierno, y lo preparará todo para que los padres del chico vengan a recogerlo en su nave espacial el día señalado. Todo ello una burda excusa para ver lo que queremos ver, que no es otra cosa que al tío Spencer dando sopapos aquí y allá.
Pues que quieren que les diga, a mí el argumento me parece de lo más pareado al de “E.T. El Extraterrestre”… ¿Plagiaría Spielberg? En cualquier caso, que se jodan estos italianos, porque, quien roba a un ladrón…
Y es que, cuando los italianos idearon esta producción para lucimiento de Bud Spencer, fijaron tanto sus ojos en “Encuentros en la tercera fase”, que a la hora de seleccionar al niño actor que habría de protagonizar la película junto a Spencer, se fijaron en el niño que es abducido por los extraterrestres en dicha película, Cary  Guffey. El chaval tenía su aquel para la gente del cine, porque si podemos verle en esta película, fue porque había sido tentado por Stanley Kubrick para que protagonizase “El Resplandor”, sin embargo, como sus padres no querían que su hijo participase en una película de horror tan terrorífica, la siguiente oferta que tuvo vino por parte de Italia, que al tratarse de una película familiar, ya les pareció mejor. Y aquí le tenemos.
En realidad, la peli, de precioso título internacional – “The Sheriff and the Satellite Kid”- no deja de ser un producto más a la Bud Spencer con o sin niño –como en “Zapatones” que iba con un negrillo- al que a estas alturas le falta ritmo y situaciones divertidas por doquier, aunque si lo miramos por el lado de la nostalgia, pues miren ustedes; me las puse ayer noche, y me zampé la hora y media del tirón. Tampoco son estas películas tan malas o aburridas como para tener que pasarlas rápido o directamente quitarlas. Vamos, que ahí permanecen.
El pequeño Guffey, luego hizo un par de películas más, acabó en la serie “Norte y Sur”, pero esta sería su película más importante. Y su secuela… de la que el próximo día les hablo.
En cuanto a la dirección, Michelle Lupo, artesano Italiano sin ninguna personalidad, que dirigía algunos productos Spencer con la misma eficacia –o ineficacia- con la que dirigía Peplums o Spaghetti Westerns.

jueves, 2 de junio de 2011

LAS LOCURAS DEL EXTRATERRESTRE

Seguramente, no hay película que haya sufrido en sus carnes los dardos del “explotation” más que E.T. EL EXTRATERRESTRE. En todo el mundo hay versiones, revisiones, parodias, plagios… como queráis llamarlos. Merecería un señor artículo este tema.
Argentina, sin ir mas lejos, con Olmedo y Porcel se marcó una de “E.T.” de lo mas chunga con LOS EXTRATERRESTRES. Pero para rizar el rizo, tanto en cutrez como en caradura, esta LAS LOCURAS DEL EXTRATERRESTRE. No solo aprovecha los últimos coletazos del éxito de E.T –ya saben, peli de extraterrestre que se hace amigo de un niño un tanto marginal- si no que se aprovecha del éxito de la serie de televisión ALF, diseñando un bichejo con cara de camello, que obviamente se basa en el extraterrestre televisivo.
Así que mezclamos todos esos tópicos mil veces vistos, e introducimos como protagonistas a dos cómicos de renombre como puedan ser Emili Disi y Javier Portales (al que en España tenemos echado el ojo por ser una especie de Lino Banfi que llevaba de aquí para allá a los Parchís, en sus películas Argentinas) y tendremos como resultado esta inaguantable bazofia con niño y extraterrestre, que de chabacana en los momentos mas lacrimógenos, no llega ni a babosa.
El argumento es mas simple y está mas sobado que un tebeo; Dos extraños individuos que van vestidos como retrasados, topan de repente en su casa con un niño mudo. Una nave espacial llega a la tierra y su tripulante se hace amigo del crío y se van de parranda por ahí, si es que las autoridades no se lo impiden por motivos de ufología, o de potestad del menor. Ya saben. Todo ello mostrado con mucha desidia y con un sentido del humor que, quizás sea porque soy español… pero no lo entiendo.
Y en cuanto a “Las locuras” a las que hace referencia el título, por lo que respecta a este parlanchín ALF con aspecto de retardado, pues que quieren que les diga… lo mas disparatado que hace es vaciar un bote de mostaza en una feria…
Dirige el afamado y multi-misceláneo Carlos Galettini, con títulos en su filmo de las sagas de los super agentes, los bañeros, los extermineitors y LOS MATAMONSTRUOS EN LA MANSIÓN DEL TERROR e incluso el slasher CHARLY, DIAS DE SANGRE. Ahí es nada.
Hay que ser un macho para sentarse a ver entera LAS LOCURAS DEL EXTRATERRESTRE.

viernes, 11 de abril de 2014

YA ESTÁN A-KIU...

Uno de los aspectos más interesantes del mega-éxito de "E.T. El extraterrestre", la fenomenal película de Steven Spielberg, fue la ristra de imitaciones que esputó. Interminable y colorista. La más conocida a nivel internacional seguramente sea la yankee "Mi amigo Mac" (sobre la que pueden instruirse en nuestro pest-seller), pero también las hubo en países subdesarrollados, como España sin ir más lejos. Dejando de lado excusas para la parodia (como la horripilante "El E.T.E y el OTO"), centrémonos en "exploitations" pretendidamente serios: Tenemos el de Juan Piquer con "Los nuevos extraterrestres", el de Mario Gariazzo con la co-producción ítalo-española "Hermano del espacio" (cuidao que hay dos tituladas igual, la otra va de rollo "peli-con-mensaje") y la de... ¡Bigas Luna!.

¿Lo qué, cómo, cuando, ande?, ¿Bigas Luna?, ¿el reputado -y fallecido- director de "Bilbao", "Angustia", "Las edades de Lulú", "Jamón Jamón", "La teta y la luna" (¡¡quiero una porción de Mathilda "las mejores ubres del universo" May!!) y aquella cosa costrosa bautizada como "Yo soy la Juani"?. Pues sí, ese mimmo. En 1985, justo durante el impase de "director estrellado" a "director estrella", Bigas Luna recibió un encargo de TV3, la televisión de Cataluña: Parir una serie que churrupeteara del éxito del momento, "E.T.", y la cosa resultante pasó a llamarse "Kiu i el seus amics", es decir: "Kiu y sus amigos".

Según Imdb solo hubo un episodio, pero les garantizo que es mentira. En 1985 yo contaba con la edad justa para dejarse maravillar por semejante producto y recuerdo que lo seguí fielmente. Es más, era la típica movida sobre la que hablar con los amigos de clase a la hora del patio.
La historia no tenía mucho truco ya que, como indica el título, narraba las desventuras que un grupo de chavalines vivían junto a un extraterrestre al que conocen gracias a unos, por entonces rudimentarios pero atractivos para una platea juvenil, ordenadores. O computadoras, que no se cómo se las llamaba entonces, ya que casi nadie las tenía.

Si buscan ustedes información sobre "Kiu y sus amigos" en internet, no encontrarán mucha cosa. Lo más llamativo, hasta hace poco, estaba en la misma página de TV3, donde se podía visionar el primer capítulo. Aunque en este no salía el marciano, solo un poco de "Blandi blub" mal iluminado e hinchado mediante pajita (juguete que, por cierto, estaba bastante de moda entonces). A este misterio tan tonto hay que sumarle un par más.
Primero, por mucho que hable con personas de mi exacta misma edad, parece que nadie en este planeta recuerde a "Kiu". Y si lo recuerdan, no le dan mayor importancia (¡¿cómo no dársela a un "exploit" de "E.T." parido por Bigas Luna?!). Está claro que la serie no era ninguna obra de arte, se hizo en unos tiempos en los que -la hoy muy horripilante- TV3 andaba en pañales y, claro, todo resultaba como muy zarrapastroso. Pero estas cosas marcan, sobre todo cuando eres chaval, pero un chaval de mediados de los 80, con su inocencia y tal, no como los de ahora que están de vueltas de todo y prefieren atizar a sus amigos y grabarlo con el móvil a perder el tiempo viendo tiernas y babosas historietas de marcianos bondadosos (¡argh!, ¡¡acabo de hacer un discurso de viejo amargado!!).

Justamente, y hablando de nostalgia, postmodernidad y juguetes de moda, una de las pocas escenas completas que mi cerebro rememora de la serie es aquella en la que los chavales protagonistas se ponen a tocar música utilizando como instrumento los famosos "Melody Pops" (¡de estos si os acordaréis, cabrones!), unos caramelos-silbato -sí, silbato- que fueron muy populares en mis tiempos (y todavía se comercian). Los chavales no solo hacían algo parecido a música, sino que incluso se animaban a bailar a su son.
Ya entonces me pareció altamente ridículo, imagínense lo que me supondría verlo ahora.

Pero no nos vayamos por los cerros de Úbeda (ya saben, especialidad de la casa).
Hablaba hace unas líneas de dos misterios tontos. Aclarado el primero, vayamos a por el segundo: Merchandising. Sí queridos, otra prueba más de que "Kiu i els seus amics" fue muy popular en mi tierra (está claro que esto nunca se vio más allá de parajes catalanes) es que esputó unas cuantas "mercaderías", tal y como las llamaba Mel Brooks en "Spaceballs". No fue gran cosa ya que entonces era algo más propio de George Lucas, pero resulta altamente curioso.

Veamos, teníamos el tema musical de la serie empaquetado en un flamante vinilo...


Un puzzle patrocinado por "La Caixa" (que imagino te regalaban si abrías una cuenta) con una cubierta muy clarificadora, en ella vemos al marciano, al súper-ordenata y a una pirámide de cristal (también dibujada en la portada del disco) y que, ahora mismo, así en plan "flash", recuerdo que tenía bastante importancia en la trama....


Sin embargo, el gran y más mítico "merchandising" de "Kiu y sus amigos" fue el inevitable muñeco, la figurita del extraterrestre.
La vi por primera vez en la vitrina de una tienda, llevándome toda una sorpresa. Pero por el motivo que sea, no me hice con el. Lo extraño del caso es que, tras aquel inesperado fugaz encuentro, no volví a verlo nunca jamás. Incluso, pasados los años, trataba de contrastar opiniones, pero nadie compartía recuerdos conmigo (algo previsible si tenemos en cuenta que tampoco recordaban la serie).


Hace un par de años, durante los que anduve muy ocupado visitando mercadillos de trastos viejos, decidí que era el momento de localizar la maldita figura de "Kiu". Así que busqué y busqué, hurgué en cajas, entre montañas de mierda, y aunque localizaba cosas aquí y allí (como mis queridos "Monclis"), nunca di con el puñetero marciano.
En muchas de aquellas búsquedas desesperadas me acompañaba otro habitual del vicio de la nostalgia y de este blog, el amigo Norman. Él compartió mi dolor y mi desconcierto. Tanto es así que hace unos días, visitando cierta y célebre página web dedicada al coleccionismo (de donde también han surgido las imágenes del disco y el puzzle), el colega dio con el mentado tesoro y decidió avisarme por e-mail.
"Mira qué he encontrado" escribió. Cuando seguí el enlace, mis cojones cayeron al suelo cual peloticas de ping pong, ¡¡EL PUTO MUÑECO DE "KIU"!!, ¡¡POR FIN!!, ¡¡EXISTE, EXISTE!!, no era una alucinación mía, ¡¡era y es real!!. La alegría fue máxima y el susto mínimo, ya que su precio me parecía más que razonable. Dediqué el rato que dura la cena a decidir si lo compraba o no, al fin y al cabo no era más que un jodido muñeco... pero, joder, ¡era el puto "Kiu"! y, tras tanta búsqueda y espera, ¿iba a privarme del gusZto por esa escasa cantidad de euros?. No way!.
En fin, que lo pillé, lo tengo ya en mi poder, es de lo más hermoso y luce tal que así...



Si miran la base, verán que lleva inscritos algunos curiosos datos de interés (como el nombre de la productora Luna Films)...


En fin, toda esta epopeya me recuerda a la feliz compra de otro "E.T." que efectué el año pasado en el Salón del Comic de Barcelona. Bueno, miento, en realidad no fui yo, fue mi querido amigo Víctor (sí, el mismo que  escribe en este blog) quien tuvo el detallazo de regalármelo para mi mayor disfrute.
Y cuando digo "otro E.T." me refiero al de verdad... al de la peli, lo que pasa es que no estoy seguro que este muñeco en concreto fuese una reproducción legal, bendecida por Spielberg y sus secuaces.
Si se lo muestro, tal vez lo recuerden...


A diferencia de lo ocurrido con "Kiu", con "E.T." hubo una auténtica invasión de muñecos inspirados en su persona, algunos de lo más lujoso y otros tirando a cutre. Había uno que incorporaba bombillitas en los ojos y el dedo. Otro con una guarrada fluorescente en el pecho y al que podías estirarle el cuello. Y estaba el de la foto, que era como el hermano feo y tonto, pero al mismo tiempo guardaba mucho encanto, por su diseño casi caricaturesco, por sus ojos a lo Marty Feldman y por protagonizar una fotonovela chusquera en "El Jueves" en la que se follaba a una muñeca "Barbie" para mayor horror de su señora (Interpretada, nada menos, que por el de las bombillitas).
Lo crean o no, y a pesar de su aspecto barriobajero y, por tanto, asequible, nunca logré disponer de aquel muñeco. Era una de esas "espinitas fricosas" de las que, finalmente y ya con canas, pude desquitarme gracias al amor fraternal.
Ahora me he desquitado de otra, la del puto "Kiu". Los "E.T.s", legales, ilegales o plagiadores, me han acompañado a lo largo de mi funesta vida hasta el extremo de convertirse en agradable nostalgia. Dicen que no hay nada mejor que hacer realidad tus sueños. Pues bien, yo ya tengo dos cumplidos, los poseo, puedo meterlos juntos en la misma estantería/foto y quedan así de bien, que para algo son primo hermanos y vienen del espacio con idénticas buenas intenciones....


martes, 12 de abril de 2016

UNA INFANCIA CINÉFAGA

Hurgando recientemente en unas añejas carpetas, localicé una serie de dibujitos firmados por el menda lerenda en diferentes periodos de mi infancia y juventud que dicen mucho de lo que serían mis gustos cinematográficos llegada la estulta edad adulta. Dado que este es mi/nueso blog, que es de cine y que tiende a cierta nostalgia (¡cosas de hacerse mayor!), he decidido recopilarlos acá para su mayor gusto y/o disgusto, cada cual comentado en su respectivo orden y sentido.
Vamos allá.



Como ya sabéis de sobras, “Creepshow”, el clásico de George Romero, no solo es una de mis pelis absolutamente favoritas, es que además a mediados de los ochenta fue toda una obsesión, tanto como para convertirla en el motivo de una felicitación cumpleañosa destinada a mi señor padre. Naturalmente, que eligiera el tremendo desenlace de “El día del padre” no es casual, ya que se trataba de mi segmento favorito. Hoy me sigue encantando, aunque creo que “La caja” está mejor narrada.
Curiosamente el modelo a seguir no fue estrictamente la peli, sino la estupenda adaptación a las viñetas que de ella hizo Bernie Wrightson. Detalles como la cabeza con la boca repleta de hilos de baba, los huesudos dedos del zombie con largas uñas y, sobre todo, la “iluminación roja” que todo lo inunda, son prueba más que palpable.
(Año 1986)



Este es especialmente entrañable. Por peli, estilo de dibujo y estado del papel cuadriculado de base. Está claro que semejante obra de arte la hice al poco de asistir al estreno de semejante clásico del trash made in Juan Piquer Simón, que a ojos de un impresionable infante no tenía nada de chungo y costroso, el contrario, era una peli a la altura del "Superman" de Richard Donner. No en balde si se fijan verán que el “Supersonic Man” dibujado es en realidad la creación de Siegel & Shuster, no la versión pirata parida por el Valenciano.
Lo realmente valioso de este documento es el recorte de prensa del estreno, absolutamente impagable.

(Año 198?)




Fui a ver “Tron” cuando se pasó por cines en su época, y acudí convencido de que era el súper-estreno de la temporada, la súper-película que todos teníamos que ver para comentar a la hora del patio. No recuerdo si me gustó mucho, y probablemente no entendí un pijo (es curioso cómo, la última vez que la revisé hace unos años, la encontré de lo más básica en su perorata informática), pero sí quedé prendado y maravillado por su estética, por sus combates y carreras de motos y, como es evidente en estos dibujos realizados durante la clase de plástica del E.G.B., por todo su colorido, sus brillos fluorescentes y demás monsergas lumínicas.
(Año 1983)



En una ocasión escribí un laaaargo artículo sobre lo mucho que el clásico de Steven Spielberg, “E.T. El Extraterrestre”, me marcó. Lo hice para mi fanzine, así que los que tengan ambos ya saben todo lo que tienen que saber respecto a mi relación con una peli que, aún hoy, me hace llorar como una magdalena. Seguramente “E.T.” fue el primer film de mi vida que, una vez concluso, me dejó triste. Incluso deprimido (recuerdo perfectamente a mi madre preocupada porque me veía alicaído y no lo entendía, menos aún cuando acabábamos de volver del cine de verla y sobrevivido a las interminables y dolorosas colas que se formaban frente a la taquilla).
La consiguiente obsesión por tener mi propio marciano bondadoso de grandes y expresivos ojos se reflejó en la cantidad de muñecos que llegué a acumular, pero ninguno me hacía sentir mejor. Yo quería al “E.T.” de la película, pero a ese solo podían acceder personalidades importantes, no un chavalillo lerdo como era (y, seguramente, soy) yo. ¿Mi primera gran frustración?.
Parte de esa obsesión, ese deseo, se vio reflejado en algunos de los trabajos de plástica para el colegio, como este que les dejo acá. Donde, además de “E.T.” y su nave, destaca la aparición de “Elliot”, el amigo humano del extraterrestre, a quien también cogí mucha estima y de quien me habría encantado ser colega. Durante un tiempo me sentía raro “idolatrando” la figura de un chaval joven de mi misma edad y sexo, pero con el tiempo he aprendido que tras ello solo había un bonito e inocente deseo de escapar de la aburrida y gris realidad cogido de su mano y la de “E.T.”.
Nunca lo conseguí… y aquí sigo, y aquí estoy.

(Año 1983)

sábado, 8 de marzo de 2025

LOS OJOS DEL GATO

Y ahí va otra muestra más de que 1985 fue un año chévere para el cine de género. Por entonces Stephen King ya había perdido un poco su aureola de prestigio (lejos quedaban "Carrie", "El misterio de Salem´s Lot" o "El resplandor") pasando a ser más como carne de cañón, materia fácilmente adaptable con la que asegurarse unos dólares en taquilla. Tampoco se contrataba ya a directores de prestigio que se encargaran de la tarea, valía cualquier artesano competente. Digamos que con King ocurrió lo que siempre ocurre con los yankis, lo sobre-explotaron y para la llegada de "Los ojos del gato", pues ya no atraía a las masas. Menos aún desde la conversión de Dino De Laurentiis en el productor oficial del "Kinguismo", etapa esta que arrancó muy bien con "La zona muerta" y concluyó algo deslucidamente con "Miedo Azul" o la propia e infame primera y única película del escritor ejerciendo de filmmaker, "La rebelión de las máquinas". Por suerte "Los ojos del gato" cae en zona intermedia. Para el caso, Stephen King no es mero material adaptable, él mismo se encarga del guion, pariendo un largometraje compuesto de historias (sí, repitiendo la fórmula del clásico), siendo las dos primeras exclusivamente confeccionadas para la ocasión y la tercera, y última, la auto adaptación de un relato publicado en las páginas de "Penthouse", ejemplar este que se marca un cameo en la película, entre muchas otras coñas y referencias al universo del padre de "It". Según he visto y leído, en todas partes salen gráficamente numeradas y espoileadas... por eso he decidido evitarlo, para que cuando se sienten ante la tele dispuestos al visionado, puedan jugar al juego de localizarlas. Créanme, la mayoría son tan evidentes como graciosas.
El artesano competente contratado en esta ocasión fue el bueno de Lewis Teague, quien ya tenía experiencia previa trasladando material de Stephen King a la pantalla con la aburrida "Cujo", pero, además, a lo largo de los años -previos y posteriores- fue dejando su estampa en títulos tan entrañables como "La bestia bajo el asfalto", "La joya del Nilo", "Kamikaze Detroit" o "Peligrosamente Unidos". El, asumo, fracaso de esta última le condenó a currar para la caja tonta hasta 2010, luego se retiró (remarcar que en 2007 rodó un corto de curiosísimo título, "Cante Jondo")
Otros individuos a valorar tras las cámaras son Milton Subotsky, co-fundador de los legendarios estudios "Amicus" y especialista en antologías de historias cortas, quien ligó su nombre al del escritor de Maine a lo largo de varios años. Alan Silvestri, compositor destinado a ser recordado por la partitura que ideó para "Regreso al futuro" ese mismo 1985. De hecho, hay quien dice que esta y la de "Los ojos del gato" guardan cierto parecido. Y es verdad. La diferencia es que, mientras en la reseñada utilizó sintetizadores, para la previa, mil veces mejor presupuestada, tiró de orquesta. Carlo Rambaldi, papá de "E.T. El Extraterrestre", quien se encarga de diseñar a cierta resultona criatura, acompañado por nuestro Emilio Ruiz del Río para "la maquetas de fondo". Y chapamos el repaso con el prestigioso y oscarizado Jack Cardiff, ocupándose de la dirección fotográfica.
Todo este bonito plantel -y más del que hablaré luego- dan forma y fondo a "Los ojos del gato", una película, ya lo adelanto, condenadamente entretenida, simpatiquísima, buenrollera y muy muy recomendable. A mí se me pasó en un suspiro hace un par de noches. Todo gira en torno a un felino callejero, la mar de precioso, con un objetivo, llegar hasta el dormitorio de una niña que le pide auxilio así como telepáticamente. En el camino, se topará con un tipo que quiere dejar de fumar y acude a una agencia muy eficaz pero brutalmente radical en sus métodos. Y un gangster adicto a apostar quien propone un juego mortal al amante de su esposa: dar la vuelta completa a un rascacielos desplazándose a través de la estrecha cornisa exterior. Si gana, se queda a la mujer y un buen pellizco de dinero. Si pierde... bueno, le espera el implacable asfalto tras una caída de varios metros.
Estas dos historietas son especialmente eficaces y, aunque quedan lejos del terror puro -yo usaría la palabra thriller-, vienen cargaditas de ideas brillantes, mucho humor (sobre todo la primera) y mucho suspense (la segunda, especialmente si padeces miedo a las alturas). Finalmente llegamos a la última que, sin ser un descalabro ni mucho menos, es un pelo flojilla, ni que sea por comparación. Aquí el gato logra su meta y, ahora sí, le tocará enfrentarse a dos trolls malignos, el diseñado por Rambaldi que amenaza a la cría y la autoritaria madre de esta. A pesar de dicha calidad descendente, el conjunto termina resultado altamente disfrutable. Concluido el show, uno lamenta la ausencia de esta clase de gozoso entretenimiento en el cine de hoy día.
Si como yo son amantes de los gatos, disfrutarán viendo al protagonista en acción, aunque puede que también sufran un poco en algunas escenas. Concretamente una en la que es sometido a una breve electrocución. Ya saben, según se dice no hubo mal trato y todo eran trucajes... y confío que así sea, pero, bueno, en 1985 estas cosas se miraban bastante menos. No obstante, y justamente por ser de la época que es, merece destacarse el trabajo de coordinación con las criaturas peludas. Está super bien resuelto, cosa más que meritoria considerando la -maravillosa- ausencia de CGI (y la no menos maravillosa individualidad de los felinos)
¡¡Ah!! Si no lo digo, reviento. En un momento dado, asistimos al encuentro entre un padre y su hija limitada intelectualmente. La escuela donde se desarrolla el bis a bis se supone para niños especiales, cosa indicada en un letrero. Lo gracioso del caso es que, mientras en inglés leemos "for the exceptional", el doblaje en castellano suelta un "para niños subnormales" que, salvo por mi risotada resultante, hoy se consideraría algo ofensivo.
Ya que estamos, a la cría monger la interpreta una aún muy jovencita Drew Barrymore, fresca de su paso por "E.T. El Extraterrestre" y a puntito de meterse en el infierno del vicio borrachuzo y drogadizo (no olvidemos que con tan solo trece primaveras fue ingresada en un centro de rehabilitación). Por aquello de dar cierta cohesión a la trama, su presencia / apariencia se expande a una niña anónima anunciando comida de gatos y el protagonismo total del último capítulo. Efectivamente resulta algo repelente, pero eso ya lo esperábamos. La acompañan el hoy mal considerado James Woods, perfectísimo en su rol de fumador compulsivo, Alan King, Kenneth McMillan, Robert Hayes en uno de los pocos papeles que podrían hacer sombra a aquel que le dio la fama, el de "Ted Striker" en "Aterriza como puedas", Candy Clark, James Naughton, James Rebhorn, Charles S. Dutton, Tony Munafo (amiguísimo de Sylvester Stallone y muy habitual en sus películas) y Mike Starr (el "Georgie Weiss" de "Ed Wood" y matón ineficaz en "Dos tontos muy tontos"), quien desaparece de la trama de una escena a otra y sin explicación alguna aparente.
A la sacrosanta hora de elegir la imagen ilustrativa, me he encontrado en una seria diatriba. Quería incluir mi favorita, la de tirón gótico con ese caserón absurdo en un páramo + luna llena -sin conexión alguna con el film-, pero también estaba la que en su día fabricó "Filmayer" para el lanzamiento en vídeo, igual de tosca / bella que la de "Miedo Azul". Al final lo más sencillo ha sido juntar ambas, milagro al que ha contribuido la extensión del tocho. Ventajas de padecer incontinencia "reseñista".

jueves, 8 de septiembre de 2011

INTERVIEW: LUIS PAPIOL CASTELL

En la época del video-club de los ochenta, aparecia en las estanterías, de forma un tanto clandestina, POKE, una película de corte amateur rodada en video que cuenta la amistad entre un niño y una computadora. Una pieza de indudable culto que hasta hace poco era totalmente inencontrable, y que goza de cierta popularidad entre el sector de aficinados a la informatica. Una joya del cine español mas ignoto, oscuro y extraño
Su director, Luis Papiol Castell, cineasta amateur e informatico, muy amablemente nos concedió esta entrevista, con la que inauguramos nueva sección en AVT, para que conozcais un poco más acerca de el y de su obra.


¿De donde sale Luis Papiol Castell? ¿Tienes estudios cinematográficos previos?

Soy de Amposta, Tarragona, siempre me ha fascinado el mundo del cine, a los 14 ya estudié óptica construyendo mi primera cámara de fotos con cartulina y papel de plata, fotos mediocres que yo mismo revelé. a los 15 años estaba de aprendiz en una cabina de cine y me encantaba el olor a celuloide y la magia de la proyección. no tengo estudios universitarios, pero con 18 estuve en un grupo de teatro y filmando una serie de cortos en super8 de los que por desgracia, ya no se pueden recuperar. puesto que la empresa que los tenia que convertir a video, desapareció con los originales.

Cuéntanos como surgió el proyecto de POKE y como fue su distribución en video-clubs.

POKE, nace porque en el 84 los videoclubs que estaban llenos de peliculas ilegales, se vieron en la obligacion de reconvertir todo su material por peliculas Originales, para ello, tenian todas las cintas un sello polaroid que las identificaba.
Muchas casas con peliculas poco comerciales descubrieron la Formula para vender su material, y asi comenzo la epoca de reconversion, cambiaban a los videoclubs una pelicula pirata, por otra LEGAL, y 2000 pesetas. de esa manera te vendian peliculas de bajo coste y aprovechaban la cinta pirata para regrabar la original. solo tenian que invertir en caratulas y el sello polaroid del ministerio de cultura. Fué entonces cuando se me ocurrió hacer una pelicula de bajo presupuesto y reconvertir mi propio videoclub ganando dinero.

Tu película, ha generado un pequeño culto entre la gente dedicada a la informática y entre cierto sector del fandom al cual le gustan las rarezas. ¿Llegaste a pensar alguna vez que tu película generaría interes, más de 20 años después de su realización y distribución?

No esperaba que tuviese mucho exito, no lo tuvo en su momento, pero a mi me gustó, creo que es interesante, y la hice con todo el cariño, me ayudaron muchos amigos, la musica es de un grupo de amposta que se llamaban LOS GUTIS, el viejo ermitaño se tuvo que filmar en una casa de jubilados, simulando un caseron en el campo. y muchisimos inconvenientes. lo mas curioso es que, como tenia el VHS muy poca calidad, no se hizo montaje, se fué grabando tal como se desarrollaba la pelicula. Algo realmente dificil.

¿Te inspiraste en E.T. EL EXTRATERRESTRE de Steven Spielberg para la confección de tu película?


E.T. no tuvo ninguna influencia con poke, la influencia la tuve con los ordenadores, en esa epoca comenzaba a descubrirlos, y me imaginaba que podrian ser en el futuro suficiente inteligentes como para controlarlo todo, justo antes de Poke, acababa de hacer un curso de programador analista, y ahi se veia ya que solo era el principio, quizás diría que tuve alguna influencia con 2001 una odisea espacial de Kubrick, más que, con ET. pero la memoria organica de la que hablaba en la película, tardó 12 años a que escuchara un dia, en las noticias, de que se estaba investigando.


¿Por qué te decantas por el formato Vídeo a la hora de realizar una obra?

Un año después de la pelicula, deje de lado mi videoclub y las camaras, por un tiempo permanecí al margen de este mundo, estaba dando clases de informatica como profesor.

¿Cineasta o informático?

La informática es mi trabajo, el cine mi pasión. Nunca se puede tener todo.

Después de POKE, ¿Qué otros proyectos has ejecutado y cual ha sido su repercusión?

En 1999 volví al mundo del video con LEJOS DE CASA, un largo, presentado en el festival de Sitges en el 2000, y que solo se comercializó en VHS con una tirada limitada. Por ultimo, lo hice en el 2007, un corto llamado SENSACIONES AFLICCION, que se puede ver en YouTube, Me encantaria encontrar gente dispuesta a hacer trabajos, (cortos o largos) de cine o video, pero siempre en equipo, el cine no es cosa de uno, es siempre un equipo, y vive gracias al resto del mundo, EL ESPECTADOR, por eso el secreto de una pelicula, no esta ni en su duración ni en su formato ni en su calidad, esta en el sentimiento, lo que vale es el mensaje que te pueda quedar.

Influencias y preferencias.

Me influyó Kubrick por su impresionate innovación en el cine y en los distintos temas de su carrera, guerra (teléfono rojo volamos hacia moscú) (Senderos de Gloria) , seducción (Lolita) Futuro y despertar (2001), celos de pareja ( Eyes wide side), locura (el resplandor) etc. Y aunque Spielberg es un grande, no deja de ser extremadamente comercial.

¿Tiene proyectos a corto plazo?

De momento no tengo ningun proyecto, pero me gustaria preparar algo, quizas, me gustaria tocar un tema que es bastante actual. la politica vista desde el pueblo, o, que pasaria si un politico "bueno". se camuflara entre la población, para saber que falta para solucionar la crisis, creo que podria ser interesante.

Si tienes algo que decir a los lectores de AQUÍ VALE TODO, aquí tienes tu espacio.

Por último, solamente puedo decir, GRACIAS VICTOR, por este viaje que me has obsequiado de viajar con la Maquina del tiempo al 1985. Y gracias a todos los que estais leyendo esto, porque me da fuerza para seguir.

lunes, 8 de enero de 2018

POLTERGEIST

Como recientemente se hizo noticia —que era, en realidad, un secreto a voces— el hecho de que “Poltergeist” no la dirigió Tobe Hooper, sino, el propio Steven Spielberg. John R. Leonetti, director de “Anabelle”, que trabajó en “Poltergeist” como ayudante de cámara, saca a la luz estos datos en la prensa. Nada nuevo. Spielberg no podía rodar ese año otra película aparte de “E.T. El Extraterrestre” porque así lo dispuso una cláusula de su contrato con Universal, y se acreditó en “Poltergeist”, que sería su siguiente película, como productor, dándole la autoría del film a Tobe Hooper. Pero la dirigiría él. Leonetti, lo único que ha hecho es confirmar lo que todo el mundo ya sabía. Así que, esta fue una buena excusa para volver a verla. Y no cabe duda, desde el principio, que se trata de una película de Spielberg, con todos los clichés del Spielberg de esa época —familia de barrio residencial, la infancia como gran protagonista, bicicletas… casi parece “Stranger Things”— y dónde no se ve ni un solo atisbo de Hooper, sin duda, mucho menos sofisticado en su forma de dirigir. Aún así, Leonetti dice, que a veces, Spielberg se marchaba del rodaje y le dejaba dirigir a Hooper, por lo que hay escenas en la película que bien podían ser suyas. La historia a estas alturas, también es de sobra conocida; Una familia comienza a experimentar fenómenos extraños en su casa, hasta tal punto que los fantasmas llegan a secuestrar a la hija pequeña, haciendo su fuerte en la televisión. La familia contactará con varios mediums que les ayudarán a traer de vuelta a la niña. Y mi opinión era, antes de este visionado, que “Poltergeist” es la película de casas encantadas más plástica y anti atmosférica que existe. Una clara muestra de cine de terror para el público que no ve cine de terror habitualmente. Y tras verla, lo único que puedo hacer es confirmar esto, y añadir que, además, es tan jodidamente aburrida, que más de un 65% de la cinta se la pasan hablando. Cuando no parlotea la Zelda Rubistein, parlotea la otra médium (a la actriz que la interpreta no la reconozco y no me apetece consultar ahora mismo IMDB). Pero además de aburrida, es que es una película mala de cojones. Y al paso del tiempo me remito. Al margen de que esta película sea tan mainstream que su contenido terrorífico queda anulado, es que es cutre y chapucera como ella sola en todos los aspectos. Cualquier serie B de la época, tiene más inventiva y originalidad, que este cuento de hadas malas se Spielberg. Y la comparo con “E.T. El Extraterrestre” ya que se estrenaron con solo una semana de diferencia, y el paso del tiempo podía también haber hecho mella en ella, sin embargo, mientras que “E.T.” se mantiene fresca a su manera, “Poltergeist” no hay un ser humano que la aguante. Y menos si se tiene algo de estima por el cine de terror (no digo si se es fan del cine de terror, que los fans la endiosarán solo porque es de terror y porque la firma Tobe Hooper, porque el criterio del fan se basa en fanatismos, no en opiniones formadas como bien podemos ver en miles de blogs o páginas de facebook). Sin embargo, tendré que revisar las secuelas de las que si que tengo, vistas 20 años atrás también (o más), buenos y terroríficos recuerdos. Seguiremos hablando al respecto. Lo dicho. “Poltergeist” es una mierda. Me dan igual los efectos especiales, y sobretodo, las inevitables nostalgias.

jueves, 6 de julio de 2017

OKJA

Estoy leyendo demasiadas tonterías en base a esta película. La más recurrente el desfile de personajes excéntricos y alocados que Bong Joon-Ho ha creado, pero también que si es una película casi de corte infantil (no le veo problema a eso) y sobre todo que el activismo e ideas del director se han abierto paso en su trabajo. Y la verdad es que todo esto no me parece más que mierda. En la actualidad hay críticos de cine, y muchos que ni siquiera lo son, que se piensan, o esperan que una película les cambie la vida. Señores, es una película, una puta película, es para entretener y hacer caja, si además puede enseñar algo, o revolver algo en la conciencia del espectador, miel sobre hojuelas, pero nunca hay que perder de vista que el cine es entretenimiento, si le quitas eso no queda más que una sucesión de imágenes que puede o no tener sentido.

Sobre los personajes excéntricos, parece que estos críticos no han visto más películas coreanas, si me descuidas asiáticas, que esta. Estos arquetipos son muy comunes en el cine que llega de oriente, no tendrían que pillarnos por sorpresa. ¿Qué pueden llegar a rozar el ridículo? Puede, pero imaginen a Alfredo Landa en plena playa, con su pelo en pecho, su tripa de señor maduro, su escasa estatura y su slip paquetero ligando con bellas suecas por las playas de levante. Ahora véanlo desde la perspectiva del espectador asiático. Ridículo ¿Verdad? Pues eso. Volvemos a lo de siempre, nos creemos el ombligo del mundo, y todo tiene que ser como ha sido siempre alrededor nuestro, si algo se sale de la norma está mal, o es un despropósito, pues no.

¿Película infantil o casi infantil? Pues casi, pero tiene cierta lógica, la protagonista es Mija, una niña que desde que tenía 4 años se ha criado con Okja, la cual le es arrebatada para despedazarla cachito  a cachito. Es cuando recuerdo E.T. el extraterrestre, y es que salvo por comerse al bicho, el argumento es más o menos similar. Creo que eso no es malo, nadie en su sano juicio diría que la película de Spielberg es peor por estar enfocada a un público juvenil. Cierto que Okja no lo está per se, pero es una película que perfectamente puede ver un crio, que pasara miedo en las escenas del matadero, al igual que nos pasaba cuando veíamos a E.T. sobre aquella camilla con doctores a su alrededor.

El activismo, el veganismo y la crítica a la industria alimentaria. De primeras, ni la niña ni el abuelo son veganos, no se les ve comer carne, pero bien que comen pescado, huevos y pollo (que hasta donde yo sé es carne, otra cosa es que haya quien quiera obviarlo) y cuando aparece un personaje que es abiertamente vegano (el activista Silver) se nos presenta como un estúpido que con total de dejar la menor huella posible en el planeta, está todo el tiempo débil y medio enfermo. Tampoco el resto de grupo de activistas son canela en rama, cada cual tiene su tara, incluso el líder, muy bien interpretado por Paul Dano, es una pequeña parodia del “Todo ser vivo es hermoso y por ello te quiero”. En cuanto al profesor Jhonny, una especie de Frank de la jungla mega histriónico, me ha parecido un personaje interesante. Al ser tan alocado los críticos han perdido de vista lo que realmente nos cuenta. Un hombre concienciado con su trabajo, que al perder relevancia y a la vez autoestima, se vende a una mega corporación de justo lo contrario a lo que el promueve. Que es excéntrico, pues claro, así es el papel, pero a Jack Gyllenhall no se le puede poner ni una sola pega. Hace su papel como tiene que hacerlo y consigue que te de entre asco y medio pena, no entiendo que le caigan tantos palos por hacer lo que tenía que hacer.

En definitiva, no hagan ni puto caso a las criticas, véanla y juzguen.

Okja nos cuenta la historia de los supercerdos que una gran empresa cárnica ha desarrollado. Entregan un superlechón a distintos granjeros repartidos por el mundo, para 10 años después ver cuál es el mejor y más sanote. Esto no es más que una maniobra de marketing a largo plazo, pero no contaban con que una niña coreana crease unos lazos tan fuertes con el animal.

Llegado el día se llevan a Okja a EEUU y posteriormente al matadero, el cual era su destino desde el principio, a lo que tanto Mija, la niña, como un grupo de activistas intentaran por todos los medios liberar a Okja.

martes, 27 de agosto de 2024

STAR (SPACE TRAVELLING ALIEN REJECT)

Extraña película (autodenominada) independiente de la compañía neoyorquina DefTone Pictures, capitaneada por el director Adam R. Steigert, que cuenta la historia de un escritor asolado por las deudas que es perseguido por unos gangsters. Por otro lado, en el espacio, tenemos una nave perseguida por otra en lo que parece una batalla estelar. Esta nave es derribada y va a estrellarse a la tierra.
El escritor se ve obligado a huir de sus prestamistas y, durante la huida, se encontrará con el tripulante de la nave estrellada, un alienígena que responde al nombre de Star. Entablarán amistad y, juntos, intentarán resolver sus problemas.
Por supuesto esto no es más que una película filmada en vídeo con un presupuesto bajo (no tan bajo como cabría imaginar), con unos efectos especiales infográficos que directamente parecen animaciones de Video Brinquedo, unos diálogos larguísimos e interminables (y más en esta ocasión ya que la pelí pasa de la hora y media de metraje) y un muppet feo de pelotas que hace las veces del marciano protagonista. Una película que a primera vista bien podrían haber facturado unos aficionados con su cámara de vídeo. Sin embargo, al ver unas cuantas fotografías de making of, me doy cuenta de que el amateurismo en una de estas producciones no es tanto, y que, aunque se usen cámaras de vídeo de gama media, en realidad un rodaje de esta calaña dista muy poco de el de uno profesional, con sus grúas, su ayudante de dirección, sus eléctricos y hasta el uso de combos y otras parafernalias cinematográficas. Entonces ¿por qué el resultado de estas producciones pequeñas es tan espantoso y dolorosamente cutre? Supongo que el concepto “con buena picha bien se jode” no es tan acertado en este tipo de películas y que es la ineptitud de sus artífices la que las hace parecer más tercermundistas de lo que son (en este caso, una pequeña compañía en Buffalo con producción fluida y que factura por ello —de ahí que exista. Al final es solo un negocio y, por tanto, las películas son lo de menos—. Es decir, que de tercermundistas nada de nada). Además, R. Steirgert afirma que el guion de “Star (Space Traveling Alien Reject)” es la combinación de tres películas para las que no consiguió financiación. O sea, que como esos dos proyectos no pude levantarlos, los incluyo en este que sí… de ahí su duración excesiva y un par de subtramas que no terminan de casar con lo que importa, que es el encuentro del escritor con el extraterrestre .
“Star (Space Traveling Alien Reject)” es anodina hasta decir basta. A priori parece el enésimo tardío y puede que posmoderno exploit de “E.T. El Extraterrestre”, pero en cuanto hace acto de presencia la horrible marioneta coprotagonista, nos damos cuenta de que “E.T.” no es la fuente de inspiración, sino que lo es la serie “ALF”. Está claro que el muppet, diseñado físicamente a imagen y semejanza de aquel, es un mal émulo de 2017, con su chanzas, chascarrillos y humor socarrón, pero infinitamente más cutre, barato y antipático que ALF. Este Star es, probablemente, el muñeco más feo visto en una película, con permiso de los monos azules de “The rare blue apes of cannibal isle”.
Poco más que decir; esto tuvo su estreno reducido en Buffalo y, después, directa a toda aquella plataforma de streaming que alberga contenido gratuito para el usuario. A poco que busquen la van a encontrar por ahí.
El dire, Adam R. Steigert, por supuesto, produce como churros y en su haber cuenta con películas de marcado carácter comercial que pueda vender a patéticos vírgenes granudos; “Gore”, “The final night and day”… o sea, pelis baratas, feas y muertas sobre zombies, extraterrestres o la combinación de ambos.
“Star (Space Traveling Alien Reject)” es lo peor de lo peor.

lunes, 11 de febrero de 2019

EL REY DE LA CIUDAD

“El Rey de la ciudad” es una estupenda serie B, una “Disco Movie” de acción consecuencia directa de “El último Dragón”, que con un elenco de campanillas, una banda sonora new wave totalmente ochentera y un guion de lo más flojo, pero con los diálogos más cojonudos y macarras que se puedan llegar a escuchar en una cinta de estas características, al final se convierte en un entretenimiento fuera de todo precedente.
Y es que, aunque a mitad de película el argumento ya está contado y casi finiquitado, y la película no sabe por donde tirar dedicándose a mostrarnos numeritos musicales de lo más pizpiretos, “El Rey de la ciudad” es tan rematadamente entretenida que pasamos por alto todas sus carencias, que son muchas, porque en verdad da lo mismo.
Cuenta la historia de Cal, un motorista profesional de motocross, que tras destrozar su moto en la última competición, decide dejar a su novia e irse, así, por las buenas, a Hollywood para, según sus palabras, ver si alguien le descubre. Una vez en Hollywood, comienza a trabajar en una discoteca como aparcacoches. Sus actos macarras para con los patosos que se plantan en la puerta y que llegan allí esnifando cocaína, con ganas de meterse cualquier mierda en el cuerpo, y con ganas de gresca,  le sirven para que el dueño del garito, un tal Hector, le tome aprecio y le ofrezca un puesto de machaca en la discoteca, dadas sus habilidades. Cal, se hace fuerte ahí, expulsando, a ritmo de discoteca, a camellos y delincuentes del recinto en el que trabaja. Pronto, unos mafiosos acabarán con la vida de su compañero de trabajo, Tank, y de su jefe, por lo que, armado con unos nunchaku fosforescentes, Cal emprenderá su particular  venganza contra la mafia, ente numerito y numerito musical.
Cutre, estúpida y chabacana — se celebra un funeral en una pista de baile…—, su principal atractivo reside en el reparto, donde tenemos a un carismático Tony Curtis en plena decadencia que interpreta al dueño de la discoteca, que se come él solo la película, puesto que la experiencia y el papel que le toca desempeñar,  propicia que de gusto verlo. Sin duda, sus frases, sus sentencias y el como manda a tomar por el culo a la mafia, justifica el visionado de la cinta, máxime cuando es sabido que gran parte de sus diálogos en esta película son improvisados. También tenemos a un jovencísimo Michael Parks como el jefe de seguridad de la discoteca, un matón que suelta soflamas en contra de los cocainómanos y drogadictos que pululan por el local, mientras que él luego se meterá rayas sin atisbo de culpa alguno, y que comienza una carrera en el cine dónde ya se le veía apuntar maneras con respecto a lo que haría después. Tenemos, también decadente, a Dee Wallace, quién no encontró muchos papeles destacables después de “E.T. El Extraterrestre” y se conforma con otros más modestos como el que nos ofrece en esta película, interpretando a la novia del dueño de la discoteca, que en boca del propio Curtis “Cuando está borracha se descontrola y se comporta como una zorra, pero cuando está sobria, es serena, encantadora y más zorra todavía”.  A todo eso, hay que añadirle que ella, que se gana la vida bailoteando en la discoteca de su novio, se lamenta de que “es verdaderamente duro estar todos los días con resaca y acostarse cuando sale el sol”. Y finalmente, protagonizando todo el tinglao, manejando fatal los nunchaku y dando patadas a diestro y siniestro, tenemos a Tom Parsekian, espantoso actor que venía de hacer la “Sex Comedy” “Hot Resort” y que ya no volvería a hacer ningún trabajo para el cine. Parkesian consiguió algo tan impensable como arrebatarle el papel, en el casting, a un emergente y prometedor Charlie Sheen que también optaba a él.
Curiosamente, la película que es un alegato en contra de las mafias que llevan los garitos nocturnos, es consecuencia asimismo de movimientos fraudulentos y mafiosos por parte de uno de los productores: Guy Collins (quien muchísimos años después sería uno de los productores de la cinta de animación española “Planeta 51”), quien produjo  la película, gastó en ella todo el dinero que le dio la gana y luego, una vez acabada, no pagó ni un céntimo a varios miembros de los apartados técnicos y artísticos, incluido el director Norman Thaddeus Vane.  Este, harto de intentar cobrar sus emonumentos sin conseguirlo, se plantó un buen día en el laboratorio de revelado y con dos cojones robó el negativo de la película y lo retuvo, sin que esta pudiera montarse y posteriormente estrenarse, hasta que el productor se dignó en pagarle su dinero.
La película estuvo editada en su momento en nuestro país por parte de la entrañable Vestron vídeo, así que supongo que, finalmente, Collins pagaría a Thaddeus Vane.
Por su parte el director, tras “El Rey de la ciudad”, titulada en los USA “Club Life”, rodaría un par de títulos intrascendentes, no siendo, a día de hoy, un director recordado por nada de lo que haya hecho. Como fuere, “El Rey de la ciudad”, es una entrañable basurilla ochentera, muy disfrutable, muy marciana, y llena de neón por todas partes.

miércoles, 28 de diciembre de 2011

TENGO 17 AÑOS

A parte de los rasgos meramente populares, existe una gran diferencia entre el cine español de ahora y el facturado antes de 1988; el filtro. ¿Qué es el filtro? Pues nada específico. Es algo más bien onírico, pero palpable al mismo tiempo. Verán, cuando vemos una película española actual (y subvencionada), esta tira para atrás, hablando, ya no solo de argumentos, si no esta vez de aspectos técnicos, en parte por ese agrio y grisáceo “filtro” (imaginario) que hace que se note que la película es española. Y te entran las ganas de vomitar, no ya porque Juan Diego Botto no sepa actuar o por los diálogos de vergüenza ajena, si no por ese repugnante aspecto que se gasta la imagen y el look impostado.
Así, con las mismas que digo que el cine Español actual es el peor cine del mundo, digo también que pocas cinematografías son mejores que la nuestra cuando el cine era cosa de inversores inmobiliarios. Y cuando había súper producción, había súper producción. Había un dinero en la película, no como ahora que se gastan lo mínimo en esta, para invertir el grueso en la cocaína que consume el equipo.
Como muestra, sin ir más lejos esta "Tengo 17 años", película-vehículo para lucimiento de Rocío Dúrcal en su etapa adolescente, que bailaba bien, cantaba mejor, y encima, estaba más buena que el pan, y al contrario que Maribel Verdú, no tenía que mostrar sus asquerosas tetas para triunfar.
A ver: No existe una sola película española actual que tenga la factura técnica que tiene esta película. Con un scope glorioso, un tecnicolor que duele a la vista de lo bueno que era, y unos decorados para según que numeritos musicales, en la primera mitad de "Tengo 17 años", que poco o nada tienen que envidiar a un "West Side Stort", o cualquier musical Hollywoodiense de la época. Y digo la primera mitad, porque el resto transcurre en un pueblo – Claro es que después de todo estamos en España, donde tira más un chorizo que el caviar- y ya entre vacas, cerdos y cabras, el nivel de espectáculo cede. Pero es igual, porque el tempo, dirección y montaje es inmejorable. Que aprenda Ricardo Santiago.
Así pues, tras la pataleta, vamos al filme en cuestión.
Rocío, que aspira a irse de gira con una compañía de teatro amateur, decide robar la pitillera de su padre para empeñarla y conseguir el dinero que necesita. En su casa pija, echan la culpa a uno de los criados, y tras confesar Rocío el delito, ni la policía ni su madrastra la creen, por lo que a base de autoestop y de mentiras, esta se escapa y llega a un pueblo, donde se cuela en la casa de un abuelo con su hijo y los cinco nietos, alfareros obsesionados con la formula química con la que podrán hacer el color Bermellón para pintar sus vasijas, que a cambio de que les haga la comida (que cocine, nada que ver con las felaciones…) y les planche la ropa, le dejarán cobijarse allí, mientras surge el amor por un lado, y una gran amistad con esa gente por el otro.
En definitiva, se trata de una versión muy “Sui Generis” del cuento de “Blancanieves y los siete enanitos”. Pues a estas alturas, y con casi 50 años de antigüedad, y si hacemos caso omiso del extremo nivel de ñoñería del que hace alarde la película, la verdad es que "Tengo 17 años", es una comedia romantico-músical que ha envejecido muy bien, que está muy poco trasnochada (los paletos del pueblo visten como los modernos actualmente); donde los actores son profesionales y no chirrían (no como los de ahora), y que se queda en el subconsciente de por vida. Verán, de pequeño esta película me gustaba mucho, la tenía en betamax y la consumía regularmente. Pero puede hacer fácil 25 años que no la veo, y anoche incluso soltaba diálogos durante el visionado. Vamos, que me acordaba de todo, como si se tratara de "E.T. El extraterrestre" o "Gremlins", y eso sin que hiciera efecto en mí el factor nostalgia, pues en años posteriores a la infancia, lo que tocaba era renegar de estas películas, hasta ahora que me hago mayor y las reivindico.
Muy maja, y sobretodo, muy bien hecha.
En el reparto divisamos, jovencísimos, a Pedro Osinaga, Emilio Gutiérrez Caba o Ricardo Palacios, gordo como una sabandija, en un simpático papel, con puyita incluida para los gafapastas de la época (si se dignan en verla, sabrán a que me refiero).
Dirige con MAESTRÍA, José María Forqué, papá de Verónica Forqué y productor y director de montones de clásicos de nuestra cinematografía.