lunes, 31 de julio de 2023

EXTRA ACTION (AND EXTRA HARDCORE)

Richard Kern, uno de los caraduras del underground y uno de los que se adscribieron a aquella moda que fue el cinema of transgression, es un claro ejemplo de individuo al que se le considera artista, que es venerado por las élites intelectuales, más preocupadas de trincar canapé en la expo de turno que de otra cosa, pero que en realidad tiene el mismo talento que podamos tener usted o yo si nos dejan una cámara de vídeo o una de fotos, solo que él lo camufla con una pátina de pedantería muy obvia por otra parte.
Quizá en el campo fotográfico Kern sí tiene algo más de ojo y, con los debidos retoques posteriores, yo no tendría demasiado que objetar ante sus libros de fotografía, del mismo modo que tampoco lo habría viendo sus cortometrajes en Super 8 y en blanco y negro, en los que adoptaba estéticas verdaderamente arties y visualmente impactantes. Aunque siempre dudé si esa estética era consecuencia de la visión del artista o del look que el celuloide y la poca iluminación trae consigo por defecto.
Como fuere, en 2007, Kern fue alabado por un libro de fotografía titulado “Action” en el que el fotógrafo retrataba a una serie de pizpiretas muchachitas que posaban en ropa interior o desnudas, entre muchos colorines y texturas que, inofensivas, sirvieron para engrosar el catálogo de libros de Taschen (que son para intelectuales a los que no les gusta leer).
Al mismo tiempo, Kern editaba en DVD una película basada en su libro de fotografías bajo el título de “Extra Action (And Extra Hardcore)". En esencia la cosa era la misma. Esta vez se limitaba a grabar, con una cámara digital (yo creo que Mini-DV de la época), a una serie de desprejuiciadas señoritas que se ponían lencería de corte erótico y posaban en actitud concupiscente. Y unas se masturbaban a coño abierto, otras chupaban pollas de goma, otras se enrollaban entre ellas. De vez en cuando aparecía algún plano impactante con una fémina embadurnada en sangre, o disfrazada de cheerleader en una cancha de baloncesto que serían las menos, pero en esencia, esto era una colección de señoritas tocándose. Y no es que acuse a una supuesta película artística de vulgar pornografía (que lo hago…), es que cualquier persona en el mundo con una vídeo cámara y una selección de señoritas dispuestas a posar, podría hacer un vídeo exactamente igual al que hizo Kern. Una cosa totalmente carente de estilo, montada con cortes abruptos, una secuencia detrás de otra y haciéndose acompañar por música del momento tipo Sonic Youth y esas mandangas (concretamente, con Sonic Youth colaboró en el pasado haciéndoles algún video-clip y la portada de su disco "Evol")
Una hora en la que vemos una chica detrás de otra, frotándose, metiéndose los dedos, sonriendo y mostrando todo tipo de lencería fina. Eso es todo. Mal grabado, mal iluminado… no hay mucha diferencia entre esta película de Kern y un vídeo de Torbe. Al contrario, no obstante, que el libro de fotografía en el que se basa la película, que es todo colorido como si de un catálogo de Breska se tratase, el vídeo es tosco, crudo y prácticamente amateur, lo que me lleva a pensar que, quizás, fuera una respuesta opuesta a las imágenes de su propio libro, todas ellas tan tratadas y vistosas. Puede que la fealdad del vídeo sea una cuestión estética. En ese caso lo único que puedo decir es que, con el cine de Kern, no llego a conectar del todo. Y por supuesto, el que busque pornografía, aquí no encontrará nada que le lleve a un onanismo exacerbado.
En cualquier caso ¡que se yo sobre arte!
Como fuera, lo que vengo a decir es que, como fotógrafo igual el individuo si tiene su rollo y le da duro al photoshop, pero, la sensación que me ha dado como videoasta es la de ser un auténtico negado. Lo cierto es que más allá de la pertinente curiosidad, su producto, bonito o feo, no me interesa lo más mínimo una vez echado el vistazo.
Y no se dejen engañar por la colorida y vistosa carátula de “Extra Action (And Extra Hardcore)”, el contenido es mucho más crudo y feo.

sábado, 29 de julio de 2023

INSEMINOID

Y seguimos con el bueno de Norman J. Warren para centrarnos en la que, a nivel popular, se considera su más representativa y mejor obra, "Inseminoid". Cierto que no he visto TODA la filmografía del caballero, pero vamos, dudo que nada esté a la altura de esta pequeña y simpatiquísima pieza de cine "exploitation". Se da por sentado -yo el primero- que "Inseminoid" (fechada en 1981) surgió a la sombra de "Alien, el 8º pasajero", sin embargo sus responsables aseguran que no, que el guion venía escrito de antes. Podría sonar a excusa barata, pero lo cierto es que el parecido con el clásico de Ridley Scott resulta mínimo. Es más, "20th Century Fox" pidió a sus artífices ver la película, por aquello de si debían meterle una demanda acusándolos de plagio. No lo hicieron. Al contrario, se la devolvieron deseándoles suerte y comentándoles que era muy buena... teniendo en cuenta sus restricciones presupuestarias. Manda cojones las malas intenciones de los ejecutivos de la "Fox" cuando, como todos sabemos, la misma "Alien" era un refrito de "It!, the terror from beyond space" y "Terror en el espacio". ¿Y a ellos no les demandaron? ¡¡Hay que tener jeta!!.
Un grupo de expedicionarios galácticos, instalados en un planeta rocoso, liberan una criatura que, directamente, se folla a una de las féminas del equipo. Una vez inseminada, se convertirá en una psicópata de tomo y lomo, mala como un demonio (¿qué esperaban? ¡es una mujer!) y con la excusa de proteger a su futura prole, irá cargándose al reparto entero.
En principio puede ofuscar que la aparición del alienígena sea tan limitada y la mayor parte del metraje esté oculto "dentro" de una actriz, una decisión obviamente tomada por las extremas limitaciones del escaso montante (en parte aportado por el legendario productor y mecenas asiático Run Run Shaw, quien se pone al frente de la película, como apadrinador principal) Sin embargo, resulta que la tipa, Judy Geeson -de extensísima y reconocible carrera, pueden verla en "El estrangulador de Rillington Place", "Miedo en la noche", la española "Una vela para el diablo", junto a John Wayne en "Brannigan" y, más recientemente, un par de películas de Rob Zombie- lo hace de putísima madre. Da más miedo que el mejor muñeco de látex. Resulta genuinamente amenazante, peligrosa, hijaputa... y tiene una cara de loca que espanta. Además, protagoniza la intensísima escena en la que el monstruo le chuta un par de huevos en sus adentros, marcándose un festival de desgarradores y escalofriantes gritos durante el consiguiente parto. Un diez para la chavala.
Sin ser la mojama, "Inseminoid" reserva algunos momentos tirando a impactantes, como, mentados aparte, la escena en la que un personaje intenta cortarse el pie con una sierra para salvar su vida, o los festivales de tripas y rojo sangre que se gasta Doña alien cuando la hambruna aprieta.
Todo esto condimentado con un ritmo solvente, una ambientación futurista digna, unos cuantos rostros más que luego harían algo de carrera, buenos efectos especiales y un final de esos pesimistas que, según cómo, tanto nos gustan.
No está mal, no.

A continuación, el escaneo de la caratula de mi VHS. Se trata de la edición de "Soho Video" que, como sabrán, se caracterizaba porque TODAS sus caratulas eran fotomontajes la mar de cutres robados de aquí y allí. En este caso, es cierto que la dama de la parte superior pertenece al film -lo mismo que las imágenes de la trasera-, pero esos marcianos negros que tiene debajo, pos no. En realidad todo apunta a "Hermano del espacio", infame refrito hispano-italiano de "E.T. El extraterrestre".

viernes, 28 de julio de 2023

AMOR ESTRANHO AMOR

Hugo es un chaval de 12 años al que su abuela le envía a pasar una temporada a casa de su madre en el Brasil de la década de los 30. Cuando llegue allí, se dará cuenta de que algo turbio sucede entre las paredes de esa mansión, cuando es mirado con lascivia por una serie se señoritas de buen ver que andan por allí. Y es que resulta que la madre de Hugo es una prostituta de lujo y, el lugar donde vive, un burdel de alto copete por el que se pasan a fornicar altos cargos de la política. Y las prostitutas allí presentes le manosean, le enseñan sus partes pudendas y le desean.
Hugo se pasará el día observando a través de las rendijas de la buhardilla cómo se practica sexo en esa casa y fantaseando con penetrar a todas esas prostitutas que le han despertado la libido. Hasta que una de ellas, la más joven y bella, decide desvirgar al chaval. Esto generará la ira de su propia madre que, para que las demás zorras dejen en paz a su retoño, optará por darle también su pertinente dosis de sexo…
Rodada a finales de los 70 y estrenada en 1982, además de tratarse de uno de los hitos del cine brasileño, “Amor Estranho Amor” del director Walter Hugo Khouri no significó más que una película de autor erótica durante la década de los ochenta que no tuvo mayor trascendencia. De hecho, en esos tiempos ni se les pasaba por la cabeza a Khouri y el resto del equipo, que rodar una película de folleteo con un chaval estaba bastante feo, aunque por lo que fuera, en aquel entonces no estaba condenado. Ya entrada la década de los 90, la película se convirtió en una de esas infamias en la línea de “Sweet Movie”o “La pequeña” —dejaremos aparte “Maladolescencia” porque esa ya clama al cielo—, prohibidas en medio planeta, que traspasan los límites de la sexualidad infantil con escenas subidas de tono en las que adultos interactúan sexualmente con menores. Quizás de las aquí nombradas, esta sea de las más duras, puesto que el chaval toca tetas, da morreos y simula sexo con un montón de mujeres adultas, de una forma bastante gráfica.
Por otra parte, una de las protagonistas de esta película, la bella joven que llega a mantener sexo con el niño (en realidad, un poco de magreo y morreos) era una modelo que tenía ganas de triunfar en el mundo del espectáculo y esta película era una más de tantas vías para conseguirlo. Se trataba de Xuxa Meneghel, más conocida en nuestro país por su nombre de pila: Xuxa.
Xuxa se convirtió en la década de los 90 en cantante infantil que, aunque no poseía un talento especial, se granjeo una fama internacional fuera de todo precedente. No solo triunfó en los países latinos, sino también en Estados Unidos. La formula de su éxito consistía en vestirse de manera ridícula en televisión, cantar canciones infantiles un tanto hedonistas y tratar al espectador infantil como si fuera un deficiente mental. Por supuesto, en nuestro país también triunfó, ocupando parte de la parrilla de Telecinco con “Xuxa Park”, una versión española del programa que, junto con los discos grabados y las giras multitudinarias, le habían convertido con mucho éxito en una de las personas más ricas del mundo en su Brasil natal. Todavía hoy, aunque su fama a nivel internacional ha descendido notablemente, sigue siendo una de las artistas más populares y queridas en su tierra.
Justo en el momento de máximo auge de la cantante, la prensa descubrió que había intervenido en esta película de corte erótico, publicando en prensa unos fotocromos en los que Xuxa se pegaba el filete con un niño chico. Supuso un escándalo de tres pares de narices que trascendió hasta límites insospechados y que, directamente, acusaban a la cantante con ser poco menos que una pedófila.  Debido al escándalo, la distribuidora de “Amor Estranho Amor” la lanzó en vídeo a pesar de que esta película había permanecido en las latas poco después de su discreto —pero prestigioso— estreno. Xuxa, vinculada al mundo de los niños, no podía permitir que las imágenes de ese pecado de juventud se siguieran difundiendo de ninguna manera, por lo que por orden judicial obligó a la distribuidora a retirar las cintas de vídeo de todas las tiendas. A la distribuidora, no obstante, le salía más rentable perder el juicio y relanzar la película en vídeo, por lo que, con unas maniobras más propias de mafiosos que de una distribuidora de cine, obligaron a Xuxa a que les pagara 60.000 dólares al año o la lanzarían al mercado igualmente. Xuxa aceptó la extorsión y pagó la cantidad pactada, sin ningún éxito, porque, aunque la distribuidora retiró y destruyó todas las cintas, ya se habían vendido 4000 vídeos antes de que su presencia en la película se hiciera viral. “Amor Estranho Amor” estuvo circulando de manera clandestina durante años en cintas de VHS que rulaban de mano en mano, y los medios de comunicación se dirigieron a la película como “la película de pornografía infantil protagonizada por Xuxa”.
Xuxa finalmente logró parar la difusión de la película comprando los derechos de distribución. Sin embargo, no le fue fácil en absoluto mantenerla oculta, años después la cantante fue demandada por el productor de la cinta, Anibal Massaini Neto con el fin de poner de nuevo en movimiento el film. Xuxa ganó el litigio, sin embargo, cuando esta denunció a Google en 2014 por la difusión de material fotográfico de la película a través de las búsquedas, perdió contra la poderosa empresa, dos veces.
En 2018 los derechos de distribución en poder de Xuxa caducaron, con tan mala pata que la cantante no se dio cuenta, por lo que estos volvieron a manos de Anibal Massaini Neto que vendió los mismos a la televisión, que en cuanto tuvo ocasión programó la cinta. Y de ahí que ahora podamos verla. Y el gozo de Xuxa, casi 40 años después de rodar la película, en un pozo.
Asimismo, y gracias a su intervención en “Amor Estranho Amor”, el niño protagonista, Marcelo Ribeiro, quedó marcado para siempre. Y es que manda cojones el cine que protagonizó el chaval durante su vida activa como actor siendo un niño. No solo en esta película le manosean, sino que en su anterior film “Eros, O Deus do amor” que protagonizó el año anterior, también tenía escenas de sexo con actrices adultas. Además cuenta que en esa película no podía contener su excitación y sus erecciones, por lo que le pegaban el pene a la ingle con esparadrapo para que no acabara penetrando a las chicas. Su película posterior a “Amor Estranho Amor” fue “Pecado Horizontal” en la que también era magreado por toda suerte de putas y rameras, y, después de esta, se despediría del mundo del celuloide… al menos por una larga temporada.
Durante la adolescencia y en su edad adulta al muchacho no le llamaban para trabajar en el cine, motivo este por el que cuando explotó el escándalo de Xuxa, aprovechó para hablar de la película en infinidad de entrevistas y estirar el chicle lo máximo que pudo. Y no parecia traumado por haber protagonizado cine erótico de los 11 a los 13 años. Incluso amenazó con escribir un libro sobre su experiencia cinematográfica contando como fue trabajar con Xuxa, pero ese libro nunca vio la luz. Lo que sí que llegó a hacer, en 2007, es aprovechar el tirón que aún tenía a sus 40 años tanto él como el escándalo de Xuxa, para protagonizar una película porno que en cierta medida parodiaba esta, titulada “Estranho Amor”, donde Ribeiro mostraba sin pudor sus escasas habilidades amatorias. Y fin de su historia. Marcelo Ribeiro en la actualidad es informático en una multinacional.
En cuanto al director de la cinta, Walter Hugo Khouri, cuya obra permanece inédita en nuestro país, está considerado uno de los mejores directores brasileños y ha sido galardonado con un porrón de premios internacionales.
Como supondrán, uno ya está acostumbrado a ver de todo en el cine y a estas alturas no hay nada en “Amor Estranho Amor” que me escandalice u ofenda, pero sí es cierto que viendo las escenas más controvertidas me he sentido algo incomodo. Al fin y al cabo tenemos ahí a un chaval muy joven fingiendo sexo con tiparracas de más de 30 que le soban y le besan, con lengua y todo, quizás un poco más de la cuenta, pero sin más.
Si nos olvidamos de todo eso y entramos a valorar la película como tal, tampoco es para tirar cohetes, se deja ver y, en definitiva, es del montón. Un cinco pelado. Porque aunque se trata de una obra de autor, está dirigida y montada de una manera un poco torpe y, toda ella, tiene aires de culebrón. Como casi todo el cine brasileño de la época.
Existe una versión de 90 minutos absolutamente cercenada y la que yo he visto, que dura dos horas y está integra. No se por qué me da la sensación de que la versión corta se hace más larga que esta.

lunes, 24 de julio de 2023

STAR TIME

Extrañísima película rodada en 16 mm que deambula por los géneros a sus anchas dejando entre ver, asimismo, muchas y variadas influencias (mismamente el  “Videodrome” de Cronenberg). Concebida de manera independiente, “Star Time” tiene demasiadas ínfulas y un talento más bien discreto tras las
cámaras, motivo este por el que diría que cualquier logro estético (a base de poner en un fondo oscuro muchos televisores encendidos) es pura casualidad.
Así, tenemos una historia extravagante que se desarrolla de forma rara, tétrica y abstracta, que al final resulta ser así por una cuestión meramente presupuestaria, es decir, que la película es oscura porque no había mucha pasta e iluminan con lo poco que tienen, y a grandes rasgos es aburrida porque se resuelve con una sucesión de secuencias en las que los protagonistas hablan. La nota de color la pone algún que otro chorreoncito de sangre, poca, la justa para no ofender.
Las bases de datos catalogan “Star Time” como un slasher, pero no se dejen engañar, ya que esto, aun adscribiéndose al cine de género, no deja de ser un producto arthouse destinado a festivales de cine sesudos —de hecho, su carrera festivalera arranca y termina en la edición de Sundance de 1993—.
Un individuo con algún tipo de trastorno mental decide suicidarse justo el día en que su serie de televisión favorita es cancelada de la parrilla. No puede vivir sin la serie.
Justo cuando se va a tirar desde un puente, aparece un individuo que con la intención de disuadirlo, le sugiere suicidarse juntos y, así, de algún modo consigue que nuestro protagonista no se tire por el puente.
Por otro lado tenemos a la asistente social de nuestro hombre que ha recibido una cinta de video en la que este le anuncia su intención de suicidarse, por lo que se acercará al muchacho para ver que demonios pasa. Sin embargo, a este le ha sorbido el seso el extraño tipo que le salvó del suicidio y le ha instado a que, máscara y hacha mediante, asesine a unas cuantas personas mientras se piensa si quiere seguir viviendo o no.
En resumidas cuentas: un panfleto pseudo-intelecutualoide cuya finalidad es atacar a la sociedad de consumo y, en particular, al medio televisivo. Por lo demás —y salvo por esa ambientación enrarecida que puede llegar a llamar la atención del espectador los primeros 15 minutos de visionado, luego, se le ve el plumero—, un rollo macabeo que no se aguanta ni él mismo.
“Star Time” es el debut en el largometraje de Alexander Cassini, que después hizo una comedia infantil aún más inquietante y extraña que esta, “El genio de la lampara” (que veré un día de estos), para luego irse a dirigir episodios sueltos de series de tres al cuarto. Después de eso, el individuo es historia. Lo mismo, al igual que el personaje protagonista de “Star Time”, ha perdido la chaveta…
Por otro lado, en el reparto tenemos a un clon de Elvis Presley llamado Michael St. Gerard (y cuyo mayor logro actoral es  precisamente aprovechar su parecido con el Rey del Rock para interpretarlo brevemente en películas como “Gran bola de fuego” o “El color del odio”), John P. Ryan (“El tren del infierno”, “Elegidos para la gloria”) y, curiosamente, una presencia que se me hacía rara de ver en esta película, la de Maureen Teefy, a la que hemos visto en mogollón de películas como “Fama”, “Grease 2” o “Supergirl”. No solo su carrera estaba en plena decadencia en 1992, año de producción de la película, sino que además por aquél entonces andaba ella casada con el bueno del director. Y la coló en un protagónico.
“Star Time” es bastante coñazo, pero se le puede dedicar un visionado porque es más rara que un perro verde. Una curiosidad oscura como una perra del infierno.

sábado, 22 de julio de 2023

GUNPOWDER

En el sagrado año de 1986, al legendario exploiter británico Norman J. Warren le dio por aparcar sus habituales incursiones en el cine picantón y, muy especialmente, el terror (suyas son las más que populares "El esclavo de Satán", "El ente diabólico" o, sobre todo, "Inseminoid") para parir una de acción y aventuras de regusto más que evidentemente Jamesbondiano, "Gunpowder", aterrizada en las Españas formato vídeo cortesía del legendario sello "Lightning Video". La caratula nos mostraba una ilustración bien comiquera, con dos tipos de aspecto muy heróico, portando uno de ellos una arma tocha, tal y como se estilaba entonces gracias al aún caliente hit "Rambo". Obviamente, siguiendo las normas del buen distribuidor jetoso propias de la época, se estaban exagerando los contenidos del film, y no poco.
En realidad "Gunpowder", como todo lo que hizo Norman J. Warren a lo largo de su carrera, y más especialmente llegados los ochenta (como "Muerte en el año nuevo"), estaba parida con escaso capital, cosa que siempre pasa factura, especialmente si te decantas por una de acción, tiros y explosiones. Así pues, lo que realmente tenemos aquí es un producto "british" hasta el tuétano, gastando ese look apagado y grisáceo tan típico, con actores masculinos de piel lechosa y actrices en general poco atractivas, redondeado por la presencia "estelar" de todo un clásico, Gordon "Arriba y abajo" Jackson. No se puede pedir más, Sir.
La movida gira en torno a un "mad doctor" capaz de crear oro artificialmente. Así comienza a repartirlo a diestro y siniestro con el fin de derrumbar la economía mundial. Además, ha secuestrado a una científica para que le ayude a perfeccionar el invento. El gobierno británico decide echar mano de sus dos mejores agentes, Mike Gunn y nosequé Powder. El típico dúo antagonista cuyas diferencias se supone otorgan el toque cómico al cristo. Gunn es un macarrilla, golfo y simpático al que le encanta ligar y lucir ropa moderna -pa la época-, mientras Powder es tan británico como la misma película, estirado, conservador a la hora de elegir vestuario, con la flema propia de los de su tierra y muy cínico él (diríase que en una esforzada imitación del "Roger Moore style") A pesar de todo, lograrán su cometido y nosotros lo veremos.
Una cosa buena que podemos decir de "Gunpowder" es que, aunque durante la primera mitad comete el típico error de las de su gremio, es decir, muuuucho diálogo y poca acción, luego las tornas dan un giro completo, y a partir de ese momento lo que abundará serán los tiroteos, las peleas, el corre paquí, corre pallí, etc, etc...vamos, que Warren (y su guionista Rory Mclean) se esfuerza en dar al público lo que se promete de entrada. Eso está bien. Lo malo es que procede de modo un poco zopenco, por lo que las peleas son torpes, los tiroteos poco vistosos y, en general, escasean la emoción y la adrenalina. Aún así, luce algunos detallitos llamativos y extravagantes, como ese villano tan "pulp" dándoselas de Goldfinger, con su obsesión por el oro, su ejército de uniformados y despersonalizados mercenarios, sus dos matones invencibles (gemelos y negros) y sus computadoras retro.
De esta guisa, aunque la película dista mucho de ser nada especial, y nada especialmente entretenido, cae en gracia por lo bien intencionada que es. Cuesta decir algo malo de ella... aunque poder, podría (y creo que lo hice en formato audio hace ahora unos años). Así que lo resumiré en un "simpática" y lo dejamos ahí.

viernes, 21 de julio de 2023

LA REINA DEL PORNO

Estupendo documental que, siendo carne de festival y, sin él proponérselo, próximo referente cultural para hipsters y modernos, “La reina del porno” es por un lado una historia sobre inmigración, el sueño americano y lesbianismo, y por otro un maravilloso retrato de los cines X del Deuce neoyorquino en los años 60 y 70.
Y es que el documental cuenta la historia de Chelly Wilson, una vehemente judía griega que, tras tener que casarse y tener hijos de manera casi forzada, busca una forma de librar a estos del holocausto a la vez que emigra a Estados Unidos, donde pasa de vender cacahuetes en un puestecillo callejero a dirigir la mayoría de las salas porno de la calle 45 de Nueva York. En esa tesitura, sale del armario como lesbiana, se prodiga como una jugadora empedernida de póquer y acaba produciendo toda suerte de films, ya sean pornográficos como de otros géneros de tercera, con el fin de exhibirlos en sus cines o cualquier otro de la zona. Una déspota de comportamiento mafioso a la que, sin embargo, recuerdan con cariño todos los entrevistados.
La mayor baza del documental es la ingente cantidad de material de archivo con el que cuenta la película, ya sea este perteneciente a la familia, que ilustra la historia que se está contando a base de fotografías, súper 8, vídeos caseros y hasta cintas de casete en las que está registrada la voz de nuestra protagonista, ya sea este proveniente de algún fondo de catálogo que nos muestra las fachadas de los cines y el ambientillo que se respiraba en la época en la zona, lleno todo de putas, chulos, camellos y clubs de striptease.
El documental entero es de un gran interés, pero es cierto que al final uno tiene preferencia por los segmentos en los que se nos narra como la señora Wilson construye el auge de lo que será su negocio, emporio que le dejará pingues beneficios, y pierde un poco el hilo en todo lo referente a la vida personal de la conocida como Queen of The Deuce, con todo el rollo familiar, el holocausto o su infancia en Salónica como judía griega. Es más, si por un casual se omitiera todo lo referente a los cines, este documental me importaría un bledo.
Especial interés cobra todo lo concerniente a la programación picantona con la que esta señora empezó a ver billetes, así como las declaraciones de algunos pornógrafos o directores de serie B que guardan un muy buen recuerdo de Doña Wilson, en especial David Bourla, director al que parece faltarle un pequeño hervor, y que agradece a Chelly Wilson la financiación de su corto en 16 mm “Gargoyle and Goblin”, rodado en uno de sus cines para homosexuales y que, según Bourla, fue el preámbulo para labrarse una carrera como cineasta con una filmografía que incluye telefilms como “Cuando se agote el tiempo” o directs to video como “Frankenthumb”. En realidad un don nadie al que se le presentó la virgen cuando, por otro lado, escribió el guion de la muy mainstream “Push” de Don McGuigan. David Bourla, asimismo cierra el documental construyendo, dentro de un kiosco de perritos, una nave espacial que, dice, utilizará en su próximo film (??).
En definitiva, un muy buen documental del cual se valorará más la historia humana (y seguramente también la homosexual) por parte del público gafapastoso, que la meramente cinematográfica que, intuyo, es la que le interesa a usted (y a mí), si es que está leyendo este blog.

lunes, 17 de julio de 2023

EL PEPINILLO

Recuerdo perfectamente cuando se estrenó esta película en España. Estaba distribuida por Columbia Pictures e incluso tuvo su promoción televisiva y, por aquel entonces, no es que fuera un seguidor del autor de “El Pepinillo”, Paul Mazursky, pero sí estaba familiarizado con él gracias a films como “Un ruso en Nueva York” o “Un loco suelto en Hollywood”, así que “El Pepinillo” formaba parte de mis apetencias en el ya lejano año del Señor 1994, que fue cuando se estrenó esta película en nuestros cines.
Cuando por fin tuve tiempo para ir a verla, quizás una semana después, ya había desaparecido de la cartelera. Posteriormente, no la llegué a ver a disposición en alquiler en mis videoclubs habituales, aunque sí que fue editada en dicho formato; de hecho para convertirlo en un producto más vendible se modificó el póster original con un montaje chapucero (el del cartel adjunto) al que se le añadía una señorita en  ropa interior que en realidad no aparecía en la película y una frase promocional totalmente engañosa que rezaba: “Harry Stone está atravesando una crisis… es francesa, de 23 años y con un cuerpo tremendo”, como si se tratara de una de esas películas de cana al aire en las que un tipo maduro se enrolla con una jovencita. Algo de eso hay, pero en absoluto es el tema principal sobre el que gira la trama. En realidad trata sobre un director de cine de cierto prestigio al que le ha ido muy bien hasta que sus tres últimas películas han resultado ser un fracaso financiero. De este modo, se ve obligado a aceptar rodar una estúpida película comercial en la que unos granjeros dedicados a los pepinillos, cultivan uno tan grande, que acaba resultando una nave espacial que les llevará a surcar el espacio hasta llegar al planeta Cleveland, uno casi exacto a la tierra en el que sus habitantes solo comen carne y viven hasta los 50 años. Para él la película que ha rodado es una basura, por lo que, los días previos al estreno visitará a sus seres queridos porque tiene un plan si fracasa. Por otro lado, tendremos flashbacks a la infancia del director, así como veremos en momentos puntuales secuencias de la película dentro de la película, que se titula asimismo “El Pepinillo”.
La cinta tuvo muy poca visibilidad en su momento —y cuando por fin pude verla en la era de Internet ya había perdido el interés por Mazursky. Luego lo recuperé— Es el mayor fracaso de su director: Apenas logró recaudar 85.000 dólares en los USA. Nada, no la vio absolutamente nadie. En España logró un total de 35.000 Euros, poco más de 12.000 espectadores, que no es poco si tenemos en cuenta lo que recaudó en su país. Pero esta película hundió a Mazursky. En consecuencia, decidió no volver a dirigir guiones propios, no fuese esa la causa del resultado de esta mala película.
Pero ¿es tan mala “El Pepinillo”? Buena no es, pero tampoco es un espanto. Es simplemente una película del montón y muy en la línea del tipo de tragicomedias que venía ofreciéndonos Mazursky desde el principio, ni mejor ni peor, simplemente no supo conectar con su público. Un poco lo que le pasa al director protagonista de la película interpretado por Danny Aiello. También se dice que es ligeramente autobiográfica y que se basa en el momento que, como autor, atravesaba el cineasta en esos momentos. De la manera que sea, es una película que se deja ver perfectamente.
Hay que destacar asimismo, que llegó a nuestro país durante la huelga de actores de doblaje que propició que, mientras los estudios habituales de Madrid y Barcelona no trabajaran, pequeños estudios de Galicia se encargaran de doblar las producciones de las majors, de este modo “El Pepinillo” cuenta con un doblaje en castellano absolutamente horroroso (como lo eran, por ejemplo, los de “El último gran héroe” o “El abogado del diablo”) y no le hace justo honor a la película.
En el reparto Aiello apenas sale de plano, pero le secundan Shelley Winters, Jerry Stiller (padre de Ben), Chris Penn o el mismo director, mientras que la película dentro de la película, tiene cameos para actores y actrices de la talla de Ally Sheedy y, sin acreditar, Griffin Dunne, Dudley Moore e Isabella Rosellini.
“El Pepinillo” es una correcta película que si no fuera por la mala copia que rula por el ciberespacio, lo más probable es que se perdiera en el tiempo debido al poco interés general que hay por preservarla. Y sería una pena.

sábado, 15 de julio de 2023

DD5: ESPACIO MUERTO

Ya he alegado en muchas ocasiones que Roger Corman tenía todo el derecho a lanzar explotaciones de "Alien, el 8º pasajero" considerando que esta tomó mucho prestado de la ciencia ficción horrorífica de los 50, en la que Corman estuvo más que activo. Ocasionalmente dicho mangoneo no era tanto, y la peli resultante hasta disponía de personalidad propia, como ocurre con "La galaxia del terror". Pero otras veces -y más entrados los 90- al Corman perezoso le bastaba con repetir el esquema del grupo de individuos encerrados en un espacio limitado enfrentados a un monstruo terrible, algo bien presente en, por ejemplo, "Galaxia Prohibida" del 82 (de la que, esencialmente, la reseñada vendría a ser un remake no confeso) o "Regen, regeneración mortal" del 89. Dos años después, Rogelio lanza "DD5: Espacio Muerto" ("Dead Space" en v.o.)
Un comandante galáctico, acompañado de su comparsa robótica, acuden a una llamada de auxilio desde un laboratorio -aislado en un planeta de esos con muchas rocas y cielo azul- donde han surgido problemas a causa de sendos experimentos genéticos. El resultado de estos es un temible monstruo dispuesto a zamparse al reparto entero.
Pues sí, lo de siempre. Y ello incluye el enésimo reciclaje de las escenas de batallitas espaciales de "Los siete magníficos del espacio". Algún día alguien debería hacer un recuento oficial, podría ser divertido. Luego toca chupar decorado hasta el final. Eso sí, ambientado con una sutil neblina para darle algo de textura. Y entre charla de manual y charla de manual, pues un poco de folleteo y algo de truculencia resultona y, a su manera, efectiva, sobre todo cuando el monstruo surge del interior de un cuerpo como... en fin, ya saben cual. Hablando de surgir, hay que aplaudir UN momento muy efectivo, en concreto un sustazo que funciona, y muy bien. Algo es algo. Aunque si rememoro el visionado, se me ocurre otro. El desenlace. Uno la mar de ambiguo y poco complaciente, que viene a confirmar la imposibilidad del supuesto e inevitable romance entre los dos protagonistas. O así lo entendí yo.
De los efectos potables (el bicho no está ni tan mal) se encarga todo un jefe en lo suyo, Gabe Bartalos, que pa la ocasión aparece en los créditos como BartaLLos. En el reparto destaca la curiosa presencia de un joven Bryan Cranston, bastantes años antes de convertirse en el reputado y valorado actor que es hoy. Algo así como el espectro opuesto al estatus del protagonista del film, Marc Singer y su eterna cara de palo. Del resto de la peña, poco hay donde rascar. El director de gracioso nombre, Fred Gallo, debutaba en el largometraje con esta película. Luego siguió pariendo roña, más o menos olvidable, como "Drácula, el renacer" o "Terminator Man". La guionista, Catherine Cyran, firmó también los libretos de otras Corman-costras como "Slumber Party Massacre 3", "Bloodfist 2" o "Kickboxer 2025". Decidió pasarse a la dirección, especializándose en telefilms navideños o ñoñadas románticas de princesas y demás.
Hecha actualmente, a base de fotografía digital y monstruos en CGI, "DD5: Espacio Muerto" sería insoportable. Pero facturada a la manera de los 90... bueno, aún tiene un pase. ¿Por qué no?

viernes, 14 de julio de 2023

LAS MUJERES SALVAJES DE WONGO

Clásico cincuentero del cine malo con más nombre que otra cosa y que, salvo por la premisa que en sí misma es demencial, poco más nos ofrece.“Las mujeres salvajes de Wongo” es tan divertida como mirar un folio en blanco.
El caso es que tenemos dos islas que, por obra y gracia de la madre naturaleza —representada por una voz en off que nos narrará lo que planea hacer—, están habitadas, una de ellas por hombres y mujeres guapas, y otra por mujeres contrahechas y hombres similares a los monos. Ningunas de estas especies sabe de la existencia de la otra. Cuando las mujeres bellas deciden ir a reunirse con los hombres de buen ver, suponemos que para aparearse y tener bonita descendencia, los hombres mono se cabrearán y les declararán la guerra. Y he de decir que, aunque al final todo acabará como se supone que ha de acabarse, durante el visionado pude calibrar cuales eran las mujeres bellas y las feas, pero no hubo manera de saber cuales eran los hombres guapos y cuales los hombres mono.
Ciertamente “Las mujeres salvajes de Wongo” es una película sobrevalorada que aunque se reparte podio con títulos como “La hija de Frankenstein” o “Plan 9 from outer space” (con la que además comparte algunas piezas de la banda sonora), no llega ni por lo más remoto a las cotas de diversión de estas. Y es que “Las mujeres Salvajes de Wongo” no es más que una película lenta, con un montón de hombres y mujeres en taparrabos que dialogan sentados al calor de la hoguera y que, muy de vez en cuando, ejecutan algún tipo de acción. Y poco más. Las notas de color las dan un loro parlanchín que de vez en cuando se suelta un chiste en torno a lo que sucede en pantalla y un cocodrilo que rula por ahí, escapado directamente de algún archivo. Por lo demás, nada, imágenes en movimiento muertas.
Segundo de Chomón desarrolló en 1903 un sistema para tintar fotogramas y darles un poco de color a las películas al ser proyectadas en la era del cine mudo. A este sistema lo llamó pathécolor. En 1958 ya existía el technicolor y el negativo en color convencional se estilaba con toda normalidad, pero los productores de “Las mujeres salvajes de Wongo” optaron por abaratar costes rodando con película en blanco y negro y, después, teñirla en pathécolor, cuando esta ya era una técnica anticuada y en desuso. El resultado a colorines de “Las mujeres salvajes de Wongo” es poco menos que espantoso.
La anécdota principal que se cuenta en los mentideros —quien dice anécdota dice rumor— afirma que Tennesee Williams (famoso dramaturgo bla, bla, bla…) era amigo personal del director de la cinta, James Wolcott, y que andaba dándose paseos por el set de rodaje tan ricamente. De hecho, como el dramaturgo tenía capricho de dirigir cine, puesto que no lo había hecho nunca, se especula con que Wolcott le cedió amistosamente la silla de dirección en un par de ocasiones y, por tanto, que un par de escenas de esta película están dirigidas por Williams. Como le dejó dirigir por echarse unas risas, no aparece acreditado. También puede que no lo esté porque todo esto sea mentira.
Y por supuesto, Bill Corbett, Kevin Murphy, Michael J. Nelson y compañía hicieron lo propio con el audiocomentario pintorreándose de la película en una de las series posteriores al “Mistery Science Theater 3000” y antes del irritante “RiffTrax”. Pero esto ya en los 2000, ni siquiera perteneció a la tanda original.
En cuanto a James L.Wolcott, no volvió a dirigir ni una película más después de esta, aunque aparece acreditado como director en un recopilatorio de cortos de el gordo y el flaco que se estrenó en los años 60 bajo el título de “Las mejores carcajadas de Laurel y Hardy”. Vamos, que seleccionó los cortos y los montó uno detrás de otro. Pero, eso sí, se tomaba sus whiscazos con Tennesee Williams.

lunes, 10 de julio de 2023

LOS FOTOCROMOS DE "VOTA A GUNDISALVO"

“Vota a Gundisalvo” es una de las últimas películas en la filmografía de Pedro Lazaga y uno de los títulos clásicos de la transición, una de esas comedias sobre empresarios, políticos y chaqueteros, aderezado todo con un poco de destape y que protagonizó Antonio Ferrandis con la socarronería que le caracterizaba.
Aquí dejamos los fotocromos que amablemente nos ha cedido el amigo Fabio Méndez.








sábado, 8 de julio de 2023

EL EXTERMINADOR

Me he dado cuenta que en este blog he hablado mucho, muchísimo, de ese clásico del "sleaze" ochentero que es "El Exterminador". De sus secuelas, legales o no. Y de su director, James Glickenhaus. Sin embargo, lo raro es que JAMÁS he publicado una reseña oficial y oficiosa. Y oiga, ya va siendo hora de subsanarlo. Sobre todo ahora que he localizado en mis archivos una que escribí hace años para otro blog y, creo, se conserva bastante dignamente. Me ha bastado hacerle un lavado de cara mínimo para poder reciclarla aquí, hoy, y así, cerrar el círculo en torno a las violentas desventuras urbanas de "John Eastland".
Para ilustrarla, y por aquello de salirse de convenciones, he optado por una imagen distinta a la habitual -que tantísimo adoro y tantas "memorys" juveniles provoca-, una, además, algo cutre... pero con encanto. La cosa dice así:
Los años ochenta, cinematográficamente hablando, pasarán a la historia por la enfermiza proliferación de los géneros más “inmundos” que el séptimo arte haya podido parir jamás. Entre estos destaca uno por el que siento especial debilidad, y es el de justicieros urbanos… ya sabéis, tipos “corrientes” a los que un grupo de pandilleros o la mafia al completo matan / violan / castran / pegan / insultan (no necesariamente siguiendo este orden) a su mujer / hijo / hija / amigo / primo / abuelo y él, hasta el coño de la gentuza que asola las calles, se pilla todo el armamento disponible (por lo general son veteranos del Vietnam, y conservan en su hogar pistolas, granadas, metralletas y otros juguetes. O hacen como Charlie Bronson en “El justiciero de la noche” y ¡¡¡¡se compran un bazooka por correo!!!!) y empiezan a masacrar sin miramientos a todo aquel con pinta de maleante o fetuccini encorbatado.
En los 70 este genero aún tuvo algunas producciones de calidad, como “Harry, el sucio” o “El justiciero de la ciudad“, pero fue entrada la década del breakdance, los pelos crepados y el porno rodado en vídeo que la cosa degeneró. El velado mensaje crítico que contenían algunas de las dichosas pelis desapareció durante la era Reagan, transformándose de ese modo en puros productos reaccionarios y de propaganda derechista. Por fortuna la culpa de todo eso la tuvo una sola peli, “El Exterminador”, grandioso título donde los haya, que le costó un millón de dolares al papuchi de su director, James Glickenhaus, y a cambio daría miles de billetes verdes durante su comercialización, sobre todo en vídeo.
¿Y que tiene “El exterminador” para ser la oveja negra del género?, pues una recreación casi sádica en la violencia más extrema, gratuita, injustificada, retorcida y enferma. Sí amigos, lo dicen los críticos de verdad: “El exterminador” es posiblemente la peli más truculenta del cine de justicieros producido los últimos 40 años. Eran los 80, ¡joder!, ¿que esperaban?
Escenas míticas como el gangster convertido en embutido por efecto de una trituradora, las balas rellenas de mercurio que perforan la entrepierna de un senador con una doble vida un tanto insana, el pederasta que arde en vida, la prostituta quemada con un soldador, los malísimos que ahostian a una viejecita para robarle la pensión, el colega del héroe mutilado por un garfio que le clavan y retuercen en la espalda (primer plano incluido), o la escalofriante y traumática decapitación hiper-realista, y ¡¡a cámara lenta!!, al inicio de la peli por obra y gracia del -fenecido- maestro de los efectos especiales Stan Winston (aunque él nunca la incluyera en su filmografía. Sin embargo, existe una prueba tan contundente como la página completa que les dejo al final de la reseña, aparecida el año 1982 en "The Bloody Best of Fangoria Vol.1". Ctrl + boton izquierdo del ratón para ampliar) han hecho de “El exterminador” una de las favoritas no solo entre fans del cine de acción, también entre adictos al horror y el gore más burro.
En el reparto destacan Christopher George (que había trabajado a las órdenes de Lucio Fulci en “Miedo en la ciudad de los muertos vivientes” y Juan Piquer en "Mil gritos tiene la noche"), Samantha Eggar en plena decadencia, Steve James (el Chuck Norris negro) y, ¡¡oooooh diosssssss!!, el gran Robert Ginty, portador de los mofletes más fotogénicos del mundo y convertido en héroe de video-club hasta su reconversión a director y posterior desaparición.
Un clásico de los anti-clásicos. Un tipo de cine que se ha perdido del todo y, si se recrea hoy día, es ya de forma autoconsciente y sin gota de honestidad... por brutal que esta sea.
Altamente recomendable.

viernes, 7 de julio de 2023

SHREDDER

“Shredder” es el paradigma de lo que por aquí llamamos “segunda era dorada del videoclub”. Yo le tengo especial cariño a esta película porque junto con otro slasher de la época, “Terror en el green”, fue la que hizo darme cuenta que con la llegada del DVD en los albores de 2000, se repetía aquello que sucedió en estos establecimientos durante los años 80: que se estrenaban exclusivamente en alquiler películas de baja estofa que, concebidas para ser explotadas en dicho formato, llenaban las estanterías de títulos que no se podrían ver de ninguna otra forma. Hablando en plata, que abundaba la mierda. Y yo disfruté esos dos o tres años de lanzamientos cutrongos como un cabrito.
Por supuesto, la primera que alquilé en aquella época, fue esta “Shredder” que en su momento me pareció insulsa, aunque el contraste del rojo de la sangre con el blanco de la nieve siempre lo he visto como una genialidad.
Y es que “Shredder” es una suerte de slasher fuera de su tiempo que repite, consciente, orgulloso, todos los clichés de cuando el género estaba en auge en los ochenta, quizás más con intenciones homenajísticas que postmodernas (al aluvión de neones rosas le faltaba todavía un poco para llegar), -Naxo: Yo lo considero más un exploitation a raíz del fenómeno "Scream", lo suficientemente perezoso y crematístico para no pensar en homenajes, únicamente repetir fórmulas facilonas- solo que trasladando la acción a un lugar exótico como es, en este caso, una vistosa estación de esquí (aunque ya hubo un precedente con "Iced"). Además, sucede una cosa muy curiosa; siendo aun "Shredder" un producto destinado a vídeo desde el primer momento —aunque tuvo el típico estreno reducido de rigor en algún cine de la América profunda— está rodado en 35 mm, motivo este por el que, vista hoy, resulta cálida. También es cierto que han pasado más de 20 años desde que la película fue lanzada, así que, indudablemente la nostalgia puede que haga mella en el visionado, porque, contra todos los pronósticos, la he disfrutado moderadamente.
La cosa va de un grupo de chavales que se va a la nieve a practicar snow board, cuando un guardia les incita a marcharse de la casita en la que se hospedan puesto que en su momento murió una niña en la estación de esquí en la que se encuentran, y desde entonces ocurren cosas extrañas. Los chavales hacen caso omiso de las advertencias y, en consecuencia, irán siendo despedazados por un individuo vestido  de esquiador. En su desenlace, descubriremos quién es ese esquiador y por qué se carga a la peña.
“Shredder”, que quizás peca de ridícula en muchos momentos, al final es una película con una fotografía saturada, montada un poco torpemente, pero llena de cuchilladas, decapitaciones y trituraciones varias del mismo modo que ofrece desacomplejados destetes cuando en un principio todo apunta que nada de eso va a suceder. El psycho killer tiene cierto carisma vestido de esquiador y, entre unas cosas y otras, sin ser una gran película en ningún momento, acaba funcionando. O al menos me ha funcionado esta vez —en 2003 cuando la vi por primera vez, no tanto—.
Lo que me sorprende, curiosamente, es que en pleno 2023, en plena época del streaming, ahora que los tontos de internet aparecen de debajo de las piedras aseverando cruelmente contra películas como “Avatar” —por ejemplo— como si contaran con algún tipo de criterio que les diera potestad para hacerlo, no se reivindique este tipo de películas; los slasher de videoclub de la década de 2000, el terror de videoclub de 2000…yo creo que ya toca.
Ocurre que no va a tocar, porque este fenómeno es especialmente de nicho  y solo lo vivimos intensamente unos pocos. Mientras aparecían estas películas en los videoclubs, el fandom comenzaba a reivindicar fervientemente el cine de los ochenta. Así que con la tontería llevan 40 años reivindicando una y otra vez las mismas películas, y encima, sintiéndose especiales por ello. Sin embargo asocian al videoclub títulos absolutamente comerciales como, por ejemplo “Regreso al futuro”… vamos que no detectan, ni por el forro, la verdadera esencia del videoclub, porque, a parte de que les falta un pequeño hervor, cuando entraron en aquellos establecimientos siendo adolescentes, lo hicieron para alquilar el último estreno de turno, mirando la morralla de la sección de veinte duros (si es que aún existía cuando ellos iban al videoclub ya en los 90) por encima del hombro. Así ¿cómo van a  valorar en su justa medida “Schredder”?.. Tendrán que pasar otros 20 años.
La dirigió un tal Grez Huson que en los noventa facturó otra película independiente titulada “Decaf”. Tras “Shredder” no volvió a ponerse detrás de las cámaras. Eso sí, curiosamente se gana la vida editando toda suerte de telefilms y cortometrajes, cosa que no deja de ser sorprendente porque, precisamente, “Shredder” está especialmente mal montada…
Sin más. Un slasher de videoclub simpático y curioso. Pero no deja de ser lo que es, en esencia, una caquilla.
Como curiosidad apuntar que en Japón se marcaron un “José Frade”, estrenando esta película bajo el título de “Jason Z”, en clara alusión al “Jason X” de la franquicia de “Viernes 13”. Si coló con los nipones, lo desconozco.

miércoles, 5 de julio de 2023

MINUTOS MUSICALES 15: VOCES MODULADAS Y MENTES INQUIETAS

Lo de hoy es un tanto especial. Grupos de vertiente punkera, y aledaños, con tres características notables. Una, arrastran un culto y un prestigio considerables de forma harto justificada. Dos, sus cantantes destacan por la capacidad de modular la voz, alcanzando tonos ocasionalmente delirantes. Y tres, son peña inquieta que, además de sus funciones con respecto al grupo que encabezan, se dedican a otras movidas creativas la mar de interesantes.

Y comenzamos con "Rudimentary Peni", probablemente la mejor banda surgida del universo "Crass" y que, con los años, ha alcanzado un renombre muy tocho. Formaban parte de esa facción más "fácil" de la familia anarco-punk porque sonaban a lo que la chavalada esperaría de un combo de su palo, velocidad, intensidad y caña, dejando los experimentos para momentos específicos. Gastaban, además, un rollo como semi-gótico, a base de ilustraciones fabulosas muy siniestras paridas por su cantante, Nick Blinko, quien anduvo encerrado en un loquero (o eso dicen). A día de hoy es un artista -considerado "outsider"- bastante reputado.
Elegir una canción de los "Rudimentary Peni" es muy difícil, porque las tienen buenas a porrillo. Por ejemplo, casi todo lo que suena en su disco "Farce", de tirón más hardcoreta, suena irresistible. Pero digamos que hay un consenso -muy lógico- con respecto al LP de debut "Death Church", considerado lo mejor de su cosecha y, concretamente, "Rotten to the core" -sobre los grupos punk clásicos vendiéndose al mejor postor, la letra no tiene desperdicio- sería la joya más brillante de entre los surcos...


Se dice que los "Septic Death", formados a principios de los ochenta en USA, fueron seminales a la hora de entender el desarrollo posterior del grindcore, el thrashcore e incluso el llamado speedcore, es decir, hardcore más veloz de lo normal, con unas gotitas de metal, sin molestar. Y sí, suenan hiper-follaos. Pero, curiosamente, no llegan a agotar. Al contrario, saben manejar tan bien sus tempos, ritmos y composiciones que, a pesar de lo limitado de las herramientas creativas de las que disponen, el repertorio resultante es lo suficientemente "variado" como para no aburrir.
Sin embargo, si algo les ha hecho populares es su frontman, el voceras, Brian Schroeder, más conocido como Pushead por sus macabras, detalladas y tremendas ilustraciones. Las de los mismos "Septic Death" y también las ejecutadas para muchas otras bandas, destacando entre todas a "Misfits" y "Metallica".
A la hora de elegir un tema, no lograba decantarme entre "Demon", "Unprotected Games" o "The Psychiatrist", sobre todo porque esta última da buena cuenta de las capacidades modulares de Pushead. Al final ganó la más cortita...


Los normalmente muy oscuros "The Flesh Eaters" lograron cierto estatus el día que una canción suya entró a formar parte de la excelente banda sonora de la no menos excelente "El regreso de los muertos vivientes", concretamente hablo de "Eyes without a face" que, no porque sí, es mi tonadilla punk favorita de todos los tiempos, y con honores. No quería elegirla porque ya la he hecho sonar en otras partes, algún podcast y tal (la alternativa era "Father of lies" no menos molona y perteneciente al mismo disco, "A hard road to follow"), pero es que, joder, es taaaaaan cojonuda, intensa, original y disfrutosa que ¿cómo no iba a dejarme tentar? Además de sus excelencias sonoras y compositivas, es un muestrario maravilloso del talento que gastaba su cantante, Chris Desjardins, a la hora de deformar las cuerdas vocales.
Pero no era el único, gozaba de unos cuantos más, siempre revoloteando en torno a su gran pasión, el cine de género. Que el grupo se llame como una oscura película de "serie B" de los 60, o que se casquen un lp entero -y una canción- titulado igual que un film de Jess Franco ("Miss Muerte") dice mucho. Pero es que, además, Desjardins ha ejercido de poeta, actor, cineasta (dispone de un largometraje de horror escrito y dirigido por él, "I Pass for Human" del 2002, habrá que buscarlo) y firmado sendos tochos dedicados a indagar en las entrañas del cine asiático como "Outlaw Masters of Japanese Film" o "Gun and Sword: An Encyclopedia of Japanese Gangster Films". Vamos, que es uno de los nuestros.

lunes, 3 de julio de 2023

CRY UNCLE!

Comedia de bajísimo presupuesto de John G. Avildsen —llevada a cabo con poco más de 250.000 dólares— que llega justo después de haber despuntado el director con una de sus obras cumbres, “Joe, ciudadano americano”.
Se trata de una comedia de enredo de alto contenido erótico (dicen que en algunas secuencias de folleteo los actores tenían sexo real), que utiliza un lenguaje soez y que hace apología del uso de las drogas, cosas que quizás unos años después serían incluso habituales en el cine de comedia, pero que en 1971, año de producción de esta película, resultaban un poco escandalosas, propiciando su prohibición en países como Finlandia o Noruega, quienes levantaron el veto a “Cry Uncle!” en 2003. Todos estos alicientes, asimismo, consiguieron que la película fuera un tanto ignota hasta que la rescatase la Troma y se encargase de su distribución años más tarde. En consecuencia, se la procesó culto en circuitos especializados.
Basada en la novela “Lie a little, die a little” de Michael Brett, “Cry Uncle!” cuenta la historia de un excéntrico millonario que es el principal sospechoso del asesinato de una señorita. Este se pone en contacto con el detective privado Jake Masters para que investigue y descubra al culpable real. De esta forma el detective se verá inmerso en una vorágine de malentendidos, líos de faldas —muy subiditos de tono —, acoso sexual, asesinatos, violaciones e incluso necrofilia, mostrado todo en tono de comedia desenfadada para adultos. Sin embargo, y da igual que un tipo tan eficaz como Avildsen se encuentre tras el proyecto, la película se hace larga y tediosa, no resulta en absoluto graciosa a pesar de su mucha incorrección política y en general es un folletín setentero de bastante baja alcurnia. Por momentos, se torna insoportable.
Por otra parte, que Troma considerara “Cry Uncle!” para que formase parte de su catálogo —al margen de por tratarse de una extraña película primeriza y medio porno del director de “Rocky”— no es algo para nada extraño; la película es tan loca y desquiciada que, en distinto tono, sí encaja con la filosofía Troma, pero, sobre todo, hay que tener presente que el presidente de la compañía, Lloyd Kaufman, era amigo personal de Alvidsen con el que había trabajado de ayudante de producción en toda la (desconcertante) primera etapa del director. En “Cry Uncle!” además de encargarse de esa tarea, nos ofrece una aparición como un hippie puesto de ácido en un pequeño cameo. Asimismo los contenidos extra del DVD incluyen una presentación de la cinta a cargo de Kaufman y el propio G. Avildsen en la que el primero hace un poco de mofa del segundo por haber rodado tamaño despropósito, entre risas de complicidad. Una chorrada.
En el reparto tenemos, en la piel de ese detective privado que no se despoja de su sombrero de paja, a Allen Garfield. Lo conoces porque ha aparecido como secundario en infinidad de películas de todas las épocas, pero podrás reconocerle en cosas como “Primera Plana”, “Nashville” o “Superdetective en Hollywood 2”. También tenemos un papelito para Paul Sorvino que acometía una de sus primeras interpretaciones en cine y que después repetiría con Advilsen en alguno de sus títulos con mayor enjundia. Y, por supuesto, un montón de actrices de mayor o menor importancia, todas en escenas en las que se muestran en actitud concupiscente y en las que vemos pares de tetas de todos los tamaños colores y sabores, destacando las de Debbi Morgan, actriz negra que más tarde se convertiría en una estrella de la televisión y que aparecería en algunas películas mainstream, pero por lo pronto debutaba en “Cry Uncle!” mostrando dos melones que parecían extraídos directamente de Villaconejos, y generando así una polémica. Se ve que es una de las actrices que tuvo sexo real en las escenas eróticas, cosa que le pasó factura cuando se convirtió en estrella televisiva porque salió su pasado a relucir, publicándose en su momento, en la prensa sensacionalista, que había intervenido en una producción pornográfica a la edad de 14 años, es decir, en esta. Se montó un pequeño escándalo que duró lo que tardó la actriz en mostrar su partida de nacimiento de 1951, demostrando que tenía 19 años cuando hizo "Cry Uncle!". Ahora, si folló o no en sus secuencias, solo lo sabe ella. Y sobre si la película es pornográfica… me da igual que se folle en la misma; si no se muestran penetraciones, si no es explícita, es simplemente erótica. Con todo, le cascaron una X como un templo.
“Cry Uncle!” llama la atención por tratarse de una película extraña de John G. Avildsen que sobrepasa el mal gusto y lo políticamente correcto, que mola ver por lo que es, pero que, en realidad, es uno de los bodrios más aburridos que he podido consumir en lustros. Ha costado dios y ayuda verla entera, pero ¡Ahí queda!

sábado, 1 de julio de 2023

UNCLE KENT

Las tendencias van y vienen, a velocidad de vértigo. No hace tanto, en los circuitos cinematográficos, se daba mucho la murga con la nueva pijada del cine "indie", el "mumblecore", compuesto a base de dramas generacionales protagonizados por treintañeros y/o cuarentones + sus problemas existenciales, "resueltos" a base de interminables diálogos. Es decir, igualito que los culebrones primigenios facturados por John Cassavetes desde cierta independencia, puestos al día en cuanto a referencias culturales, guiños, tacos y explicitez sexual. A todo ello, añadan el ascenso, tímido aún, de cierta tecnología digital que facilitaba mucho las cosas. El vídeo dejó de ser el malo de la película, y ya se podían hacer movidas más "respetables" en las que no había que invertir ni mucho dinero ni, sobre todo, mucho tiempo. Y si no, que se lo digan a Joe Swanberg quien, en funciones de director, guionista y actor, se convirtió en el creador más prolífico de la pandi.
Curiosamente, llegado su momento, y porque hablamos de tiempos modernos y generaciones modernas de yankis formados a base de consumo masivo de cine (y mentalidad capitalista), el "mumblecore" descubrió los placeres -económicos y populares- de rejuntarse con el género del horror, naciendo así el graciosamente llamado "mumblegore",
dando pie a títulos de cierta solera como "Tú eres el siguiente" (con Swanberg en un rol principal) o las primeras películas de Ti West, quien sale en los agradecimientos de "Uncle kent".
Esta narra los avatares de un animador -de dibujos con regusto a Matt Groening- cuarentón y su respectiva crisis amorosa y existencial. El tipo, interpretado por Kent Osborne, de desagradable aspecto -terminaría profesionalmente ligado a varios productos tan conocidos como "Monstruos vs. aliens" y la serie de "Bob Esponja"-, hace garabatos por encargo a través de webcam. Una de sus clientas decide venir a su casa a pasar una semana. Con esta nacerá como una historia de amor raro, semi correspondido pero no del todo, incluidas largas conversaciones sobre sexo y masturbación, así como una escena de trío que, sin llegar a muy explícita, tiene su rollo (perfectamente reflejada en el ultra-comercial póster).
Mmmmmh... a ver... "Uncle Kent" ha dejado en mí un poso algo confuso. Reconozco que no me desagradó, la consumí sin mayores problemas, me aburrí lo justo, y, claro, se me ganaron eso de que el prota dibuje muñequitos, lo de que esté grabada en evidente formato vídeo (y además muy crudamente, cosa que incluye los créditos y la temible y minimalista banda sonora a base de Casio), etc... todas esas mierdas me vuelven loco. Lo que puede cargar un poco son los repelentes personajes, con su pose victimista o progre. La prota, Jennifer Prediger, no está mal, enseña cacho y parece un trasunto menos lésbico de Janeane Garofalo. Hasta "musicalmente" sus nombres se asemejan. Si la Garofalo no se hubiese vendido a Hollywood (total pa lo que le sirvió) digamos que sería como la Prediger.
Normalmente usamos la palabra "interesante" cuando algo nos parece una mierda pero no osamos decírselo a su responsable. Sin embargo, con respecto a "Uncle Kent", puedo echar mano de ella de modo honesto. Sí, es una propuesta interesante. Y c
uriosa. Peculiar. No deslumbra, no inventa la rueda, pero al menos, para una vez, merece la pena.
Me gustaría ver más cosas dirigidas por Joe Swanberg, la verdad. Sobre todo si son de este palo lo-fi, tan crudo. Además, el tío me cae bien. Recientemente descubrí que regenta un video-club retro, al final de una pizzería, allí en la ciudad de Ravenswood. "Analog" se llama y pone a disposición del personal la posibilidad de alquilar películas de su colección (de VHS se entiende), muy variada. Eventualmente organiza proyecciones y charlas, pero no solo de materia "arty", también costrosidades SOV de horror y aledaños. Majo, ¿verdad?.
Cuatro años después hubo un "Uncle Kent 2", luciendo un desconcertante cartel que la emparenta con un exploit de "Scream" o "Sé lo que hicisteis el último verano". Va de rollo metacine, con Kent Osborne visitando convenciones de comic en espera de lograr montante para hacer... pues "Uncle Kent 2". Aquí Swanberg se limita a un papel. He leído que es muchísimo peor que la primera. Debería evitarla pero... nunca digas de este agua no beberé.


Joe Swanberg, feliz en su video-club.