sábado, 18 de diciembre de 2021

GRAN BOLA DE FUEGO

A finales de los 80, las carreras de muchos de los rockeros clásicos andaban algo maltrechas, entre ellos Jerry Lee Lewis que, gracias a esta película, vio como volvía a primera plana y su música rejuvenecía. Yo mismo pillé el disco de la banda sonora y no paraba de escucharlo. El hombre comenzó a girar de nuevo y, más curioso aún, se vino hasta nuestra tierra de estafadores y mangantes para asomar el tupé en uno de esos programas de variedades que emitían el Sábado por la noche. Fue un poco lamentable, pero ahí estaba, dándole a las teclas.
Sin embargo, paradójicamente, por mucho que "Gran bola de fuego", el biopic que narra una parte importante de su vida artística y personal, benefició a Jerry Lee, en realidad él lo detestaba. Y detestaba el libro en el que se basaba, escrito por su ex mujer. El director, Jim McBride, se defendía alegando que aquello no era un documental y reconocía ciertas libertades. Digamos que la historia real era solo una excusa para contar otra cosa. Y es algo que se nota y traspasa, ya no solo por las exageradas y algo irreales interpretaciones de sus protagonistas (especialmente Dennis Quaid, que está bastante insoportable), también por el modo teatral de abordar sendas escenas. Pero me parece bien que los biopics añadan unas goticas de fantasía, sino pueden resultar demasiado plomizos (otro ejemplo, "Ed Wood". Todos sabemos que mucho de lo que muestra es mentira, que embellece la realidad, pero... ¡nos encanta!).
Pues eso, "Gran bola de fuego" narra el ascenso a la gloria del pianista rockanrolero Jerry Lee Lewis, que se enamoró de su prima cuando solo tenía 13 años (pervertidillo!), se casó con ella y, en fin, el escándalo resultante hirió seriamente su carrera y le llevó a empinar el codo más de lo sanamente recomendable... aunque creo que en eso la peli se contiene bastante, seguro que la cosa fue mucho peor.
No obstante, está entretenida. Me la suda lo fiel o no que es a los hechos. A mi me hizo pasar un buen rato. Nada más que decir.
Incluye papelitos para personalidades "cult" como las de Mojo Nixon (músico country de tirón punkista), Tav Falco (rockero cavernoso) y Joe Bob Briggs (presentador televisivo especializado en cine de horror y trash). Si hay más, ya se me escapan.
Destacar por curiosa la carrera de su director, Jim McBride. Comenzó estrictamente en el llamado cine underground con "David Holzman's Diary". Luego se ganó el odio de los cinéfilos más recalcitrantes remakeando "a la americana" un clásico de Jean-Luc Godard. Alcanzó el mainstream con "Querido detective" y la peli reseñada. Y luego, cuando la cosa comenzaba a desinflarse, tuvo tiempo de venir a Barcelona para dirigir "La tabla de Flandes", según una novela de Arturo Pérez-Reverte, donde una aún monina Kate Beckinsale lo enseñaba todo. En el año 2000 volvió a encargarse del biopic de otro músico, en este caso Meat Loaf, pero su origen telefílmico desproveyó al resultado final de nada medianamente sórdido o meramente interesante.