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sábado, 2 de noviembre de 2013

RETURN TO NUKE ´EM HIGH VOL.1

Hace un par de años se anunciaba a bombo y platillo la puesta en marcha de un proyecto “Troma  que iban a desempeñar dos directores españoles, Dani Moreno y Marc Gras, creo recordar que a base de “Crowdfunding”, o váyanse ustedes a saber los tejemanejes de ese piratón que es Lloyd Kaufman. Se trataba de la tercera secuela de “Mutantes en la Universidad”, “Class of nuke ´em high 4”, proyecto que, además, sentaba como anillo al dedo a los realizadores españoles. Sin embargo, de repente dejó de publicitarse y nunca más se volvió a hablar del tema.
Desconozco los motivos del por qué no se llevó a cabo, pero seguro que viniendo esto del Kaufman, algo relacionado con sacar más dinero por algún lado tendría que ver.
El caso es que recientemente, y amparado por “Anchor Bay” en las labores de distribución, se estrena en festivales y en algunos cines de los Estados Unidos este “Return to nuke ´em high vol.1”. Se trata de un “reboot”, un replanteamiento de aquél “Mutantes en la Universidad” de 1986  que, en dos partes, adapta todo el universo “Troma” a las nuevas generaciones. Esto es, hacer un producto “Troma” un poco más sofisticado (no mucho más) donde igualmente impera el descerebre, el gore, el mal gusto y la chabacanería, pero en esta ocasión con interpretaciones correctas, donde a los efectos gore artesanales hay que sumarle un poco de C.G.I. de tercera categoría  y donde los fluidos verdes y el sexo se alzan por encima de la sangre. Además, creo que por primera vez, la pareja protagonista es de lesbianas y las escenas se sexo giran en torno a ese bollerismo, tratado desde la más absoluta normalidad y desde el respeto (¡“Troma”, estás desconocida!). Además, las tórridas escenas son extremadamente sexys, lográndose lo nunca visto en una película de la factoría; que se excite al espectador. Y todo ello servido de la forma más moderna, pero sin renunciar al inquebrantable estilo “Troma” ¿Es eso bueno? No. Es una puta mierda. A nadie le interesa ver películas “Troma” medio bien hechas. La culpa la tiene, si, el vídeo dígital en alta definición que dota todo de ese look impecable. Añadan que esta película no es demasiado efectiva en cuanto a los gags, y tirando a aburrida. Tenemos las cafrerías típicas de “Troma” – a una de las chicas le crece una polla gigante entre las piernas que usará para matar, y a otra le meten un pato en la boca-  servido todo de otra manera a como nos lo servía la “Troma” de los ochenta para enganchar a la chavalería de ahora. Craso error. Los seguidores que le puedan quedar a “Troma”, sobrepasan la cuarentena de edad y esta peli, salvo a los incondicionales, les va a decepcionar porque van a querer a la “Troma” de antes, y las nuevas generaciones va a opinar que estas películas no son más que una mierda, cosa esta, que también opino yo.
Además, si en “Mutantes en la Universidad” esos punks mutantes eran el sostén de la película, en esta pasan a un segundo plano, puesto que en los tiempos que corren, es más interesante una escena de lesbianismo para hacer ver lo puesta al día que está la  “Troma” en estos aspectos, que mostrarnos a unos punks mutantes babeando verde.
El argumento es casi inexistente. Dos muchachas descubren su lesbianismo, mientras en el instituto de “Tromaville”, los “nerds”, por culpa de la comida contaminada por los residuos tóxicos, se convierten en gamberros punk mutantes.
La “Troma” está muerta y enterrada, y Lloyd Kaufman dan pena y lástima.
No perderse a las jovencitas protagonistas, lo mejor de la peli: Catherine Corcoban y  Asta Paredes. Están las dos muy buenas y cumplen con su papel con algo más que solvencia, y si las cosas son justas, estas dos llegarán a estrellas. Tiempo al tiempo.

lunes, 20 de marzo de 2017

FAT GUY GOES NUTZOID!!

Navegando por esas páginas webs americanas de Dios, descubro un día que existe una película de cierto culto por parte de cierto fandom fino, una película que se mofa de los retrasados mentales  y que gira en torno a un retrasado obeso que hace cosas de retrasado por las calles de Nueva York. Un éxito de los videoclubes distribuido por Troma, dónde los retrasados se tiran pedos y vomitan. Se títúla “Fat Guy Goes Nutzoid”; traducido, sería algo así como “El chico gordo se vuelve gilipolloíde”.  ¿Cómo no voy a querer yo ver eso? Y gracias a nuestro conseguidor de rarezas, José Manuel Romero Moreno, en menos de un par de horas ya tengo a mi disposición una copia. Los actores son muy malos, pero como son muy malos vocalizan muy bien y entiendo los diálogos casi en su totalidad sin la necesidad de subtítulos. Pero la película no es tan ofensiva ni tan extrema como la venden. Si es cierto que hay pedos y una vomitona eterna, pero poco más. Ni siquiera es graciosa, y tira más por el lado melodramático que por el de la alocada comedia. Es un coñazo. Sin embargo, son varios los reconocidos escritores de cine chungo que alaban las bondades de esta película y la consideran su favorita de cuantas distribuyó Troma. Y quizás, más que por la película, como siempre, sea por la pequeña historia que se encierra tras de ella,  y que deja más claro aún, lo ladrones e hijos de puta que eran Lloyd Kaufman y Michael Herz.
Y es que a principios de los 80, dos hermanos aspirantes a cineastas Jonh  y  Roger Golden, buscan inversores para llevar a cabo su primera película independiente de bajo presupuesto. Tienen un guión sobre dos hermanos traficantes de droga que por una serie de catastróficas desdichas, acaban secuestrando, por error, a un retrasado mental obeso que anda haciendo el subnormal con una maquinilla de cortar el pelo en un campamento para deficientes mentales. Así pues, se lo llevan a la ciudad a hacer no-se-cual-cosa, y allí el gordito retrasado nos ofrece un recital de cafrerías tales como hacer que se folla una máquina registradora, o  exhibirse ante una viandante de manera sexy a torso descubierto. Sin más. Todo ellos con unos tintes infantiloides e ingenuos que se alejan totalmente del aire gamberro que nos vende la Troma con la película –y por ende, con todo su catálogo-. Para más inri, resulta que los hechos acontecidos, están basados en la experiencia personal de John Golden, cuando este trabajó como monitor en un campamento para disminuidos psíquicos en sus años mozos.
Ese guion lo ejecutan gracias a los 350.000 dólares que consiguen por su cuenta, engordando el presupuesto hasta el millón de dólares, embaucando como pueden los inversores a los que les gusta el proyecto. Y ruedan tranquilamente su película, siendo John Golden quien la dirija. Y, obviamente, el título con el que la ruedan –y con el que se la conoce hoy en todas las bases de datos- es “Zeisters”; no hay alusión alguna a un muchacho obeso en el título.
Con su película bajo el brazo, John Golden busca distribución desesperadamente, siempre sin éxito. Sin embargo, Tim Deegan de 20th Century Fox, viendo que la Fox no quería saber nada de la película, dijo que en un año, y con un millón de dólares, haría a la película famosa, y así fue… porque cayó en manos de la  Troma. 
Así, uno de los distribuidores, cuando ya habían comprado la película decidió cambiar, contra la voluntad de John Golden, el título de la película. Ya no se llamaba “Zeisters” sino “Fat Boy Goes Nutzoid”. Golden pensó que ese título era lo peor que le podía hacer a la película, pero poco se podía hacer.
Poco antes de estrenarla, cuando Troma la llevó al mercado de Cannes, y cuando lanzaron la públicidad, el grupo de rap “Fat Boys”, enviaron a sus abogados; si utilizaban  “Fat Boy” en el título, mucha gente asociaría el título al popular trío de rappers, y ya que la película no tenía nada que ver con ellos, querían cobrar a tal efecto. La solución era, o pagarles los que pedían, o cambiar el título. Troma no iba  soltar un duro, así que optó por cambiar el título porque en el fondo daba igual. En vez de “Fat Boy”, en el título pondría “Fat Guy”: Los “Fat Boys” no quedaron contentos, pero una vez cambiado el título, ya nadie podría asociar la película con el grupo, así que se fueron de vacío, si bien, el título tenía tanto gancho como al principio. Así que la cosa se quedó en “Fat Guy Goes Nutzoid”. Y todos contentos, menos John Golden, que luchó y luchó por mantener el título original, sin poder hacer nada.
La película se estrenó en cines de manera reducida  en Nueva York y California, y fue bien, como se preveía, sin embargo, cuando la película se lanzó al videoclub, aquello fue un bombazo del alquiler y la venta de cintas de vídeo. Corrió el boca a boca de que había una película sobre un retrasado gordo que se titulaba “El chico gordo se vuelve gilipolloide”, y ningún joven fan de lo que Troma venía haciendo desde hace unos años pudo resistirse a tal cosa. Cuando fue un éxito, Johh Golden reconoció que el título era un gancho perfecto y tuvo que aguantarse. Sin embargo, a día de hoy Golden considera que la Troma ganó mucho más dinero de lo que le dijeron, y que fue engañado por ellos vilmente, si bien nunca pudo demostrarlo.
Por otro lado, ya en los 90, Troma la relanzó en VHS. La película se hacía adjuntar con una entrevista al director, por lo que lanzaron la película como si fuera un “Director´s Cut”, cuando nada de eso había. Otra vez ganaron pasta, y una vez mas Golden sospecha que no recibió lo estipulado. Ante la duda, cuando Troma quiso lanzar la película en DVD por todo lo alto, haciendo el verdadero corte del director y con abundante material extra, Jonh Golden pidió una cantidad de dinero que la Troma no estuvo dispuesta a pagarle, y sin su firma, ellos no pueden sacar legalmente el DVD, al igual que por asuntos de contrato, Golden no puede sacar la película en DVD por su cuenta, así que, ese es el motivo por el que las viejas cintas de VHS, en cualquiera de sus ediciones, están tan cotizadas por los fans en los USA. John Golden, harto de Lloyd Kaufman y su manía de robar a los autores,  prefiere que esto sea así, por lo menos hasta que se le pague lo que pide, o hasta que se libere la película para poder relanzarla. Existen dvd piratas de la película fabricados por los fans, pero claro, el master no deja de ser un VHS ripeado.
Fascinante ¿verdad? Pues la película no deja de ser un bodrio aburrido, cutre y  hasta telefilmesco. No pasa absolutamente nada por no verla. No llega ni a curiosa.
En España, por supuesto, ni se ha oído hablar de la película siquiera.
La carrera de John Golden, tampoco ha sido muy prospera. Como director no ha vuelto a dirigir nada más, y como guionista, escribió el guion de la película “Los líos de Samantha” que si se llegó a estrenar en vídeo en nuestro país, con protagonismo de Martha Plimtom y Dermot Mulroney, con la que se cebó la crítica y que Golden considera su gran obra incomprendida. Desde luego, un outsider en toda regla.

viernes, 26 de noviembre de 2010

TROMA IS SPANISH FOR TROMA

La Troma, que en los 90 alimentó tantas fantasías cinéfagas del tres al cuarto en nuestro país, cuando cualquiera, por moda, se veía capaz de hacer un producto a imagen y semejanza de la productora de New Jersey, está en horas bajas. Es por ello, que cualquier intento por volver a captar la simpatía de sus adeptos, así como inducir al “Tromeo” (dicese del acto de “tromear”, es decir, ver y reivindicar las películas de troma) a las nuevas generaciones, les vendrá como agua de Mayo.
No quiero decir que este documental, sea la manera de hacerlo en nuestro país, ni que esté concebido con esa mentalidad, ni mucho menos. Pero si es cierto que es una buena manera de recordarle a los fans de Troma, si es que aun queda alguno, que esta aun existe, y que en España fue una gran influencia en los 90 para el aficionado mas garrulo, ese que además, prácticamente ya está extinto.
Para ello, gente influyente del fandom como Mike Hostench, Hernan Migoya, Ladrón, Nacho Cerdá, Manolito Motosierra, Manolo Valencia, o los indispensables Naxo Fiol y Dani Moreno, nos van comentando sus impresiones, que pasan desde el entusiasmo absoluto, hasta el moderado desprecio.
Normalmente, los documentales de entrevistas, donde siempre alguien tiene algo interesante que decir, por norma general funcionan, y este no es menos. Cumple su función de documentarse y documentar, y lo más importante, entretiene al espectador.
El problema es, que mas allá de aquellos primeros filmes “tromaticos”, como por ejemplo EL VENGADOR TOXICO, o aquél catalogo de distribución (del que el propio documental se hace eco), el ¿fenómeno? Troma, personalmente, me interesa muy poquito, pero, eso si, miro el documental con sumo interés y compruebo como Migoya, no desaprovecha ninguna ocasión para dejar en evidencia el sistema de producción cinematográfica en nuestro puñetero país.
Dirige Marc Gras, el cual, según Imdb, ha rodado entrevistas a José Luis Merino y a Paul Naschy.

viernes, 12 de noviembre de 2010

MUTANTES EN LA UNIVERSIDAD

Aunque cuando se lanzó "Mutantes en la universidad" Troma ya llevaba años activa, no hay duda de que esta, junto al primer "Vengador Tóxico", fueron los verdaderos arranques de lo que, a partir de ese instante, sería la "fórmula -temporalmente- infalible" de Lloyd Kaufman y Michael Herz para destacar entre la ingente cantidad de subproductos paridos desde todos los bandos. Mete humor cazurro, mete tetas, mete gore y mezcla todo ello con unas buenas dosis de caos y locura (que ya estaban en sus comedias previas, tales como "Viva la juerga" o "Pegado a ti"). Es evidente que "Mutantes en la universidad" intenta estirar de la cuerda de "Toxic" (el hipócrita mensaje pseudo-ecológico, los residuos verdes burbujeantes, los punkarras malos e incluso -aunque aquí se reduzca a una escena- un héroe invencible resultado de accidentes químicos), y bien le salió la jugada porque, como sabréis, de este film, originalmente titulado "Class of Nuke´em High", salieron dos secuelas más, justo cuando la Troma vivía su mejor momento.
En la central nuclear de Tromaville hay una fuga de residuos. El jefe de la misma decide ocultarlo, así que en el instituto que hay cerca los estudiantes comienzan a verse afectados sin que nadie pueda hacer nada. De entre todos ellos, una chica (la deliciosa y muy muy muy apetecible Janelle Brady) quedará preñada de un bichejo que, tras otro baño de residuos, crecerá hasta un tamaño considerable -muy guapo por cierto- y la liará a hostias con los protas y con la panda de punkarras que son, obvio, el terror del insti. Supongo que no pecaré de lerdo si digo que esta peli es la versión Troma de "Curso 1984" o de cualquier otro producto de "colegios conflictivos", lo que no deja de ser chocante que tantos sabios asocien a la factoría al espíritu del punk rock, dado que en sus "primeras" películas los malos siempre iban con la estética del imperdible, un pensamiento este muy conservador.
Al principio hablaba de la "fórmula Troma". Bien, es evidente que hoy día está ya gastada. En "Mutantes en la universidad" y "Toxic Avenger" aún se logra mantener cierta sobriedad, Kaufman y los suyos están más preocupados en contar una historia entretenida que en desfasar. Luego, a base de estirarla cual chicle y abusar de ella, perdió su sentido. Hoy día cualquier producto Troma es sinónimo de caos, de desmadre por desmadre, de acumulación por acumulación, de ver al puñetero Kaufman haciendo el paria delante de la cámara (que buenos tiempos aquellos en los que se limitaba a dirigir!!!), a hacer chistes autocomplacientes y no parar de mirarse al Trombligo...a veces sale bien ("Toxic Avenger 4"), otras sale mal ("Poultrygeist: Night of the Chicken Dead").
Viendo este "Mutantes en la universidad" me he dado cuenta de dos cosas. Uno, de cómo en su momento el film llegó a fascinarme, no paraba de verlo, me encantaba (y que, by the way, ¡alquilé en "El Corte Inglés"!. ¡Que caratula más guapa la Española!, supera a todas las demás). Me atrevería a decir que, aunque el vengador tóxico tiene más carisma, "Mutantes..." es mejor película (con una dosis menor de violencia y sadismo). Dos, el cómo echo de menos aquella etapa de la productora... hoy todo lo que hacen me suena a refrito, a auto-plagio mal entendido y peor aplicado incluso por ellos mismos.
Tal vez sería momento de que Troma se planteara un cambio... aunque imagino que les da terror la simple idea de alterar la percepción que su público fiel tiene de ellos. Eso no impide la existencia de desinformados promulgando que Kaufman y los suyos hacen "lo que les da la gana". Sí claro, ¡y unos cojones!.
Dirigen esta simpática y entretenida locura el propio Kaufman tras pseudónimo (Samuel Weil) y Richard W. Haines, responsable también del tochito "Splatter University" y de la visible "Asesinos del espacio".

miércoles, 13 de abril de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 8 (ZETISMOS)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....


Fabulosa imagen que rezuma exploitation por
todos sus poros. Tetas (y además vaya par!! para censurarlas
-ya saben, blogger y sus tonteridas- hemos tenido que fabricar
dos roscas negras enormes, así que imaginen el tamaño de los 
pezones!). Violencia. Y Al Adamson como responsable de todo ello.




Más exploitation y más astros de la negación. En
este caso hablamos del gran Tim Kincaid y de su
película "Breeders" o "La muerte ataca en Nueva York".
No hay mucho que decir, salvo que esa mugre blanca en la que se
pringan/bañas las mozas se supone líquido extraterrestre... aunque es 
evidente a qué recuerda realmente.


Y para negaciones y mugre, nada como recurrir
a la Troma y tres de esas pelis mierdosas que
solían pillar para distribuir y a las que fabricaban
carteles llamativos, coloristas y acojonantes. Vamos, la
especialidad de la casa. El de arriba es "Maniac Nurses
Find Ecstasy" y no, no la he visto. Ni creo que lo haga.


"Curse of the cannibal confederates" estaba considerada en su
día por el mismísimo Sr. Lloyd Kaufman como LO PEOR de su catálogo.
¡¡Madre mía, como tendría que ser!!  No muy estupenda, según he
leído 
(no obstante, y coherente con la mentalidad mercantilista
de esta peña, fíjense en la frase publicitaria arriba del cartel,
bien positiva y firmada por... como no... ¡"Troma Times"!, el folleto
publicitario que editaban entonces. Y, también, la única "prensa escrita"
dispuesta a tal hazaña). Sin embargo, tal y como anda el patio
actualmente (especialmente 
en los "headquarters" de Troma) seguro
que la película ya ha sido superada en cuanto a negación.
Y con honores.


A diferencia de las anteriores, "La venganza de Daphne" sí la
alquilé y vi en su día. O, mejor dicho, la sufrí. Ya saben la
cantinela, entonces nos pensábamos que todo lo que llevaba el
sello Troma era como "El vengador Tóxico" o "Mutantes en la
universidad
". ¡¡Juas!!. Aún así, miren lo que les digo, no
me importaría volver a deglutirla... ni que sea por 
morbosa curiosidad. ¿Osaré dar tan fatídico paso?.
Veremos...
(Sí, lo dí)



Otros que tal, los chavales de Empire, especialmente
en lo que se refiere a su división de carroña dura, la
"Beyond Infinity Films". En este caso estamos ante dos imágenes
de "Psychos in Love", que Víctor reseñó sabiamente en su momento.
El tipo tumbado en el suelo es el legendario Carmine Capobianco (RIP).

Reflexión: Que nos obliguen a censurar bonitas ubres, pero permitan
publicar imágenes tan brutas como la arriba expuesta, es algo que
perturba y preocupa bastante, la verdad.


Y para tipos legendarios...
Y negados...
Y carroñeros....
Bruno Mattei! Lo que tenemos aquí es el
precioso cartel de su nada preciosa "Shocking Dark", es
decir "Terminator 2" según la distri española.
Ninguna queja al respecto. Después de todo, de eso va el zetismo
y la explotación, de engañarnos con carteles bien chulos.
Y para muestra, un botón... y de los grasientos...



Aunque no podría jurarlo, diría que este
fabuloso cartel de un supuesto "Alien 3" cortesía del 
amigo Mattei pertenece a cuando la arriba mentada
"Shocking Dark" solo era un proyecto encima de la mesa.
Coinciden intenciones argumentales (no olvidemos que aquella es
más "Aliens" que "Terminator"), director y responsables de
los efectos especiales (los hermanos Paolocci). Sin embargo, que la Fox
se enterara y les amenazara con una demanda -así es como fue- empujó
a que Mattei y "Flora Films" al completo decidieran cambiar el título del
proyecto... pero mantuviesen intacta su esencia plagiadora. ¡¡Bravissssimi!!.

jueves, 17 de marzo de 2011

GRITOS DE AGONIA

Lo mejor de esta película lo tenéis en los primeros tres minutos. De verdad. Luego ya podéis quitarla tranquilamente.
Hace muchos años, antes de que la Troma se pusiera de moda entre retrasados y oportunistas, a mi me dio por investigar en videoclublandia a la búsqueda de sus productos. Entonces era bastante más difícil dar con ellos, nadie la conocía y sus films llegaban aquí importados por oscuras compañías. En aquellos tiempos, tierno jovenzuelo como era, ignoraba por completo que Troma solo tenía dos o tres pelis buenas, o cuanto menos divertidas, y que el resto era una mierda pinchada en un palo. Con semejante desconocimiento por bandera sufrí en mis carnes cosas como "La venganza de Daphne", "Surf Nazis Must Die" y... sí, "Gritos de agonía" ("Girls School Screamers" in the U.S.). Creo recordar que flipé con el arranque, y luego me dormí o directamente la quité.
Pasados todos estos años, y con los principios de Troma total y absolutamente prostituidos (algo que ya ocurrió cuando el "boom", pero nadie quiso darse cuenta), vuelvo a consumir esta caquita, con el "modo paciencia" puesto en "on".
Una colegio de monjas recibe como herencia una casa encantada. Las hermanas van para allá, acompañadas de sus sabrosas estudiantes, con la intención de hacer inventario. Pronto... no, perdón, tarde, demasiado tarde, las muchachas comenzarán a ser asesinadas por un ente misteriosa.
Hasta el puto minuto 50 no hay ni un solo crimen. Y no esperéis gore por doquier, porque no. ¡Ah!, y tampoco tetas. Una peli de terror protagonizada por colegialas ¡¡y sin una sola ubre!!. Mal, Lloyd Kaufman, mal. Pero ya sabemos cómo funcionaba la Troma: pilla una peli indie de tercera división que nadie más ha querido, métele un título llamativo, hazle un poster super-chulo y atractivo que, en realidad, nada tenga que ver con la peli y con su espíritu y, enga, a venderrrrrrr... y a decepcionar al paciente público del horror.
Bien, he soportado entera "Gritos de agonía". Sin avance rápido y sin dormirme. ¿Es buena?, no. ¿Es una mierda?, no exactamente. Es... psss, ¡¡aburrida!!. Mucho. Pero es que cuando me lo propongo, puedo soportar lo que sea (aunque menos que el campañero Víctor). Si ese no es tu caso, evítate el chiste fácil: Los gritos de agonía los darás tu viendo esta cosica.

miércoles, 10 de marzo de 2010

TERROR FIRMER

No me considero muy "Tromero". Aún así, debo reconocer que cositas como "El monstruo del armario", la saga de "Toxie" y un poquito "Sgt. Kabukiman Nypd." sí me hacen tilín, pero lo demás, nada. Me refiero a los films producidos por "Troma", no a los distribuidos.
De vez en cuando me gusta echarle un vistazo a lo que van haciendo el señor Kaufman y su troupe. Por eso me apetecía ver una de sus últimas incursiones en la dirección, esta "Terror Firmer".
La película transcurre a trancas y barrancas en el set de rodaje de lo que, suponemos, una nueva aventura de "Toxie", lo que justifica su continua aparición, acompañado también por "Kabukiman". Junto a ellos, y los demás, una encorbada pero sexy mujerzuela que aprovecha sus encantos para ir despachando a los miembros del equipo de rodaje, quienes se van enamoriscando haciendo el cabra por ahí. Y, lo crean o no, esta sería la sinposis  de lo que
es un auto-homenaje en toda regla. Ya, ya se que cada película de la "Troma" es un jodido auto-homenaje y que siempre que pueden tiran de icono propio, pero en este caso es más palpable por eso de que se encuentran rodando una producción de la casa.
Lloyd Kauffman se sabe querido por los "Tromamaníacos" y por ello se reserva el papel de director ciego con muchos y variados gags. Si en un producto "Troma" -post "Vengador Tóxico"- siempre hay gore, aquí hay más. Si hay tetas, aquí hay el doble. Y si siempre domina la función el cachondeo, quizás "Terror Firmer" sea la más cachonda y exagerada de todas ellas. Pero falla la historia, no ya por inexistente (lo cual sería un punto a su favor), sino por endeble y poco cuidada, por sosa y escasamente interesante. La que podría ser la obra cumbre de la "Troma" pasa a ser una más del montón. Cuenta con los elementos oportunos para ser muy divertida, pero al final uno acaba de "Terror Firmer" hasta los mismísimos cojones.
Con todo, las referencias que hacen a estrellas del "mainstream" que empezaron reclutados en sus filas y, especialmente, cuando comentan en tono jocoso cuales son las mejores pelis de Spielberg ("Always", "Hook" y "1941") merecen la pena. Pero nada más.
¿Mencionar que sale Ron Jeremy es de ser gilipollas?

sábado, 20 de noviembre de 2021

HELLITOSIS: THE LEGEND OF STANKMOUTH

Existe en los USA -¿donde sino?- una corriente dentro del mal llamado "cine independiente" -yo lo llamo "cine amateur" porque no veo nada despectivo en tirar de la etiqueta-, concretamente aquel situado en los ámbitos del terror, el fandom y las convenciones, que basa su esencia en imitar las correrías de Lloyd Kaufman y su flamante Troma (junto al siempre olvidado Michael Herz, cuya marcha fue, al parecer, el verdadero detonante de la decadencia de la compañía). Chavales formados con "El vengador Tóxico", "Mutantes en la universidad", "Pegado a ti", "¡Vaya camareras!" o "Viva la juerga" (pertenecientes a la mejor etapa de Troma) y que, en cuanto una video-cámara cayó en sus zarpas, decidieron replicar lo aprendido. Yo los llamo los cachorros de la Troma. Peña como Chris Seaver, Mike C. Hartman, Richard Mogg, Nathan Rumler, Dave Wascavage, Rick Popko + Dan West, James Balsamo, Doug Sakmann, Kevin Strange o Adam Thorn. Algunos, con el tiempo, incluso acabarían currando para Kaufman y cía.
Hay un modo muy sencillo de identificar estas películas. Primero, el formato. Como he puntualizado antes, están paridas en vídeo. Generalmente el de uso doméstico. Segundo, tienden a mezclar terror o fantástico con comedia, una -obviamente- muy gruesa, escatológica y políticamente incorrecta, siempre tirando de delirantes conceptos basados en el caca, culo, pedo, pis. Y, tercero, rara es aquella que no cuenta con un cameo de su gurú, Lloyd Kaufman himself.
Bien, todos esos atributos los encontramos en "Hellitosis: The legend of Stankmouth", que pueden localizar en Amazon Prime como "La leyenda de bocapestosa" con unos agradecidos subtítulos en castellano. Su director, Rob Mulligan (o Robert J. Mulligan III), había colaborado ya con Troma en algún momento, así que encaja muy bien en el grupito arriba mentado. Él y su peli, claro.
"Hellitosis..." cuenta la historia de un par de parejas, + la tipa de la agencia inmobiliaria, que visitan una casita con la idea de adquirirla. Una vez allí, sacan el alcohol y comienzan a ponerse hasta el culo. De mientras, una presencia extraña les observa en la sombra. En cuanto uno de ellos se aparte de la manada, será atacado y exterminado. Si hasta aquí todo parece apuntar que estamos ante un slasher trilladísimo, es el aspecto del atacante lo que rompe con tal sensación. Bien, se trata de un caballero con notable sobrepeso, unos slips blancos como única prenda, el cuerpo rociado de caca y... un culo en lugar de boca por el que se tira pedos continuamente y, de vez en cuando, echa hilillos de mierda. Su especialidad consiste en extraer las vísceras de sus víctimas. Que siempre proceda igual da que pensar si no será un modo de simplificar los efectos especiales. Usando las mismas tripas para todos. En este apartado destaca el pobre infeliz al que se le extraen por la boca con ayuda de un desatascador chorreante de excrementos.
El problema de "Hellitosis..."... bueno, tiene muchísimos toda ella. Pero el más llamativo es que, quitando el "gag" del aspecto y condición del "villano", lo demás es rutina pura. Paseos por la casa buscándose unos a otros. Los crímenes, todos iguales. Diálogos chorras a base de mucho "fuck". Etc. Y, claro, en cuanto el chiste ha dejado de sorprender y ser gracioso, la movida se torna aburrida y monótona. Porque, aunque se suponga comedia, en realidad esta solo la aporta el del culo-boca, y el deseo de ofendernos desesperadamente a base de escatología, el resto es puro slasher de manual. Tengamos en cuenta que la peli dura escasos 74 minutos, reducidos a unos 60 gracias a los insanamente extensos créditos finales (encima, para mostrarnos los mismos nombres una y otra vez). Pues, aún así, se hace muy cuesta arriba.
Entonces, como basurilla curiosa, semi-graciosa y llamativa, vale. Tiene un pase. Pero como todo lo demás... no. Me hizo ilusión localizarla en Amazon Prime y me la vi con mucha voluntad. Pero nada impide que sea... lo que es.

miércoles, 30 de noviembre de 2022

GALERÍA DE ESCANEOS BONITOS 20 (TROMA)

Imágenes extraídas de las fermosas páginas de "Mad Movies", "L´Ecran Fantastique" y otras revistas franchutes que me alegraron la adolescencia por ahí los años 80/90....

Igual que en nuestra galería anterior hablábamos de cuando Jess Franco era una entidad oscura, desconocida y no excesivamente explotada (lo que hacía de él alguien realmente enigmático y fascinante), hoy podemos decir lo mismo de la Troma. ¿Se imaginan una entrevista con su mecenas, Lloyd Kaufman, sin que se publique una imagen de él haciendo el payasito? Que gustazo, ¿verdad? Especialmente si en su lugar se decantan por una estupenda instantánea de la no tan estupenda "Gritos de agonía".
Esto salio publicado en un "L´Ecran Fantastique", a raíz de la visita de los tromáticos al Festival de Cannes de ese año, que sería mediados de los ochenta o por ahí. Obviamente el idioma es el francés, así que, si quieren pillar lo que se dice, o hacen un cursillo intensivo o tiran del traductor de Google. Valdrá la pena, hablamos de la Troma de los inicios, con sus "mejores" películas a todo trapo y, diga lo que diga Kaufman, será mucho más interesante que cualquiera de las gilipolleces de manual que suelta en entrevistas recientes, condicionado por ese irritante personaje en el que tuvo la mala fortuna de convertirse hace ahora ya muchos años.
Para ampliar la imagen, Ctrl + botón izquierdo del ratón.


sábado, 23 de julio de 2022

FILTHY McNASTIEST: APOCALYPSE FUCK (o EL SEAVER NO OCUPA LUGAR - 1ª PARTE)

Tras facturar los consabidos fan-films sobre "Viernes 13" o consortes con la cámara de vídeo familiar, Chris Seaver descubrió a Troma y decidió cambiar de tercio aplicando las tácticas de la factoría de Lloyd Kaufman (y Michael Herz), es decir: humor cafre, escatología y el habitual tono ultra-desmadrado presente en títulos como "El vengador Tóxico", "Viva la juerga" o "Mutantes en la universidad". De su cosecha "geek" añadió guiños a la cultura popular y los inevitables clásicos del terror moderno. Todo ello cocinado bajo el nombre de "Low Budget Pictures". Armado con sendos dvd´s bajo el brazo, y dispuesto a llamar la atención, se convirtió en una presencia constante en las Cons de media Norteamérica, lo que comenzó a granjearle cierta reputación. Sus películas se vendían muy bien, esputando todo un séquito de admiradores (e imitadores, en breve hablaré de uno de los más "destacados"). Consciente de ello, J.R.Bookwalter comenzó a editarle a través de su flamante sello "Tempe Video" cualquier cosa que pariera. Seaver llegó a ganarse la vida con sus video-costras, por lo que, inevitablemente, se veía en la tesitura de grabar sin descanso (hasta cinco en un año), pero también sin ganas ni ilusión, meramente por sacarse unos reales. Podemos hablar incluso de un "Seaververse" o "Seaverse", con personajes propios (como Deathbone, Bonejack, Teenape, Mulva, Puggly, entre muchos otros) apareciendo continuamente en las películas para mayor algarabía de los incondicionales.
A estos, y la cada vez más notoria fama de Chris Seaver, había que sumar los que le detestaban con pasión y aborrecían su estilo de comedia inmadura, propia de un niñato adolescente que se ríe de sus pedos. Hubo quien le calificó como "el peor filmmaker de la historia". Y, lo crean o no, esa mala fama le pasaría algo de factura con los años. No suele figurar en las enciclopedias del SOV reciente. Y en su actual faceta de YouTuber de la cultura pop ochentera, tampoco es que atraiga multitudes, lo que viniendo de él, y de esa parte del globo terráqueo, es muy raro.
Lo narrado ocurrió a lo largo de los dosmiles. Y puesto que todo aquello que comienza debe acabar, la debacle vino cuando, irónicamente, Chris Seaver logró, por fin, su preciado sueño: entrar a formar parte del imperio Troma. Lloyd Kaufman le fichó legal y oficialmente (llegando a mentarle como director de una secuela de "Sgt. Kabukiman N.Y.P.D." -supuestamente titulada “Sgt. Kabukiman and the Lesbians of Bonejack High”- jamás materializada). Más feliz que una perdiz, comenzó con su película tromática. Sin embargo, contra todo pronóstico, las cosas fueron como el culo y una historia sórdida, nunca del todo aclarada, rompió la relación (aunque la asociación sí dio sus frutos: "Teen Ape Vs. The Monster Nazi Apocalypse", distribuida tiempo después un poco de tapadillo). Tremendamente decepcionado, Seaver se alejó de Troma, chapó "Low Budget Pictures" y comenzó de cero con un proyecto no totalmente distinto, pero más ambicioso y, por tanto, carente de la frescura casera de las películas previas.
Tras muchos años interesado en las costras del chaval, llegué a pillarme un dvd recopilatorio con varios títulos. El problema es que venían en versión original. Y resulta que el 90% de la gracia de su "obra" reside en unos diálogos que, al contrario de las apariencias, están perfectamente escritos, pensados y, en ocasiones, resultan altamente floridos... a pesar de ir cargados de referencias sexuales y tacos. Así pues, dado mi limitado entendimiento del inglés hablado, no disfruté mucho de aquel dvd. Sin embargo, hace poco tuve acceso a varias películas seaverianas con subtítulos en británico y así la cosa cambia (se me da muchísimo mejor leído). Me vi unas cuantas y, lógicamente, no pude reprimir el deseo de dedicarles espacio en este santo ciber-lugar, comenzando por la que consumí primero y, por tanto, más me impactó: "Filthy McNastiest: Apocalypse Fuck", del 2005.
La elegí a modo de desvirgue por la curiosa aparición como actor del "underground horror auteur" Andy Copp (amigo y defensor de Seaver). Resulta que, como en toda subcomunidad que se precie, muchos de los nombres habituales del SOV-ismo yanki colaboran los unos con los otros. Y, parece tonto, pero es algo que me hace bastante gracia. De hecho, sorprende también encontrar en la lista final de agradecimientos a Andrew Shearer, capitoste del colectivo "Gonzoriffic".
La movida gira en torno a un negro gordo con la polla tan pequeña que su super-tetuda novia le abandona. Desesperado, acude al demonio del sexo, D’artagnan (??), quien le concede una buena tranca pero, a su vez, comienza a perpetrar toda clase de fechorías. Entre las perlas tenemos un delirante aborto practicado "in situ" y la recreación / parodia del ridículo baile de Crispin Glover en el cuarto "Viernes 13".
A medida que veía "Filthy McNastiest: Apocalypse fuck" me percataba de que me estaba... er... ¡¡gustando!! Y no solo eso, además ¡¡me reía con su comedia voluntaria (porque de la otra, ni pizca)!! Pero lo más delirante y asombroso es que no me aburrí durante los agradecidos 50 minutos que duró. Costaba creérselo.
Ya estaba claro a santo de qué Chris Seaver había logrado éxito y cierto estatus en su momento. Contrariamente a casi todo el SOV producido en tierras norteamericanas (y, me atrevo a decir, mundiales), aquello no era un puto coñazo previsible, lento y desaborío. Desde luego quedaba lejos de ser perfecto, pero hacía gala de mucho dinamismo, frescura, chispa y, sobre todo, un agradable sentido de la diversión. Que se lo pasaron bien grabando salta a la vista y, sobre todo, se transmite. Seaver, tío listo, sabía cuales eran los males del SOVismo y no estaba dispuesto a replicarlos. ¿Cómo? evitando excederse con la duración y tomarse en serio a sí mismo y su labor. No querer aparentar más. Ni pretender lograr un "look" cinematográfico. Asume lo que hay y lo explota como parte del chiste, grabando con lo puesto, sin elementos extras, sin florituras, cámara de vídeo en mano, dotando de cierto brío a las imágenes.
También comprendía por qué Seaver decía detestar la serie Z. No hay pizca de esta en "Filthy McNastiest...". No es esa su influencia, y canta a la legua. Un poco como le pasaba a "Mal Gusto" de Peter Jackson (que para algo es una de las pelis de cabecera de Seaver) Comparten estéticas y costrosidades con el cine "trash" puro, pero no pertenecen a la misma familia.
Cuando terminó, y aturdido por la sensación positiva que me recorría el espinazo, una duda asaltó mi mente "¿Serán el resto de sus películas igual, o es que, por pura casualidad he ido a pillar una de las mejores?" Tal vez haya sido cosa de la novedad. I don´t know.
Vuelvan la semana que viene al mismo seavercanal, a la misma seaverhora, y descúbranlo.

miércoles, 10 de mayo de 2023

TROMA EN "ARKANSAS"

"Arkansas" es un thriller, un neo-noir que lo llaman, encabezonado en replicar las maneras de Quentin Tarantonto, mezcladas un poco con las de los hermanos Coen cuando les da por parir tramas policíacas, repletas de asesinatos y personajes entrañablemente inmundos. Aunque el resultado sirve para rellenar una tarde tonta, desde luego no invita a la reseña... salvo por un detalle muy curioso.
En un momento dado, algunos de sus personajes deciden ponerse a ver películas. Y la elegida no es otra que "El vengador Tóxico", de la que se muestran breves extractos en un televisor. La excentricidad terminaría aquí si no fuese porque se insiste en ello, tanto como para que lleguemos a ver un puñado de cintas de vídeo apelotonadas junto a un reproductor (la escena está ambientada en 1985, si no me falla la memoria) y sean todo productos Troma. Ahí va una captura demostrativa...


Si damos un rápido vistazo, estos son los títulos que reconocemos: La misma "El vengador tóxico", "Chillers" -calzando una sospechosa funda mayor que su caratula-, "Zombie Island Massacre", "I married a vampire", "Stuff Stephanie in the Incinerator" y, al fondo de todo, "Class of Nuke´Em High" (gracias don Israel Mula por el dato).
En cualquier caso, llama la atención que se incluyan cuatro películas POSTERIORES al supuesto año en el que se desarrolla la acción ("Class of..." es del 86, "I married a vampire" y "Chillers" son del 87 y "Stuff Stephanie in the Incinerator" del 89). El que tuvo la ocurrencia no hizo bien los deberes. Un caso aplicable a la siguiente escena de consumo de basura magnetoscópica, donde aparcan Troma y tiran por otra clase de roña, subproductos ochenteros de acción macarra, con altas dosis de hostias karatekas, decantándose aquí por "Kick Fighter" del 89, lucimiento para la infra-estrella Richard Norton, acompañado por otro que tal bailaba, Benny Urquidez. Una co-producción entre USA y Filipinas dirigida por Anthony Maharaj, asistente eventual de Cirio H. Santiago y producida por otro astro del cine "trash" como David Heavener. Distribuye el sello "Action International Pictures" del que eran propietarios dos monstruos del subproducto de acción: David Winters y David A. Prior. Mítico. Ahí va captura...

Resulta harto regocijante ver que, por enésima vez, Hollywood retrata al consumidor medio de esta clase de cine de baja estofa como auténtica escoria, seres escasos de luces, vulgares, inadaptados, asociales y, por supuesto, criminales. Encantador, ¿verdad?. Que echen mano de todo ese material podría ser cosa, simplemente, del imperante posmodernismo. Algo parecido a la aparición de "Nightbeast" en la apestosa "Mandy".
Todo apunta a que el culpable es el co-protagonista, co-guionista y director de "Arkansas", Clark Duke, un nombre habitual en comedias de todo porte. Que se decantara por esta clase de purria audiovisual sigue siendo, a día de hoy, un misterio.

lunes, 2 de enero de 2023

MUSICAL CANÍBAL

“Musical Canibal” es la película (no tan) amateur que llevaron a cabo los hoy archiconocidos Trey Parker y Matt Stone durante sus años de estudiante en la universidad de Colorado. Los dos individuos se conocieron allí, hicieron migas y procedieron a facturar cosas juntos, una de ellas, un trailer ficticio sobre una odisea en clave de comedia, basada en hechos reales, narrando las hazañas del explorador Alfred Packer, que fue uno de los individuos que fueron juzgados en los Estados Unidos por un caso de canibalismo, allá en 1847. El joven Parker, obsesionado con la historia de este tipo, tiró para delante con la idea de rodar un largometraje cuando se vio alentado por sus profesores y compañeros que le aseguraron que el trailer era buenísimo. Así, consiguió reunir 125.000 dólares de parte de familiares y amigos, encontrar unas localizaciones del todo creíbles y, filmando en 16mm, daría forma a una pequeña película musical que contendría todas las señas de identidad que reconoceríamos después en el cine y las animaciones de Trey Parker y Matt Stone.
La cosa va sobre este Alfred Packer que va a ser juzgado por comer carne humana durante una expedición que comanda con el fin de encontrar oro. En esta expedición el viaje se alarga, el invierno se hace insoportable y, algunos de los miembros de la misma mueren, por lo que al resto no les quedará más remedio que alimentarse de los cadáveres. Durante el juicio la acusación exagera lo acontecido notablemente, por lo que, en off, Packer narrará al espectador lo sucedido tal y como ocurrió. Entre medias chistes de toda índole, un buen montón de números musicales de baja alcurnia y algo de gore bien crudo y vistosito.
Una vez terminado el film, bajo el título de “Alfred Packer: The Musical”, Parker y Stone lo moverían por toda suerte de mercados de cine y festivales con la idea de venderlo y, con las ganancias, poder realizar otra película, pero el resultado no era lo suficientemente profesional para que los festivales la tuvieran en cuenta. Sundance les dio una sonora patada en el culo, por lo que, como revulsivo, se limitaron a alquilar salas de convenciones en hoteles para hacer proyecciones privadas y Santas Pascuas.
Después de esta experiencia, Parker y Stone seguirían a lo suyo, con sus cortos, su humor y sus animaciones, hasta 1996, cuando “Musical Caníbal” ya llevaba tres años dando vueltas por ahí y no tenía distribución, que no les quedó más remedio que vender los derechos de la película a Troma por cuatro duros. Fue lanzada en VHS y la compañía tampoco le dio una distribución masiva, sino más bien todo lo contrario. De hecho, y considerando que el personaje de Alfred Packer era muy local, para vender más cintas fuera de la tierra de origen, Colorado, Troma decidió cambiarle el título a la cinta por el de “Cannibal! The Musical”, título algo más comercial por el que se conoce hoy día a la película. No vendieron mucho tampoco con ese título. En nuestro país, emitida de soslayo alguna vez en la programación televisiva  de madrugada, recibió el título de “Musical caníbal”.
Sin embargo en 1997, ya comenzó a emitirse en Comedy Central lo que serían los primeros capítulos de una serie de dibujos animados absolutamente irreverente, protagonizada por cuatro niños y que llevaría por título “South Park”. Qué les voy a contar… Esta serie pronto sería un fenómeno social que convertiría a los jóvenes Matt Stone y Trey Parker en estrellas millonarias que recibirían el beneplácito de la crítica y público en cine, televisión y teatro, pese a que por encima de ellos siempre volaría la sombra del NC-17 (no recomendado para menores de 17 años). A día de hoy, son los dueños intocables de su producto que en pleno 2022, y con “South Park” a la cabeza, funciona como un tiro.
Por supuesto, como bueno mercachifles, inmediatamente después de su éxito, la Troma lanzaría nuevas ediciones en vídeo y DVD de la película, anunciando en la caratula que esta era una producción de los creadores de “South Park”, vendiendo DVDs a mansalva y convirtiéndose en la película más vendida en la historia de la compañía en formato domestico.
Entonces, no podemos decir que “Musical Caníbal” sea de culto groso modo, pero sí podemos decir que se trata de una película muy querida por los fans de Parker y Stone, que está muy bien considerada y que, a su manera, es un pequeño clásico.
A título personal sí que puedo considerar este un producto en algunos aspectos superior a la media (los USA en los 90 dieron mucha mierda directa a vídeo) y que, desde luego, deja entre ver el talento que, sin duda, se gastaban Trey Parker y Matt Stone, o la solvencia dirigiendo del primero. No obstante, y a pesar de tres o cuatro chistes bastante graciosos, tampoco la considero una película en demasía buena ni entiendo la locura de ciertos sectores del fandom hacia ella. Digamos que, sentándome a verla, “Musical Caníbal” funciona a la perfección una vez. La segunda, ya tengo que quitarla a la mitad. Pero no deja de ser una película meritoria a todos los efectos.
Como curiosidad, decir que Trey Parker dio papeles a todos sus amigos y conocidos, asignando así papeles de extra para algunos de sus profesores; uno de ellos era, curiosamente, uno de los popes del avant-garde cinema, Stan Brakhage.
Por la parte que les toca a los creadores, Matt Stone interpretaría un par de papeles secundarios mientras que el protagonismo absoluto recaería sobre Trey Parker que firmaría ese protagónico bajo el alias de Juan Schwartz. Por supuesto, la integridad de la estupenda banda sonora, letras y músicas, serían también obra de Parker. Y toda la película, por primigenia que esta sea, está impregnada de su particular sello.

lunes, 3 de julio de 2023

CRY UNCLE!

Comedia de bajísimo presupuesto de John G. Avildsen —llevada a cabo con poco más de 250.000 dólares— que llega justo después de haber despuntado el director con una de sus obras cumbres, “Joe, ciudadano americano”.
Se trata de una comedia de enredo de alto contenido erótico (dicen que en algunas secuencias de folleteo los actores tenían sexo real), que utiliza un lenguaje soez y que hace apología del uso de las drogas, cosas que quizás unos años después serían incluso habituales en el cine de comedia, pero que en 1971, año de producción de esta película, resultaban un poco escandalosas, propiciando su prohibición en países como Finlandia o Noruega, quienes levantaron el veto a “Cry Uncle!” en 2003. Todos estos alicientes, asimismo, consiguieron que la película fuera un tanto ignota hasta que la rescatase la Troma y se encargase de su distribución años más tarde. En consecuencia, se la procesó culto en circuitos especializados.
Basada en la novela “Lie a little, die a little” de Michael Brett, “Cry Uncle!” cuenta la historia de un excéntrico millonario que es el principal sospechoso del asesinato de una señorita. Este se pone en contacto con el detective privado Jake Masters para que investigue y descubra al culpable real. De esta forma el detective se verá inmerso en una vorágine de malentendidos, líos de faldas —muy subiditos de tono —, acoso sexual, asesinatos, violaciones e incluso necrofilia, mostrado todo en tono de comedia desenfadada para adultos. Sin embargo, y da igual que un tipo tan eficaz como Avildsen se encuentre tras el proyecto, la película se hace larga y tediosa, no resulta en absoluto graciosa a pesar de su mucha incorrección política y en general es un folletín setentero de bastante baja alcurnia. Por momentos, se torna insoportable.
Por otra parte, que Troma considerara “Cry Uncle!” para que formase parte de su catálogo —al margen de por tratarse de una extraña película primeriza y medio porno del director de “Rocky”— no es algo para nada extraño; la película es tan loca y desquiciada que, en distinto tono, sí encaja con la filosofía Troma, pero, sobre todo, hay que tener presente que el presidente de la compañía, Lloyd Kaufman, era amigo personal de Alvidsen con el que había trabajado de ayudante de producción en toda la (desconcertante) primera etapa del director. En “Cry Uncle!” además de encargarse de esa tarea, nos ofrece una aparición como un hippie puesto de ácido en un pequeño cameo. Asimismo los contenidos extra del DVD incluyen una presentación de la cinta a cargo de Kaufman y el propio G. Avildsen en la que el primero hace un poco de mofa del segundo por haber rodado tamaño despropósito, entre risas de complicidad. Una chorrada.
En el reparto tenemos, en la piel de ese detective privado que no se despoja de su sombrero de paja, a Allen Garfield. Lo conoces porque ha aparecido como secundario en infinidad de películas de todas las épocas, pero podrás reconocerle en cosas como “Primera Plana”, “Nashville” o “Superdetective en Hollywood 2”. También tenemos un papelito para Paul Sorvino que acometía una de sus primeras interpretaciones en cine y que después repetiría con Advilsen en alguno de sus títulos con mayor enjundia. Y, por supuesto, un montón de actrices de mayor o menor importancia, todas en escenas en las que se muestran en actitud concupiscente y en las que vemos pares de tetas de todos los tamaños colores y sabores, destacando las de Debbi Morgan, actriz negra que más tarde se convertiría en una estrella de la televisión y que aparecería en algunas películas mainstream, pero por lo pronto debutaba en “Cry Uncle!” mostrando dos melones que parecían extraídos directamente de Villaconejos, y generando así una polémica. Se ve que es una de las actrices que tuvo sexo real en las escenas eróticas, cosa que le pasó factura cuando se convirtió en estrella televisiva porque salió su pasado a relucir, publicándose en su momento, en la prensa sensacionalista, que había intervenido en una producción pornográfica a la edad de 14 años, es decir, en esta. Se montó un pequeño escándalo que duró lo que tardó la actriz en mostrar su partida de nacimiento de 1951, demostrando que tenía 19 años cuando hizo "Cry Uncle!". Ahora, si folló o no en sus secuencias, solo lo sabe ella. Y sobre si la película es pornográfica… me da igual que se folle en la misma; si no se muestran penetraciones, si no es explícita, es simplemente erótica. Con todo, le cascaron una X como un templo.
“Cry Uncle!” llama la atención por tratarse de una película extraña de John G. Avildsen que sobrepasa el mal gusto y lo políticamente correcto, que mola ver por lo que es, pero que, en realidad, es uno de los bodrios más aburridos que he podido consumir en lustros. Ha costado dios y ayuda verla entera, pero ¡Ahí queda!

sábado, 26 de octubre de 2013

ASESINATOS ANUNCIADOS (SCREAMPLAY)

El catálogo de Troma se divide en dos partes. Por un lado tenemos las películas de producción propia y por otro las que el sello adquiere para su distribución previo lavado de cara "tromático". Dentro de esta segunda categoría destaca la ingeniosamente titulada "Screamplay" (bautizada en España de modo menos inspirado como "Asesinatos Anunciados"), que en muchos hogares está considerada como lo más destacable del imperio Troma. Mejor o no, lo que nadie puede discutir es que "Screamplay" es un film muy peculiar, atípico, destinado a ser "cult movie" nada más nacer y que merece la buena reputación que arrastra.
Todo comenzó a mediados de los 70. Rufus Butler Seder, fan del cine de terror y aspirante a filmmaker, viaja a Hollywood desde su Boston natal. Allí conoce a dos tipos con los que acabará escribiendo el guión original de la obra. De vuelta a casa, crea junto a Dennis M. Piana el colectivo "Boston Black and White Movie Show", donde ruedan pequeños cortos abstractos de entre tres y quince minutos de duración. Llegan a producir 25 en tan solo año y medio. La cosa se vuelve tan ambiciosa que, finalmente, deciden ponerse manos a la obra con un largometraje comercial que les haga despegar, y es ahí donde Seder (que entonces contaba 38 tacos) recupera el guión de "Screamplay". Igual que hiciera Sam Raimi con "Posesión Infernal", el equipo rueda una bobina de muestra esperando así convencer a posibles inversores. Tras muchos esfuerzos, reúnen 50.000 dólares y comienza la producción un día cualquiera de 1983. Esta se desarrolla a lo largo de tres semanas. Dadas sus limitaciones, el formato elegido son unos granulosos 16mm. El equipo se mantiene fiel a la estética y las formas de los trabajos que hicieran para el "Boston Black and White Movie Show", solo que aplicándole una pátina más comercial tal y como explicaba Dennis Piana, que ejerce de productor y director de foto: "Hemos elegido cuidadosamente los diversos elementos susceptibles de seducir al público. A lo largo del rodaje, no cesamos de pensar en los espectadores, qué podría interesarles: la dramaturgia de las muertes, la estética, el look particular del blanco y negro...". Aunque en un principio, y por aquello de ahorrarse billetes verdes, la intención es rodar todo en exteriores, finalmente se opta por lo opuesto. Vamos, que no salen del estudio (por pequeño que sea) más que para viajar a Hollywood durante el fin de semana y tomar las imágenes necesarias para los trucajes fotográficos a base de proyección frontal y "mates", cosas estas de las que básicamente se encarga el mismo Butler Seder.
De entrada "Screamplay" opta por narrar una historia más bien clásica de misterio y terror, recubierta de un negro sentido del humor: Un guionista novel e ingenuo llega a la meca del cine, dispuesto a triunfar. Se instala en un hotelucho plagado de los más estrambóticos y dementes personajes. Poco a poco estos comenzarán a ser asesinados, con la mala pata de que sus muertes habían sido escritas previamente por el joven aspirante (que, por cierto, se llama "Edgar Allen"). Así, contada, parece bastante normalilla. Y lo es. A nivel narrativo "Screamplay" funciona, aunque por los pelos, rozando en ocasiones el aburrimiento. Afortunadamente, es aquí donde entra en juego su peculiar estética, tomada prestada del cine negro de los años cuarenta y, muy especialmente, del expresionismo Alemán de los años veinte (de hecho, hay un par de menciones muy directas a "El gabinete del Dr.Caligari" y "El Golem"). Claro, el contraste entre sus fabulosos y artesanos trucajes de sombras y luces y su narrativa más moderna, a base de mezclar terror y comedia, hacen del film un producto sumamente marciano y que merece verse e incluso tenerse.
Como suele pasar en estas cosas del cine genuinamente independiente, y de bajísimo presupuesto, Rufus Butler Seder se ve obligado a hacer de todo. Es el director, el co-guionista, el montador, se encarga de algunos trucajes y, obvio, de protagonizar el show. Le acompañan la troupe del "Boston Black and White Movie Show" al completo y un personaje tan interesante como la misma película: George Kuchar. Hablar de George Kuchar es hacerlo de un cacho de la historia del cine "underground" original (el de verdad, vamos). Junto a su hermano Mike, destacó en aquellos tiempos al lado de gente del calibre de Andy Warhol, Kenneth Anger o Jack Smith produciendo pequeñas películas en 8 y 16mm. Los hermanos Kuchar, y especialmente George, han dejado huella por ser los primeros en atizar al espectador a base de "trash", "camp" y "kitch", mezclando los colores chillones y el melodrama exagerado de Hollywood, con la cutrez y la sordidez propia del Bronx que habitaban. Dicho de otro modo, todo aquello que ha hecho famoso a John Waters, quien robó sin vergüenza del universo de los hermanos Kuchar. A lo largo de los años, continuaron haciendo películas de modo incansable, siempre dentro de la ultra-independencia y usando todos los formatos que tuvieran a mano (vídeo incluido). Desafortunadamente, y tras una carrera absolutamente prolífica, el año 2011 George Kuchar fallece. A día de hoy, y sin su otra mitad, Mike mantiene bien viva y humeante la llama del legado Kuchariano. Se recomienda el visionado del estupendo documental "It came from Kuchar" para saber más al respecto. El caso es que a mediados de los 80, George Kuchar fue contratado por las mentes pensantes tras "Screamplay" para interpretar a "Martin", el conserje del hotel donde se desarrolla la acción, alegando que: "Para hacer un film comercial, hacen falta varios ingredientes: litros de sangre, sexo y una estrella. Nuestra estrella es George". Por lo visto, y según cuenta el propio Kuchar en su autobiografía ("Reflections from a Cinematic Cesspool"), tanta fue la entrega que puso en la escena de su muerte -donde atravesaba una pared falsa- que se partió el tobillo, y acabó ingresado en el hospital luciendo el tétrico maquillaje de tez blanca aplicado a todos los actores de la película. ¡Qué cosas!. Este incidente arrasó con un buen cacho del presupuesto del film, algo que se sumó a los muchos disgustos que un ilusionado Rufus Butler Seder se llevaría a lo largo de la confección de su desvirgue.
Terminada "Screamplay", y tras una notoria vida festivalera, es adquirida por los mandamases de Troma y remontada a placer. Contentos con el resultado, Rufus Butler Seder y Dennis Piana planean un nuevo largometraje, a todo color y con un presupuesto de millón y medio. "Understanding Human Behaviour" se pretendía una comedia de ciencia ficción satírica inspirada en una novela de Thomas M. Disch, sin embargo el proyecto nunca vio la luz. De hecho, Seder, imagino que cansado y decepcionado por la experiencia, no hizo ningún largometraje más, prefirió enfocar su creatividad por otros derroteros. Actualmente es un reconocido artista visual, inventor y escritor de libros infantiles (algunos de ellos disponibles en España). Fascinante personaje.


Y para rematar, una imagen curiosa del rodaje, directamente escaneada de las páginas de un viejo "L´Ecran Fantastique"....

martes, 26 de abril de 2011

DIAS DE HORROR Y MUERTE

En 1986 el ínclito Fred Olen Ray compró una costrosa película setentera firmada por Don Davison (originalmente titulada HONEY BRITCHES), le añadió algunos minutos de metraje nuevo y se la vendió a la Troma, que gustosamente la rebautizó como DEMENTED DEATH FARM MASSACRE... THE MOVIE llegando a nuestros video-clubes con el simpático título español que da nombre a la reseña.
Unos ladrones de Joyas de personalidades muy características, dos chicos y sus respectivas novias, tras un gran robo, se quedan sin gasolina en la huida, en lo hondo de la América profunda, topando con una casa donde viven una señorita de muy buen ver, y su católico y paleto marido, repudiador de la gratuita carne, que sin embargo les ofrece alojamiento, puesto que la visión de una de las atracadoras, turba su libido. Por la radio se entera de que sus invitados son ladrones, y acto seguido pasan a ser rehenes de estos. La cosa se complica, cuando al follarse uno de los atracadores a la mujer del paleto, la novia del atracador corre a pelearse con la señora de la casa, que acaba muerta a golpes.
La película se adscribe alegremente a los géneros “redneck” y “violación y venganza” aunque, por lo visto, esta es la versión recortada. Teniéndolo en cuenta, la verdad es que poca cosa puedo decir, aunque por la naturaleza de la cinta, abiertamente “nudie”, me temo que los recortes, mas que de violencia, son de desnudos. De hecho, todas las protagonistas femeninas, son jamonas, muy jamonas (hay una un tanto desgarbada) que parecen paridas para hacer este tipo de películas.
No obstante, y con momentos de aburrimiento extremos, la película se deja ver con total agrado, gracias, por ejemplo, a las misóginas frases que suelta el marido católico durante toda la película: “¡Puta!, me tapo los oídos para no continuar escuchando las sucias palabras que salen de tu sucia boca”, o “Puta, ramera, ¿Cómo osas tentar a un hombre de Dios?” que son algunas de las perlas que suelta por la boca el personaje, así como el trato vejatorio al que son sometidas las mujeres durante todo el metraje. Quizás para muchos, esto sea motivo de denuncia, pero en mi (nuestro) caso, no ajenos a cierto sentido del humor, son momentos para la celebración.
Tenemos también a John Carradine, que forma parte de ese metraje añadido por Fred Olen Ray , y cuya presencia total no llega a cinco minutos. Interpreta, al mas puro estilo Bela Lugosi con Ed Wood, a un señor que nos cuenta los peligros de la carne, al principio, durante y al final de la película.
En resumidas cuentas, la cosa está entretenidilla, a pesar de ser casi toda ella diálogos. O quizás estos sean el verdadero aliciente, por lo marcianos que son. Obviamente, Troma, vendió la película a su público, de manera mucho más demencial y divertida de lo que en realidad es. Menudos piratillas.

sábado, 11 de abril de 2020

WEREWOLF BITCHES FROM OUTER SPACE

De Reverend Jen ya hemos hablado en el pasado. Fue la mano derecha de Nick Zedd en la confección de títulos del supuesto underground neoyorquino como "Lord of the Cockrings" o "The Adventures of Electra Elf", aunque con el tiempo se haya apropiado de la autoría de esos trabajos. Justamente, Zedd es uno de los firmantes, o "directores invitados", de "Werewolf bitches from outer space", largometraje que Doña Jen tardó tres años en completar. ¿Por qué? Pues, aparte de las lógicas complicaciones logísticas, debemos tener en cuenta los novios con los que compartía facturación y con los que acabó cortando antes de finiquitar el mamotreto. Como Courtney Fathom Sell, uno de esos personajes que lo mismo un día es el rey del trash como al siguiente un artista de lo más sensible, según hacia donde sople el viento. Fue coautor de "Werewolf bitches from outer space", hasta que se picó con la Jen y pasó a formar parte de los directores invitados. Así las cosas, la muchacha, que firma el libreto de la empresa, decide pedir ayuda a Dylan Mars Greenberg, curioso individuo surgido de la factoría Troma (pueden verle como actor en algunos productos recientes de la casa), amiguísimo de Lloyd Kaufman (quien se marca un papelito en "Werewolf Bitches...") y con tendencia a escudarse tras la imagen de un "enfant terrible" adicto a grabar vídeo mediante interminables largometrajes delirantes -aunque con cierto poso "arty"- a base de improvisación. Juntos pusieron punto y final a un proyecto apoyado en una trama tan fina como tópica e inimaginativa: Unas mujeres lobo del espacio exterior (concretamente de Urano) llegan a la tierra dispuestas a masacrar a todo aquello que consideran seres despreciables, es decir: machistas, artistas pretenciosos, ejecutivos de grandes empresas, fanáticos religiosos, pijas adictas a las compras, homófobos, hombres que no comen el coño, etc. El peso feminoide / pro-gay / multi-pc del invento es notorio, así que ya saben por donde van los tiros. Una colección de gags/escenas sin ton ni son que dura menos de 80 minutos, pero podría haberse prolongado tranquilamente a 120 o 180 (táctica habitual de Greenberg).
Lo interesante de "Werewolf Bitches from outer Space" es el cómo está concebida. Grabada en vídeo (con una cámara a la que nadie ha limpiado el objetivo en meses, o eso parece), cruda hasta la médula, desvergonzadamente y orgullosamente amateur (lejos de un "quiero y no puedo", pero también de esa búsqueda momentánea de lo cutre como parte del chiste referencial) y haciendo gala de un "estilo de guerrilla" abracadabrante. Vamos, que graban en medio de la puta calle, disfrazados, chillando, haciendo el loco, sin permiso e importándoles un pimiento la reacción de los alucinados transeúntes. De hecho, hay una secuencia situada en un parque repleto de gente tumbada en el césped a la que no tienen ningún miedo de perturbar. Porque "Werewolf Bitches from Outer Space" es puro caos, pura anarquía, pura histeria. La mayoría de los personajes, con algunos de ellos mirando a cámara y sonriendo alegremente, chillan como posesos, se desgañitan y hacen guarradas. Ahí se nota mucho la influencia de Troma, con gags de diarrea, vómitos y babas. También las emparenta esa sensación de ser más una fiesta que un rodaje, aunque pal caso de manera mucho más desmadrada.
Desde luego no puedo decir que sea un dechado de talento, ingenio, diversión o entretenimiento. Para nada. Es bastante palizas e irritante. Tocan los cojones esas puyas al mundo del arte pretencioso y elitista cuando es evidente que los responsables también van de artistas bohemios y artificialmente extravagantes. De esos a los que les gusta llamar la atención a base de disfrazarse con colores chillones o, en el caso que nos ocupa, desfasando con una vídeo-cámara en medio de la calle más transitada. La situación perfecta. Se llaman a sí mismos raros y son felices. Sin embargo, mentiría si no reconociera que, poco a poco, la puta peli se me fue ganando. Me acabó cayendo en gracia su descaro, el modo incapaz de rodar, esa cámara borracha que no descansa un segundo, ese aluvión de filtros y saturaciones o los abruptos cambios en el fondo musical (el tema central está muy bien, muy pegadizo). Supongo que es el tipo de amateurismo que me pone.
Aunque Janeane Garofalo aparezca como protagonista, solo la vemos diez minutos a mitad de peli. También asoma por ahí Robert Prichard, que hizo de punki malote en "Mutantes en la Universidad" y "El Vengador Tóxico", y justamente el primer superhéroe de New Jersey se deja ver a lo largo de "Werewolf Bitches from Outer Space" en plan locutor radiofónico.
Así que, sí, está curiosa. Es basura pura. De cabo a rabo. La misma Reverend Jen la califica de "pedazo de mierda" en los créditos finales y no le falta razón. Y por todo eso es tan odiosa / tediosa como gozosa.
Recomendable si disponen del estómago, el cerebro y la actitud adecuado/as.

viernes, 17 de enero de 2020

BLACK SOCKS

Un gerifalte televisivo, harto de ofrecer una parrilla sosa y para todos los públicos, decide ofrecer un programa-contenedor que consiste en mostrar una serie de cortes de tipo sexual, así como ofrecerá spots televisivos que sobrepasen las fronteras de lo permisivo.
Casi como si se tratara de una película de sketches con un hilo conductor que sirve de nexo de unión, “Black Socks” básicamente es una película en la que su primer tercio es palique insustancial por parte de este señor que quiere revolucionar la televisión y, el resto del film,  lo compone el supuesto programa televisivo que este produce en el que vemos una serie de secuencias picantes en teoría graciosas y provocaciones de todo tipo. No contentos con filmar a señoritas de buen ver en distintas situaciones de tipo sexual, también veremos una secuencia en la que una de ellas recibe una brutal paliza a base de cinto, cañería, fusta y látigo, que podría ofender a cualquiera de no ser porque la simulación es demasiado mala; se nota demasiado, diría que intencionadamente, que el individuo golpea el suelo y no a la señorita.
Un batiburrillo de lo más estúpido y falto de carisma, aburrido, sin mucho interesante que ofrecer, que se deja ver por liviano, pero que no supera ningún tipo de expectativas. Su naturaleza exploiter es la única razón de ser para interesarse por ella, pero yo creo que ni por esas. Se estrenó con un cartel que ofrecía un elenco que no salía en la película, pero en posteriores ediciones videográficas a cargo de la Troma, el pirata de Lloyd Kaufman hizo exactamente lo mismo; darnos carátulas de vídeo que ofrecían chicas que no aparecían en la película y situaciones que tampoco.
Con el título inicial de “Black Socks” y en un intento de aprovecharse del tirón de las películas de Russ Meyer, esta sandez en celuloide pronto pasó a titularse “Video Vixens!” y así es como se la conoce hoy en día, incluida en la versión que distribuyó la Troma y que es la que rula en DVD por todo el mundo. Es precisamente por el parecido de su título con el de los más populares de Meyer que esta película está en el mapa. La gente la ve, porque en su ignorancia, cree que va a ver los súper melones de las películas de Meyer. Y verá alguno que otro, pero esta cinta va por otros derroteros.
Con gran parte del equipo técnico de “La última casa a la izquierda” de Wes Craven implicado en la producción, la película la dirige una leyenda de los nudies —y los roughies—, Red Sullivan, quien algo raro le vería a esta película cuando  decidió firmarla bajo un pseudónimo, Henri Pachard. Después continuaría firmando sus películas con su nombre real hasta que en los 80 se pasó al porno y a partir de entonces solo utilizaría su seudónimo. “The Devil in Miss Jones Part. II” o “Sexcapades”, serían dos de sus películas porno más populares.
En el reparto, donde abunda el seudónimo a tutti pleni por parte de los actores, cabe destacar la presencia de ese entrañable actor de tercera fila habitual en todo tipo de subproductos (y también películas mainstream) que es George “Buck” Flower que aquí da vida a un extraño director de cine.
Bastante prescindible y, como digo siempre, solo recomendable a los que les pueda la curiosidad; esta siempre será saciada.

miércoles, 1 de abril de 2020

ALGUNOS FOTOCROMOS DE "EL MONSTRUO DEL ARMARIO"

Que una película con cierta prestancia presupuestaria, y un reparto repleto de rostros populares, acabe en el catálogo de la Troma más ochentosa, significa algo. ¿Qué? Pues que no es, desde luego, gran cosa. "El monstruo del armario" hizo cierto ruido porque, durante el auge de la factoría neoyorquina, estaba en boca de todos junto a basurillas del calibre de "Surf Nazis Must Die!" o "Gritos de agonía". Es decir, la ristra de películas que Kaufman y cía se limitaban a distribuir porque, en esencia, nadie más las quería. Que eso pasara con las mentadas, o con "La venganza de Daphne" e "Igor y los lunáticos", se comprende. Pero sorprende en el caso de "El monstruo del armario" tratándose como se trata de una comedia blanca como la lefa, sin violencia y casi casi nada de sexo (lo único que vemos son las ubres de la preciosa Stella Stevens.... lástima que en el momento de rodar contara con casi cincuenta tacos!!!). En la época era uno de los títulos que menos me atraían de Troma justo por ese motivo. Y no la había vuelto a ver desde entonces. Revisada hace unos días, pues no puedo decir nada mucho mejor de ella. Es una cosa tonta, sosa, aburrida y sin la más mínima muesca de imaginación. Resulta tan elemental y básica en sus ideas y resoluciones que desconcierta. Su director, Bob Dahlin, no haría mucha carrera como tal, pero sí como asistente o responsable de la segunda unidad. Al final, lo más destacable es la presencia de un jovencito Paul Walker.
Claro que si me la comí entera se debe, obviamente, a que disponíamos de los fotocromos y no podíamos colarlos en el blog sin comentar nada de la interfecta. Que exista tal material significa que pasó por las salas de cine, aunque no me suena que así fuese en la Ciudad Condal. Supongo que de lo contrario me habría enterado.
Disfruten.